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Sábado 18 de junio 2022 a las 11 h En la Santa Iglesia Catedral de Sevilla

El Santo Padre Francisco aprobó su beatificación en diciembre de 2019 que iba a tener lugar en 2020, pero la pandemia obligó a aplazar la ceremonia.

Veinticinco de los nuevos beatos eran frailes dominicos martirizados en Almagro (Ciudad Real) y en Almería, además de un laico dominico, reputado periodista, que sufrió el martirio en Almería, y una monja dominica de Huéscar, que se convierte en la segunda monja dominica española en ser beatificada en toda la historia de la Orden.

El domingo 19 de junio se celebrará la Misa de acción de gracias en la Parroquia de San Jacinto de Sevilla.

Historia y datos tomados de https://www.dominicos.org/beatificaciones-2022/biografias/

Mártires de Almagro

En julio de 1936, tras ser asaltado el convento dominico de Almagro, sus religiosos, refugiados en casas de familias cristianas, fueron apresados. Trece dominicos de su comunidad fueron inmolados en la noche del 14 al 15 de agosto de 1936 en las afueras del núcleo urbano de Almagro. Son estos:

1.- Ángel Marina Álvarez, sacerdote.

Nacido en 1890 en Barruelo de los Carabeos (Cantabria), era el prior de la comunidad. Pasó buen parte de la vida en Almagro, Venezuela, Cuba, Tenerife, donde fue superior y párroco. Recibió el martirio a los 46 años. Sus reliquias reciben veneración en la iglesia de Santo Tomás de Aquino de Sevilla.

2.- Manuel Fernández (Herba), sacerdote.

Nació en Lisboa en 1878, y tras sus estudios en Galicia y Asturias, tras su ordenación en 1897 pasó a restaurar la provincia Bética. De misionero en Venezuela, a su vuelta estuvo en el colegio de Cuevas de Vera (Almería). Siendo Prior de Almagro, fue elegido Prior provincial en 1919, inaugurarando un seminario menor, anexo al convento, que albergaba 48 alumnos en cinco cursos. Reelegido en 1931 no pudo celebrar el capítulo en mayo, por la persecución religiosa que se vivía en la zona.

3.- Natalio Camazón Junquera, sacerdote.

Nacido en Castromocho (Palencia), en 1873, hizo estudios de latín en su pueblo con el Párroco, hasta que fue al noviciado dominicano de Corias (Asturias) en el que profesó en 1889. En la Provincia Bética su primer destino fue Almagro, pero afectado ya por la sordera, que le impedía oir en el confesonario y la predicación, fue destinado a la administración de las revistas de la tipografía «el Santísimo Rosario».

4.- Antonio Trancho Andrés, sacerdote.

Nació en Becerril de Campos (Palencia) en 1900. En Almagro tomó el hábito y profesó en 1918, siendo desde 1926 profesor de apologética, teología moral y bibliotecario. Le asesinaron los 36 años. Sus reliquias han sido trasladadas a Sevilla.

5.- Luis Suárez Velasco, sacerdote.

Nació en Pelúgano, Oviedo en 1897, tomó el hábito en Almagro donde profesó en 1917. Estudió teología en San Esteban de Salamanca y recibió el presbiterado en el seminario pontificio en 1924.Pasó al «Angelicum» de Roma y a l’École Biblique de Jerusalén. Obtuvo la licenciatura en Sagrada Escritura. Se entregó al apostolado entre su juventud de Acción Católica.

6.- Eduardo Sainz Lantarón, sacerdote.

Nació en Renedo de Valdearroyo (Cantabria) en 1906. Tomó el hábito en Almagro en 1923, junto con el beato Tomás Morales, incluido en la Causa de Almería. Profesó en 1924. Ordenado sacerdote, enseñó filosofía en Almagro y humanidades en la escuela apostólica de la que en 1935 fue nombrado Director. A los 29 años le dieron muerte. Sus reliquias se veneran en Sevilla.

7.- Pedro López Delgado, sacerdote.

