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16 nuevos mártires serán beatificados el 26 de febrero en la Catedral de Granada

La apertura del proceso diocesano de esta causa se abrió el 1 de julio de 1999 y concluyó el 28 de septiembre, siendo postulador el sacerdote D. Santiago Hoces. El 29 de noviembre de 2019 la Santa Sede promulgó el decreto de beatificación, ceremonia que hubo de suspenderse a causa de la pandemia. Superada su fase álgida, la beatificación tendrá lugar el 26 de febrero de 2022 en su Catedral bajo el lema de “Tu Gracia vale más que la vida”.

Encabeza la Causa el P. Cayetano Giménez Martínez, párroco de la Encarnación y arcipreste de Loja, y la completan sus 15 compañeros: P. José Becerra Sánchez, presbítero; P. José Jiménez Reyes, coadjutor de Santa Catalina y Riofrío; P. Pedro Ruiz de Valdivia, arcipreste de Alhama de Granada; P. Francisco Morales Valenzuela, martirizado en Alhama; P. José Frías Ruiz, coadjutor de Alhama; P. Manuel Vázquez Alfalla, mártir de Motril; P. Ramón Cervilla Luis, mártir de Almuñécar; P. Lorenzo Palomino Villaescusa, mártir de Salobreña; P. José Rescalvo Ruiz, mártir de Cádiar; P. Manuel Vilches Montalvo, mártir de Iznalloz; P. José María Polo Rejón, mártir de Arenas del Rey; P. Juan Bazaga Palacios, mártir de La Herradura; P. Miguel Romero Rojas, mártir de Coín; P. Antonio Caba Pozo, seminarista, y José Muñoz Calvo, seglar, presidente de Acción Católica de Alhama. Con ellos serán ya 2069 los mártires de la persecución religiosa elevados a los altares.

Santiago Hoces en su libro Cayetano Jiménez Martín y compañeros, mártires granadinos de 1936, editado en el año 2000, narra su vida y martirio, del que extraemos estos datos.

Cayetano Giménez Martín, mártir de Loja

Nació en Alfornón (Granada) enl 27 de noviembre de 1866. Estudió en el Seminario de San Cecilio. Ordenado, su primer destino fue Alfornón, su pueblo, siendo después coadjutor y párroco de Lújar, párroco de Alboloduy y párroco y arcipreste de la Iglesia Mayor de la Encarnación de Loja.

Era sacerdote bueno, sabio, humilde y prudente; un anciano de aspecto pacífico y venerable. Hombre de paz, facilitaba, como arcipreste, las relaciones entre las tres parroquias de la ciudad. Sus feligreses le veían enamorado de la Eucaristía pasando grandes ratos de adoración ante el sagrario.

Tras el alzamiento militar, tuvo la oportunidad de abandonar Loja el 23 de julio, pero optó por permanecer en su parroquia. Quemado el templo, buscó refugio en casa de un médico amigo donde fue descubierto y detenido. Estuvo tres días en la cárcel hasta que el 8 de agosto, fue fusilado en el cementerio con otros seis presos. Pidió: Quisiera morir yo el último, y fue dando la absolución a cada uno, muriendo finalmente exclamando: ¡Viva Cristo Rey! Los fusileros volvían al pueblo diciendo: ¡Vaya con el viejo! ¡Qué valor ha tenido! Sus restos reposan en la fosa común del cementerio de Loja.

Lorenzo Palomino Villaescusa, mártir de Salobreña.

Nació en Salobreña en 1867. A sus 21 años entró en el Seminario de San Cecilio recibiendo el presbiterado en 1895. Coadjutor en Adra y Salobreña, marchó a la Córdoba Argentina, donde permaneció quince años, volviendo a Salobreña como coadjutor. . El 19 de julio de madrugada le buscaban para prenderlo y se refugió en un cortijo de Molvízar con una familia amiga. Se le hizo saber que si volvía a Salobreña no le pasaría nada, tal como se había hecho con el párroco Antonio Morales, y se presentó en el Ayuntamiento, que le impuso una multa de 500 pesetas y quedó en libertad, pero el mismo día fue detenido de nuevo y confinado en casa de un primo suyo, padre de tres hijos hasta la madrugada del 9 de agosto en que ambos fueron llevados a la Fábrica Azucarera a ser fusilados. El Siervo de Dios antes de morir se interpuso suplicante frente al pelotón buscando dar al padre de familia una última oportunidad de sobrevivir: "No matéis a mi primo, que es padre de familia, matadme a mí, que yo no tengo obligaciones". Ambos fueron fusilados en el acto, y enterrados juntos en la fosa común del cementerio de Motril, y posteriormente en el de Salobreña.