Nació en 1909 en Nogarejas de la Valdería, diócesis de Astorga y provincia de León. Ingresó en Almagro en 1925, con el beato Fernando Grund, mártir en Almería. Profesó en 1926. Estudió en Almagro y en el «Angelicum» de Roma hizo el examen para el grado de Doctor en Teología, con la calificación de «Summa cum laude». En 1932 hizo en Roma el juramento antimodernísta, prescrito por San Pío X en su motu proprio «Sacrorum Antistitum» siendo ordenado presbítero en 1933. De gran ingenio, aunque corporalmente débil, dio clase en Almagro durante el curso (1935-1936). A los 27 años le asesinaron. Sus reliquias se hallan en la iglesia de Santo Tomás de Sevilla.

8.- Francisco Santos Cadierno, religioso estudiante.

Nació en 1913 en Nogarejas de la Valdería, diócesis de Astorga y provincia de León. Ingresó en Almagro en 1929 con los beatos Paulino Reoyo García, Santiago Aparicio López y Ricardo López López. Profesó en 1930. Vivió espiritualmente de la piedad, de las visitas al Santísimo y de su acendrado amor a la Santísima Virgen. Sus reliquias están en Sevilla.

9.- Sebastián Sáinz López, religioso estudiante.

Nacido en Santa Lucía de Villasuso, diócesis de Santander en 1915, tomó el hábito en Almagro, y profesó en 1933. Se conserva carta, de 7 de julio de 1936, donde refería que un grupo de estudiantes había salido el 3 de julio para pasar una parte del verano en Scala Coeli (Córdoba), y que el 5 de agosto se desplazarían hacia Córdoba los religiosos estudiantes que habían permanecido en Almagro, para volver en septiembre al convento. Pero los primeros no volvieron en la fecha prevista, y, los segundos, estaban encarcelados y algunos ya asesinados, entre ellos el nuevo beato Sebastián.

10.- Arsenio de la Viuda Solla, hermano cooperador.

Nació en Valdespino Vaca (León) en 1880. Entró en la Orden como donado en el convento de Zafra (Badajoz) en 1903 donde profesó en 1907. Destinado al convento de Cádiz, hizo la profesión solemne en 1910. Fuerte, robusto, de buena salud, en la comunidad en Almagro fue cocinero que servía alimento diario a numerosos pobres y asiduo en la visita a los enfermos. Ejemplo de piedad, centrada en la Eucaristía y en la devoción a María se mantenía en oración mental durante sus trabajos manuales. Religioso perfecto servía con devoción a los sacerdotes en la celebración de la Misa. A los 56 años le dieron muerte. Sus reliquias se hallan en Santo Tomás de Sevilla.

11.- Ovidio Bravo Porras, hermano cooperador.

Nació en Fuente Andrino (Palencia), en 1908, Tomó el hábito de hermano cooperador en 1934, profesando en 1935. En apenas en dos años de vida religiosa Dios le juzgó maduro para el cielo. Recluido en la cárcel con los demás religiosos, purificaba su alma en la oración y la paciencia en los tormentos que sus enemigos le prodigaban. Su vida religiosa fue un tesoro de virtudes bajo la más extraordinaria humildad.

12.- Dionisio Pérez García, hermano cooperador.

Nació en Villalvilla de Villadiego (Burgos) en 1912. Ingresó en 1930 en Almagro, junto con el beato Justo Vicente. Profesó en 1933. Deseaba ser misionero y dar la sangre por Cristo. En la casa –prisión de Almagro, donde acompañó a la comunidad, era el encargado de buscar la comida para los presos. Salía todos los días y llegaba al convento [casa – prisión] acompañado de hombres armados. Fue asesinado a los 24 años.

13.- Fernando García de Dios, novicio para hermano cooperador.

Nació en San Felices de los Gallegos, diócesis de Ciudad Rodrigo y provincia de Salamanca, en 1916. Sus padres fueron porteros de la comunidad de Agustinas de San Felices de los Gallegos y el nuevo beato sirvió de monaguillo en su iglesia. En 1931 fue a la escuela apostólica de Almagro y comenzó los estudios de humanidades, pero al cabo de tres años enfermó de la vista y pidió pasar a hermano cooperador. Tomó el hábito en 1935, junto con el beato Antolín Martínez-Santos Ysern. Comenzó entonces el año de noviciado, que no llegó a terminar, porque lo dieron muerte. Tenía 20 años.

Asesinado en Alcázar de San Juan

14.- Antolín Martínez-Santos Ysern, novicio para clérigo.

Nació en Campo de Criptana (Ciudad Real) en 1914.Asistió al parvulario de las dominicas de la Anunciata, donde en su infancia perteneció a la «Cruzada Eucarística» de la que fue presidente. Se inscribió luego en la «Juventud de Acción Católica».

Tras cursar el bachillerato, en 1932 pasó a Madrid, para estudiar medicina. Terminado el curso 1933-1934 y ya en casa de vacaciones, manifestó su decisión de pedir el ingreso en la Compañía de Jesús, pero, a los pocos días resolvió optar por su entrada en los dominicos de Almagro. Ayudado por fray Francisco Barbado Viejo, futuro Obispo de Salamanca, entró en el convento de Nª. Srª.del Rosario de Almagro en 1934.

Recibió un salvoconducto falso para reintegrarse a la casa paterna, pero el 21 de julio de 1936fue detenido en Manzanares (Ciudad Real) y en Alcázar de San Juan fue encarcelado con franciscanos y trinitarios, siendo asesinado a sus 21 años en la madrugada del 27 de julio de 1936. Sus reliquias no han podido identificarse.

Tres mártires en Manzanares

15.- Paulino Reoyo García, profeso estudiante.

Nació en Atapuerca (Burgos) en 1913. Muy niño ingresó en la escuela apostólica de Almagro y tomó el hábito, junto con los beatos Francisco Santos Cadierno, Santiago Aparicio y Ricardo López, en 1929. Recibió el subdiaconado de manos del Obispo de Ciudad Real, beato mártir, Mons. Narciso Estenaga el 6 de junio de 1936.

Profesó en 1930 y comenzó los estudios previos de filosofía y cursó la teología por la Summa Theologiae de Santo Tomás de Aquino. En 1934 renovó la profesión hasta marchar al servicio militar, haciendo su profesión solemne en 1934. Devoto de la Eucaristía y del rosario, le dieron un salvo conducto falso para poder salir de Almagro, que lo condujo a la muerte con sus hermanos el 8 de agosto de 1936. Tenía los 23 años. Sus restos no se han podido identificar.

16.- Santiago Aparicio López, profeso estudiante.

Nació en 1913 en Revilla de Collazos (Palencia). Entró en la Orden junto con el beato Francisco Santos y Paulino Reoyo en 1929 en Almagro. Se ordenó de subdiácono el 6 de junio de 1936, de manos del Obispo de Ciudad Real, beato mártir Narciso Estenaga. Hizo la profesión solemne en 1934. 

Se conservan cartas que el Siervo de Dios dirigía a sus padres a partir de septiembre de 1931, tras pasar una breve temporada de descanso en Scala Coeli en la sierra de Córdoba. Comunicaba que le impresionó el paro obrero en Andalucía y notificaba que a las «ermitas» de Córdoba, donde vivían trece «hermanos» ermitaños, subían a veces hasta 80 obreros sin trabajo en busca de comida.

Relata así su profesión solemne: «Ayer [7 de octubre de 1834] después de vísperas y en manos del Reverendísimo Padre General Martin Estanislao Gillet, 79º sucesor de Nuestro Padre Santo Domingo hice mi profesión solemne. Le prometí ser obediente, pobre y casto hasta la muerte, pues esto es la profesión solemne. Desde aquel momento quedé unido definitivamente a la Orden. Comprenderán la alegría que se experimenta en esos momentos, en que se promete ser obediente y sacrificarse hasta la muerte[…]. Estoy muy contento, pero muy contento.» […]. Murió asesinado, a los 22 años, en Manzanares (Ciudad Real), el 8 de agosto de 1936. Sus restos no se han podido identificar.

17.- Ricardo Manuel López y López, profeso estudiante.