Ramón Cervilla Luis, mártir de Almuñécar

"Os perdono y pido a Dios y a vosotros que mi sangre sea la última que derraméis"

Nació en 1865 en Almuñécar y realizó sus estudios en el Seminario de San Cecilio. Ordenado sacerdote en 1890, fue coadjutor de Almuñécar, Jete y Zujaira. Marchó a la Argentina donde sirvió en las parroquias de Santa Fe. Al volver a España, atiende a las Religiosas Mercedarias de su pequeño hospital en Almuñécar. Peregrinó a Roma y a Lourdes, y construyó en casa con sus propias manos una pequeña gruta en honor de la Señora con esta inscripción tomada de un himno latino: “Protégeme tú del enemigo”.

Detenido en julio de 1936, fue llevado a prisión junto con otras personas a las que alentaba, confortaba y atendía sacramentalmente. Fueron liberados todos menos él, que, según sus perseguidores “había que dejarlo para carne de las fieras”. El 17 de agosto fue llevado al cementerio de Salobreña donde fue maltratado y quisieron obligarle a cantar la Internacional y a que cavara su propia tumba. Despojado de su ropa, fue fusilado. Sus últimas palabras fueron: "Os perdono y pido a Dios y a vosotros que mi sangre sea la última que derraméis". Sus restos reposan en el Valle de los Caídos.

Manuel Vázquez Alfalla mártir de Motril

Nació en 1863 en Motril y estudió en el Seminario de San Cecilio, recibiendo el presbiterado en 1892. Fue beneficiado en la Iglesia Mayor de la Encarnación de Motril, coadjutor de Salobreña y párroco de Lobres. En 1907 marchó a Argentina y sirvió la parroquia de la Inmaculada Concepción de Buenos Aires hasta 1922. Vuelto a Motril fue beneficiado de la Iglesia Mayor.

El 25 de julio de 1936 fue día sangriento en Motril. Fue profanado el templo de la Encarnación y otros, siendo asesinados en la calle cinco religiosos agustinos. Alguien alertó a un grupo de milicianos que el cura Don Manuel iba por la calle de las Cañas, e inmediatamente le dispararon, dejándolo tendido en el suelo, siendo durante horas fue objeto de burlas. Sus restos reposan en la fosa común del cementerio de Motril. Al día siguiente, 26 de julio, fueron también fusilados Manuel Martín Sierra, párroco de la Divina Pastora y el Padre agustino Vicente Soler el 15 de agosto. Fueron beatificados en 1999.

José Frías Ruiz coadjutor de Alhama de Granada

José Frías Ruiz nació en Comares (Málaga) en 1902. Inició sus estudios en el Seminario de Málaga y los prosiguió en el de Granada, recibiendo el presbiterado en 1929. Fue coadjutor de Alhama, donde atendía espiritualmente a la comunidad contemplativa de clarisas del convento de San Diego. Detenido el 27 de julio, el 30 fue trasladado en camión de Loja a Alhama, recibiendo una cuchillada en el cuello. En el cementerio no cayó muerto en la descarga que recibió junto a su padre, un anciano de venerable figura. Sangrando, caminó hacia el pueblo y, pidió ayuda a un campesino que pasaba, pero éste gritó a los milicianos que vigilaban las entradas: "¡Que se escapa el cura, venid corriendo!". Los escopeteros le remataron de dos disparos.

Pedro Ruiz de Valdivia Pérez Arcipreste de Alhama de Granada

Nació en 1872 en Huétor Vega. Estudió en el Seminario de San Cecilio, recibiendo el presbiterado en 1896. Fue coadjutor de Santa Fe en Láchar, coadjutor y párroco de La Zubia, párroco de San José y Santa Ana en Granada, y durante varias semanas, párroco y arcipreste de la Encarnación de Alhama de Granada.

El 25 de julio, celebró la Misa, pero previendo el asalto al templo, volvió a consumir las Sagradas Formas, siendo arrestado y encarcelado. Murió el 30 de julio de 1936 en la carretera de Alhama a Loja. Con el crucifijo en sus manos dijo a los perseguidores: “Que Dios os perdone, que yo también os perdono”. Al oír la orden de disparar exclamó: “Cúmplase la voluntad del Eterno”.