Nació en Olmos de Atapuerca, diócesis y provincia de Burgos, el 13 de enero de 1914. Antes de ir a la escuela apostólica de Almagro a los 12 años, ayudaba a sus padres en los trabajos del campo. Tomó el hábito, junto con los beatos Francisco Santos Cadierno, Paulino Reoyo García y Santiago Aparicio López en 1929. Profesó en 1930. Renovó la profesión hasta el servicio militar en 1935. Hizo la profesión solemne el 19 de febrero de 1936. Murió asesinado, a los 22 años, en Manzanares (Ciudad Real) el 8 de agosto de 1936. Sus restos no se han podido identificar. 

Mártires en Miguelturra

18.- José Garrido Francés, sacerdote.

Nació en Villaherreros, diócesis y provincia de Palencia en 1893. Estudió en la escuela apostólica y tomó el hábito en 1908. Recibió el presbiterado en Ciudad Real en 1918. Enseñó en Almagro, y en 1923 es enviado a la universidad de Friburgo de Suiza, donde hizo el doctorado en teología. Socio del Maestro de novicios, cronista de la Provincia y Definidor para el capítulo general, le nombraron Promotor de las Causas de canonización y Archivero. Instituido Prior de Almagro en 1931, defendió los derechos de la religión contra los marxistas a los que resistía impávido, por lo que concibieron hacia él verdadero odio. Engañado por un salvoconducto, fue asesinado el 30 de julio de 1936 en Miguelturra (Ciudad Real) 

19.- Justo Vicente Martínez, profeso estudiante.

Nació en Villanázar, diócesis de Astorga y provincia de Zamora en 1913. En 1932 profesó y renovó su profesión en 1935 al marchar al servicio militar. Hizo la profesión solemne el 30 de abril de 1936. Murió asesinado, a los 22 años, en Miguelturra (Ciudad Real), el 30 de julio de 1936. Sus reliquias se veneran en Sevilla.

20.- Mateo (Santiago) de Prado Fernández, hermano cooperador.

Nació en la Mata de Monteagudo, diócesis y provincia de León, en 1906, recibiendo en el bautismo el nombre de Santiago. En su pueblo natal, enclavado en la falda de la montaña de «Peñacorada» y a pocos metros del santuario mariano bajo la advocación de «Nuestra Señora de la Velilla», punto de referencia para los devotos de toda la comarca, fue creciendo Santiago, en piedad y letras. En el bello retablo de este santuario contemplaba desde niño la imagen de Santo Domingo de Guzmán.

Dedicado al cultivo de los campos y cuidado de los ganados, no descuidaba la piedad. En 1932 se ofreció a ir a Toledo y hacer de «limosnero» en favor del convento de capuchinas en cuya comunidad estaba una religiosa de su pueblo. En Toledo entró en contacto con los dominicos de Almagro, y en 1934 tomó el hábito para hermano cooperador, recibiendo el nombre de «Mateo». Realizó la profesión temporal al año siguiente de 1935. Murió asesinado, a los 30 años, en Miguelturra (Ciudad Real) el 30 de julio de 1936. Sus reliquias pueden venerarse en Sevilla.

II. Mártires de Almería

Historia del martirio de los dominicos en Almería

Santuario de la Virgen del Mar, dominicos de Almería

El 21julio de 1936 los frailes de la comunidad de Almería se vieron obligados a abandonar el convento y alojarse en el «Hotel Central» o refugiarse en casas de familias amigas. A lo largo de las siguientes semanas fueron detenidos, llevados a comisaría donde fueron torturados y llevados presos a los barcos «Astoy-Mendi» o «Segarra». A lo largo del mes de septiembre, tres de ellos fueron fusilados en La Lagarta o en los Pozos de Tabernas (Almería) y otros dos en las tapias del cementerio de Almería.

21.- Juan Aguilar Donis, sacerdote.

Nació en Amusco de Campos, provincia y diócesis de Palencia en 1886. Se inició en las primeras letras en el pueblo natal y pasó después al colegio de jesuitas, en Carrión de los Condes (Palencia). A los 14 años ingresó en el colegio apostólico dominicano de Zafra (Badajoz), donde completó las humanidades, y tomó el hábito en 1901. Profesó el 12 de octubre de 1902. Tuvo dos hermanos dominicos, fray Ángel y fray Eduardo.

Pasó a Almagro y luego al convento de santo Domingo de Jerez de la Frontera. Destacaba por su buen espíritu y especial disposición para la pintura y la música. En octubre de 1933 fue destinado a Almería.

Al verse obligada la comunidad a abandonar el convento de Almería, estuvo refugiado en casa de una familia amiga hasta el 26 de agosto en que fue detenido y con él también quien le dio hospitalidad, su esposa e hijo. Permaneció durante varios días en la comisaría de policía de Almería sometido a tremendas torturas. En la noche del 2 al 3 de septiembre de 1936 le sacaron de la comisaría y lo llevaron al lugar denominado La Lagarta o Pozos de Tabernas (Almería), donde lo asesinaron. Exhumaron el cadáver el 21 de febrero de 1941. Sus reliquias reposan en la bóveda de los frailes dominicos en el cementerio de Almería.

22.- Tomás Morales Morales, sacerdote.

Nació en 1907 en Carrizal, diócesis de Canarias, provincia de las Palmas. Sus padres tuvieron nueve hijos. En noviembre de 1920, a suss 13 años, llegó a Cádiz para ingresar en el convento dominicano de Almagro.

Tomó el hábito en 1923, profesando en 1924. El 29 de marzo de 1931 era ordenado sacerdote. Destinado en 1933 en la comunidad de Santo Domingo de Almería como profesor de griego y hebreo, animaba grupos de Acción Católica. Reiteradas veces manifestó su seguridad en la asistencia del Espíritu Santo en el trance del martirio, y la alegría y conformidad con que aceptaría tal gracia.

Salió del convento el 21 de julio de 1936 con el beato Fernando Grund. Buscaron y hallaron refugio en dos familias amigas, pero fueron detenidos el 23 de julio y llevados a la prisión provincial. El 10 de agosto los llevaron al barco «Astoy-Mendi», de donde los sacaron para darles muerte en la noche del 30 al 31 de agosto, con los Obispos beatos Diego Ventaja y Manuel Medina, de Almería y Guadix. Murieron en el Pozo de La Lagarta de Tabernas (Almería). Exhumados sus cadáveres, se identificaron en 1941. Sus reliquias reposan en la bóveda de los frailes dominicos, en el cementerio de Almería.

23.- Fernando Grund Jiménez, sacerdote

Nació en Málaga en 1907. Cursó sus primeros estudios en el colegio de Sagrado Corazón de la Compañía de Jesús. Tuvo contacto con las dominicas contemplativas de Málaga. Tomó el hábito en Almagro en 1924 y profesó al año siguiente.

En 1931 recibió la ordenación de presbítero. Destacó por su afabilidad en el hablar, candor de vida y caridad fraterna.

Salió del convento el 21 de julio de 1936 con el beato Tomás Morales, siendo detenido el 23 de julio, trasladado al barco «Astoy-Mendi» el 10 de agosto, del que lo sacaron para darles muerte en la noche del 30 al 31 de agosto de 1936. Murieron en el Pozo de La Lagarta, en el término municipal de Tabernas (Almería).

24.-Fernando de Pablos Fernández, hermano cooperador

Nació en Valcuende, provincia y diócesis de León, en 1876. Murió su madre cuando tenía 12 años y su padre cuando contaba 21. Cursó la carrera de magisterio que ejerció por un tiempo.

Se incorporó a la comunidad del colegio dominicano de Cuevas de Vera, en la provincia de Almería en calidad de «donado», o terciario familiar, tomando el hábito de la Orden en 1901, en el convento de Nuestra Señora del Carmen de Cuevas.