José Jiménez Reyes coadjutor de Santa Catalina de Loja

Nació en Santa Fe en 1889. Estudió en el Seminario de San Cecilio y fue ordenado en 1915. Fue coadjutor de las parroquias de Pinos Puente, Salobreña, Dúrcal y Órgiva y encargado de Talará. Fue beneficiado de Santa Fe y, finalmente, coadjutor de Santa Catalina de Loja y encargado de Río Frío. Detenido el 21 de julio, fue liberado el 23 por los que tomaron Loja durante unas horas. Sus feligreses le animaban a que marchase con ellos a Granada, pero optó por permanecer en Loja. Al volver los revolucionarios fue detenido de nuevo el 1 de agosto. Lo arrojaron varias veces a un lavadero público y lo pasearon por las calles bajo improperios. Le llevaron al cementerio. De rodillas y con los brazos en cruz recibió los disparos de muerte. Sus restos están en la fosa común del cementerio de Loja.

Manuel Vílchez Montalvo párroco de Iznalloz

Mártir que muere perseguido y solo, sin más testigo que Cristo.

Nació en Moreda (Granada) en 1889. Estudió en los seminarios de Guadix y Granada. Fue ordenado en 1914 e incardinado en su diócesis de Guadix. Coadjutor de la Iglesia Mayor de Baza, párroco de Castril, beneficiado de la Catedral de Guadix y profesor en el Seminario de San Torcuato y en 1923, párroco de Iznalloz.

El 29 de abril de 1936 ya fue incendiada la monumental iglesia de Iznalloz y, expulsado de su parroquia, pasó a Granada. Días antes del 18 de julio marchó a Moreda, viviendo escondido durante meses entre familiares. Intenta pasar a Granada por Sierra Nevada con la ayuda de un guía, pero muy torpe tras tantos meses encerrado, afrontó una marcha dolorosa y difícil por lo agreste del recorrido y la necesidad de atravesar el frente de guerra. No llegó a Granada, murió solo el 7 de marzo de 1937 y sus restos no se han encontrado.

En la tradición cristiana se tiene como valor martirial la muerte del perseguido por la fe vivida en soledad, según San Cipriano: “Y si durante la huida le atacase una fiera, o se viera angustiado por el hambre, o la sed o el frío… Cristo está mirando a su soldado donde quiera que luche… Y no es la menor gloria del martirio haber perecido no públicamente y ante mucha gente, pues que la razón de morir es morir por Cristo; basta para testimonio de su martirio aquel testigo que prueba a los mártires y los corona” (Carta a los fieles de Thibaris). Es el martirio del perseguido, que muere solo, sin ningún testigo que pregone su fidelidad a Cristo, sin que brille la luz de su fortaleza.

Miguel Romero Rojas, mártir en su primer mes de sacerdocio

El más joven de estos mártires, nació en 1911 en Coín (Málaga). Comenzó sus estudios en el Seminario de Málaga y pasó al de Granada, donde recibió el presbiterado en junio de 1936 incardinado a la Iglesia de Granada. Tenía 24 años. Marchó a Coín para su primera misa a la que siguieron sólo otras 25 celebraciones.

Fue detenido el 25 de julio por un amigo de la niñez, llevando a la cárcel sólo su rosario y su crucifijo. Según testimonio: “no desperdiciaba un momento y trabajaba sin descanso para llevarnos a Dios. Confesó a los presos y se mostraba satisfecho al desempeñar su ministerio sacerdotal. Sólo le preocupaba el que alguno no quisiera oír la voz de Dios y que pudiera perderse algún alma… a veces al pensar en su madre decía: “Lo único que siento es lo sola y desamparada que queda mi madre… pero el Señor se encargará de protegerla y consolarla”.

El 11 de agosto, de madrugada, cuando lo llamaron cogió su crucifijo que lo acompañó en su muerte, y fue llevado a un lugar llamado Fuente del Sol en Alhaurín el Grande, en la carretera de Coín a Cártama. Le dieron pico y pala para que cavara su propia tumba. Un testigo afirma que lo introdujeron vivo dejando fuera la cabeza y el brazo izquierdo para que saludara con el puño cerrado, el saludo comunista. Como no lo hacía, el jefe montó a caballo y pasó a galope sobre la víctima varias veces, para que las herraduras le golpeasen la cabeza, pero el animal lo esquivaba, así que el jefe se hartó y le disparó en la cabeza. Exhumado del cementerio de Alhaurín el Grande se le encontró el crucifijo en el bolsillo de la chaqueta y las manos atadas con alambre.