Deseando mayor integración en la Orden, en 1903 ingresó en el noviciado en calidad de hermano cooperador. Ya en Almagro, profesó en 1904. En el convento de Cádiz se le encomendó la atención de la iglesia y la actividad docente y de acompañamiento entre los alumnos de la colegiatura apostólica. Regentó, la «Tipografía del Rosario», establecida en el convento. Prefirió integrarse entre el grupo de los hermanos cooperadores llevando un género humilde de vida, de mansedumbre y obediencia. En 1923 fue destinado al convento de Almería, que como el resto de la comunidad tuvo que abandonar el 21 de julio de 1936, y estuvo en prisión en la comisaría de Almería, en la cárcel del convento de Adoratrices, y en el «Astoy-Mendi». Fue fusilado en la noche del 10 al 11 de septiembre, a las puertas del cementerio de Almería y enterrado en una fosa común. Sus reliquias no han podido identificarse.

25.- Luis María (Ceferino) Fernández Martínez, hermano cooperador

Nació en 1886 en Villanueva de la Nía, hoy provincia y diócesis de Santander y e ntonces diócesis de Burgos. Estuvo en los hermanos de las Escuelas Cristianas en Bujedo, y en 1905 pidió el ingreso como hermano cooperador en el convento de Almagro tomando el hábito, en calidad de «donado», terciario familiar.

Cambió el nombre de bautismo, que era el de Ceferino, por el de Luis María. En 1907 comenzó el noviciado como hermano cooperador, profesando en 1908. Le enviaron a Cuba, al convento de San Juan de Letrán. En 1921 recibió asignación para el convento de Santo Domingo de Puebla de los Ángeles, en México donde tuvo a su cargo el cuidado de la iglesia. La virtud que más destacaba en él fue la pobreza. Cuando la persecución de Calles teniendo los Padres que esconderse y decir misa en Oratorios particulares, él mantuvo abierta la puerta de la iglesia. Estuvo en México hasta mayo de 1934, en que pasó a Almería.

Abandonó el convento el 22 de julio de 1936, siendo detenido y llevado a la prisión de las doratrices y, al «Astoy Mendi» donde fue asesinado el 19 de octubre a las puertas del cementerio en La Lagarta o Pozos de Tabernas (Almería).

26.- Fructuoso Pérez Márquez, seglar dominico.

El dominico seglar Fructuoso Pérez, reconocido periodista católico, amaba a la Orden a la que pertenecía. Nacido en Almería en 1884, entró en el seminario diocesano del que salió al morir su padre. Pasó a Valparaíso (Chile), donde vivía un tío. Vuelto a España, en 1911, a los 27 años, contrajo matrimonio con María Barceló Toro del que nacieron cuatro hijos, una de ellas religiosa de la Congregación de las Adoratrices. Procuraron darles esmerada formación en el colegio de las Hijas de la Caridad. Los varones pasaron al colegio de los Hermanos de las Escuelas Cristianas. En el hogar se rezaba el rosario todos los días y se leía el santoral del «año cristiano».

El nuevo beato comenzó a trabajar en el periódico almeriense «La Independencia». Fue corresponsal en Almería de «Prensa Asociada». Facilitaba información a los periódicos madrileños: El Correo Español, El Siglo Futuro, El Universo, El Debate y algunos otros. En 1922 fue director y compartió la propiedad de «La Independencia», periódico, que se subtitulaba «Diario Católico». Formó parte de la «Liga contra la Pública Inmoralidad». A partir de los artículos «conservados e identificados», los Censores Teólogos del proceso ratificaron la ortodoxia de su doctrina, y que en ellos exponía la de la Iglesia, muy especialmente en materia social. En su opinión manifiesta una fe firme en Dios y se confesaba hijo de la Iglesia con todas las consecuencias.

En su casa todas las personas mayores eran Terciarias dominicas, escribió su hijo: mi padre, mi madre, mi tía, y las dos muchachas. Una de ellas, María Carretero, se hizo dominica de clausura; creo que en el convento de Zafra y, luego en Barcelona.

Fue ferviente católico, defensor valiente de la verdad, sin respetos humanos, a riesgo de todo, era afable, caritativo, vivía la fe. Era simpático, sencillo, ejemplarísimo, al servicio de la Iglesia siempre. Era un santo, le gustaba hablar con los pobres, inmejorable, educado, muy religioso, bondadoso, y de buen carácter.

Fue denunciado y detenido en su domicilio el 26 de julio de 1936, procesado e ingresado en la improvisada prisión del convento de Adoratrices. El 3 de agosto lo trasladaron al barco «Segarra», hasta que la madrugada del día 15 lo ejecutaron en la playa la Garrofa, cerca de Almería. Arrojaron el cadáver al mar con los de otros fusilados, pero devueltos por el oleaje, los enterraron en la playa.

III. Mártir de Huéscar (Diócesis de Guadix)

27.- Sor Ascensión de San José (Isabel Ascensión Sánchez Romero), monja dominica

Nació en 1861 en Huéscar, perteneciente entonces al arzobispado de Toledo y provincia de Granada. Recibió el nombre de Isabel Ascensión. Sus padres, labradores acomodados, poseían un «cortijo», entre Huéscar y Orce (Granada).Era familia muy cristiana, con ocho hijos, tres varones y cinco mujeres. La beata fue la penúltima.

Comenzó su noviciado a sus 23 años en el convento dominicano de Huéscar. A sus nombres de bautismo Isabel Ascensión, añadió el de «San José». De este modo se escribirá su nombre en lo sucesivo, aunque familiarmente y, para abreviar, la llamaron corrientemente «Sor San José». Profesó en 1885.

Su biógrafa Sor Concepción Martínez afirma que ingresó y vivió como «religiosa de obediencia». Lo que significaba que no seguía a la comunidad en lo referente a la celebración coral. Fue servicial para con todas, amable, paciente, equilibrada, juvenil, humilde, sufrida, solidaria, muy sencilla, muy alegre y amena. Le gustaba estar con las jóvenes, su vida entera se fue desenvolviendo en un ambiente de sencillez infantil e inocencia que encantaba a todas.

Hallaba su fuerza en la presencia de Dios, expresamente mediante el rezo del rosario. Muchos años fue tornera por su prudencia y silencio. En los escrúpulos que sufrió manifestaba una conformidad absoluta a la disposición del superior y un camino de paz envidiable. Fue siempre sumisa como una niña. Sufrió la enfermedad con gran paciencia y hasta alegría, ocultando siempre que tenía que soportar a veces llagas que le iban de los pies a la cabeza. Sufría con grandísima paciencia y amor. Conservaba en su corazón lo que oía en las pláticas y las lecturas.

Las religiosas se vieron obligadas a abandonar el convento el 4 de agosto de 1936. Se repartieron entre familiares y personas caritativas. El convento fue saqueado. La nueva beata fue acogida en casa de una sobrina, llamada Ascensión Reche. Su priora continuó atendiéndola ando la persecución se recrudeció en Huéscar a principios de febrero de 1937. 

Apresada el 16 de febrero, sus perseguidores juzgaron suficiente delito el que llevara un crucifijo al cuello, y en los calabozos del ayuntamiento se empeñaron en «oírla blasfemar». No lo consiguieron, pues ella respondía musitando jaculatorias y breves oraciones.

La apalearon y golpearon, dejándola magullada y tendida en el suelo sobre su sangre. Al día siguiente le ordenaron que se subiera a un camión, pero como no tenía fuerzas, la arrastraron hasta el vehículo.

Llegaron a las puertas del cementerio, fueron bajando a los presos y los fusilaron ante la religiosa. Ella vio cómo fusilaban a su sobrino Florencio. Le volvieron a insistir que blasfemara, pero ella se negó. Finalmente colocaron su cabeza sobre una piedra y con otra piedra le machacaron el cráneo. Recibió la corona del martirio en las primeras horas del 17 de febrero de 1937, próxima a cumplir 76 años.

Sus reliquias permanecieron inhumadas en el cementerio de Huéscar hasta que en 1958 se trasladaron a un nicho cedido por el ayuntamiento, y en mayo de 1973 al cementerio monástico dominicano de Huéscar. Sus reliquias se veneran en el monasterio de Baza.

Monasterio Madre de Dios, monjas dominicas Huéscar (Fuente: Vida Nueva)



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