José Becerra Sánchez, Coadjutor de Alhama de Granada "No os llevéis a ese muchacho, que es muy joven todavía, llevadme a mí que soy un viejo"

Nació en 1875 en Alhama de Granada. Estudió San Cecilio y fue ordenado en 1902 en el Seminario de Guadix. Fue coadjutor de Santa Catalina de Loja, Padul y Alhama de Granada. El 6 de noviembre fue detenido. En la cárcel un joven de catorce años, tras pasar una noche en la cárcel, fue llamado por la mañana. Todos pensaron que iban a llevarlo a la muerte, ante lo cual el sacerdote se ofreció a morir en su lugar: No, no os llevéis a ese muchacho, que es muy joven todavía, llevadme a mí que soy un viejo. Este joven, que quedó en libertad, dio testimonio en el proceso de beatificación del Siervo de Dios: La valentía y el coraje de este sacerdote, dispuesto a morir por mí, eso no se me olvidará mientras viva. Trasladado al cuartel de la Trinidad en Málaga, fue incitado a romper su castidad en casas de prostitución, así como a pisar un crucifijo, pero dijo: Antes de hacerlo, prefiero mil veces la muerte. Le atan una soga al cuello, lo arrastran hasta el muelle y lo arrojaron al mar.

José Rescalvo Ruiz, mártir de Cádiar

Nació en Juviles en 1880. Ordenado sacerdote en 1906, fue párroco de Castell de Ferro, Calahonda, Pampaneira, Trevélez y Cástaras hasta 1924 en que pasó a la parroquia de Cádiar. Sacerdote modesto, trabajador y metódico, tranquilo y sereno; de virtud ejemplar y exquisita rectitud, de una bondad muy particular, con la sencillez de un niño.

El 13 de agosto es incendiada la Iglesia de Cádiar y el 12 de septiembre es detenido y condenado a multa. Sus hermanas recaudaron el rescate entre los fieles, y puesto en libertad, marcha con sus hermanas a un cortijo en la Cuesta del Molino. La noche del 29 de septiembre, enfermo e inválido, fue obligado a levantarse de la cama, y le asesinan a la puerta de la casa. Antes había afirmado: “Ustedes son testigos que si muero por ser sacerdote, muero con gusto y muero besando la mano del Señor, perdono a mis enemigos y deseo que me perdonen. Vosotras, mis hermanas, no lloréis por mí, mirad qué tranquilo estoy y ya nos reuniremos en el Cielo para no separarnos más”.

Antonio Caba Pozo, mártir de Lanjarón

Nació en 1914 en Lanjarón. Hizo sus estudios en el seminario de San Cecilio, compaginándolos con el servicio militar. Llevaba intensa vida apostólica con los jóvenes de Lanjarón. 

Su director espiritual en el Seminario era el Padre Payán, jesuita con fama de santidad. Quiso ser jesuita, y a punto de marchar al noviciado de la Compañía de Jesús, entonces en Bélgica, ya en la estación del tren cedió a los insistentes ruegos de su padre de que terminara sus estudios, recibiera el presbiterado, diera a su familia la alegría de su primera misa y, después, dispusiera de su ministerio donde quisiera. Pierde el billete y vuelve a casa. Pasó la noche rezando y llorando. Dios llevaría su ansia de perfección por otro camino: el del martirio.

El 19 de julio fue detenido en Lanjarón donde pasaba las vacaciones y llevado a la cárcel con el párroco, Antonio Barea. Se dirigía a los carceleros, antiguos compañeros: “¿Es que no recordáis lo que Sor Joaquina nos enseñaba cuando estábamos en el colegio? Yo sí lo recuerdo y quisiera que vosotros también lo tuvierais presente. Lo que yo os aseguro es que si nos matáis, nos abriréis a nosotros de par en par las puertas del Cielo, mientras os las cerráis a vosotros mismos”. 

En la mañana del 21 de julio se oyeron disparos que indicaban la llegada de fuerzas nacionales de Granada. A toda prisa sacaron a los presos camino de Órgiva. Antonio iba rezando el rosario. Todavía a la vista del pueblo, aprovechando el desorden, la mayoría de los presos se fugaron dejándose caer por un barranco. Antonio que se dirige a los guardianes: “matadme cuando queráis, que yo muero por Jesucristo”. Una descarga de perdigones le destroza su rostro y su cabeza toda y cae al suelo inconsciente bañado en su sangre. Muy mal herido, es trasladado al hospital de San Juan de Dios de Granada, y tras una cura de urgencia lo volvieron a Lanjarón para que muriera en su tierra. Se le administra la Unción de Enfermos y al poco nacía para la vida eterna.

Juan Bazaga Palacios, mártir de La Herradura

Nació en 1904 en Benamargosa (Málaga). Estudió en el Seminario de Málaga y en el de la Abadía del Sacromonte. Ordenado sacerdote en 1929, sirvió las parroquias de Capileira y La Herradura, de la que fue expulsado. En la casa paterna escribió a feligresas de La Herradura:” ¡Quiera el Señor que mi estancia fuera de ésa sea corta!... Una cosa me preocupa sin cesar: el alma de los niños, cuyos corazones, como la cera, fructificarán el día de mañana, según la figura que hoy se les dé… Yo también tengo deseos de adorar al Santísimo Sacramento en ese bonito rincón y hacer la meditación con ese pequeño grupo”. Asesinado el 11 de agosto en “Rosal de la Fuente Santa”, Benemocarra, con el párroco Francisco Gámez Fernández, sus restos están en la cripta de la Catedral de Málaga con otros mártires beatificados en 2013.

José María Polo Rejón, Párroco de Arenas del Rey

Nació en Monachil en 1890. Estudió en el Seminario de San Cecilio. Fue ordenado sacerdote en 1918, siendo párroco de Arenas del Rey y Játar. Prueba del ambiente que se respiraba son sus palabras al sacristán y electricista del pueblo, joven padre de tres hijos pequeños: “No vengas por la Iglesia, José… si me matan a mí, que al menos no se ensañen también contigo que eres un padre de familia y tienes que criar a tus hijos”. Le animaban a marchar de Arenas, pero él decidió permanecer en su parroquia.

El 6 de agosto unos milicianos llegan al pueblo, arrasan la iglesia y van en busca del cura, que busca refugio en el corral vecino a la casa parroquial donde es descubierto y fusilado. Su cadáver (o quizá sólo herido) es arrastrado a la puerta de la casa rectoral. Su anciana madre de 82 años, que presenció todo, fallecía dos días después del martirio: murió “del asesinato de su hijo”.

Francisco Morales Valenzuela, párroco de Alhama de Granada

Nació en Alhama de Granada en 1877. Estudió en el Seminario de San Cecilio, y ordenado presbítero en 1900. Fue párroco de Beas de Granada, de Quéntar y, finalmente, sacerdote adjunto a la parroquia de su pueblo. Fue detenido el 27 de julio y encarcelado con los sacerdotes del pueblo que el día 30 fueron sacados para ser asesinados. El 1 de agosto unos aviones atacaron a una columna que salía de Alhama hacia Granada, como represalia algunos se dirigieron a la cárcel a fusilar a los presos que quedaban. Pero antes el carcelero abrió las puertas y los presos huyeron e intentaron buscar un refugio, pero poco a poco fueron descubiertos y unos quince asesinados. El sacerdote junto con otros tres busca amparo en la sacristía de la Iglesia Mayor. Allí le apresan y todos son asesinados. El Siervo de Dios, al parecer, quedó con algo de vida, sufriendo vejaciones por parte de los transeúntes durante horas. Finalmente su cadáver fue arrojado por el pretil existente cerca de la puerta de la sacristía.

José Muñoz Calvo Presidente de Jóvenes de Acción Católica

Nació en 1913 en Alhama de Granada en familia profundamente cristiana. En 1936 era un joven alegre, titulado bachiller. Al concluir el servicio militar se inscribió en Acción Católica. Se sentía orgulloso de llevar la insignia prendida en la solapa de su chaqueta. Daba catequesis a los pequeños y sesiones de formación a los jóvenes. Fue nombrado Presidente de los Jóvenes de Acción Católica. El 27 de julio lo fueron a buscar a su casa y le preguntaron: ¿no eres tú el presidente de Acción Católica?; sí, lo soy –respondió él- si es por eso, vámonos. Permaneció en la cárcel hasta el día 30 en que fue asesinado en la carretera de Alhama a Loja. Se despidió de sus compañeros: “Muramos tranquilos, somos católicos y nuestro único delito es serlo. Vamos a ser mártires de Cristo. ¡Viva Cristo Rey!”. Tenía 23 años. Video en Virgen de las Angustias TV



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