© All rights reserved. Powered by YOOtheme.

Mártires capuchinos de Valencia

26 agosto 1936

 «Os perdono a todos; no sabéis el bien que me vais a hacer».

(El Beato Pedro de Benisa, OFM Cap. a sus asesinos)

 

El P. Gemelli sintetizó el ideal franciscano en dos bellas palabras: “Hombres crucificados”.

 El Postulador General de la Causa, Fray Alfonso Ramírez Peralbo, OFM Cap. escriibió en 2001: “El martirio forma parte de la esencia misma de la vida de la Iglesia y del ideal franciscano. El martirio vivido en modo tan luminoso por estos mártires capuchinos, permitiría repetir de nuevo  a Francisco de Asís: Estos son los más heróicos caballeros de mi Tabla Redonda”.

 Los 49 Beatos Mártires de la Familia Franciscana

 El Poverello de Asís había deseado el martirio muchas veces, hasta el punto que se dijo de él que era «el hombre que no consiguió hacerse matar". Al enviar San Francisco a sus frailes como misioneros entre sarracenos e infieles, les dice en su Primera Regla (XVI, 10-11): " Todos los hermanos, estén donde estén, recuerden, que son esclavos y han abandonado su cuerpo a Nuestro Señor Jesucristo, y por su amor deben ixponerse a los enemigos tanto visibles como invisibles, porque dice el  Señor: "Quien pierda su vida por mi causa la salvará para la vida eterna" (Lc 9, 24), y cuando recibió noticia del martirio de cinco de sus compañeros en Marruecos, no pudo menos que exclamar: "¡Ahora puedo ya decir que tengo cinco auténticos frailes menores!”

 Entre los 233 mártires que beatificó Juan Pablo II el 11 de marzo de 2001, hay 49 miembros de la Familia Franciscana: 4 Franciscanos (Bto. Pascual Fortuño y Comps.); 6 Conventuales (Bto. Alfonso López y Comps.); 12 Capuchinos y 5 Clarisas- Capuchinas (Bto. Aurelio de Vinalesa y Comps.); 19 Terciarios Capuchinos y 3 Terciarias Capuchinas (Bto. Vicente Cabanes y Comps.); además, están los Terciarios, miembros de la Orden Franciscana Seglar, laicos o sacerdotes seculares. En esta página tratamos hoy de los Capuchinos (O.F.M.Cap.) y de las Clarisas Capuchinas.

 LOS MÁRTIRES CAPUCHINOS DE VALENCIA

 Los 12 capuchinos y las 5 clarisas capuchinas servían al Señor y a la Iglesia orando y trabajando en la Comunidad Valenciana cuando se desencadenó la persecución religiosa en España.

 Los 12 Beatos mártires capuchinos

 

 Los doce capuchinos, sacerdotes y hermanos profesos, pertenecientes a la Provincia de la Preciosísima Sangre de Cristo, de Valencia, fueron martirizados sin ningún proceso judicial, simplemente porque eran religiosos.

 

El pasado día 24, día de su martirio, dedicamos nuestro recuerdo al seráfico Beato Padre Ambrosio de Benaguacil de quien recordamos sus palabras: «El martirio es una gracia de nuestro Señor». «El martirio de sangre es lo más hermoso, es un segundo bautismo».

 El Beato Ambrosio

 Hoy 26 de Agosto, conmemoramos el martirio del Beato Pedro de Benisa y proseguimos con la memoria de sus compañeros Capuchinos y Clarisas mártires de la Provincia de la Preciosísima Sangre de Valencia, cuya causa de Beatificación viene encabezada por el Beato Aurelio de Vinalesa.

 “Os perdono a todos; no sabéis el bien que me vais a hacer”

Beato Pedro de Benisa (en el siglo, Alejandro Mas Ginestar), nació en Benissa (Alicante) en1877, Profesó en la Orden Capuchina en 1894 y fue ordenado sacerdotal en 1900. Predicador y confesor, su predilección era la catequesis de los niños. Forzado a abandonar el convento de Massamagrell, se refugió en casa de su hermana en Vergel (Alicante) Les decía: “no os angustiéis, si vienen a por mí, estoy dispuesto.” Lo detuvieron el 26 de agosto, y de noche lo llevaron a la Alberca, término de Denia donde lo fusilaron.  Murió agradeciendo a quienes le quitaban la vida el favor que le hacían: «Os perdono a todos; no sabéis el bien que me vais a hacer». Sus restos reposan en la capilla de los mártires del Convento de la Magdalena de Massamagrell.

 Beato Santiago de Rafelbuñol, fusilado con su padre y sus ocho hermanos

 Santiago Mestre Iborra nació en Rafelbuñol (Valencia) en 1909, séptimo hijo de los nueve nacidos del matrimonio de D. Onofre Mestre y Dª Mercedes Iborra. Todos ellos con su padre morirían juntos, mártires de la feroz persecución religiosa. Profesó en la Orden Capuchina en 1925 y fue ordenado en Roma en 1932, donde obtuvo el grado de doctor en teología por la Universidad Gregoriana. Vicerrector del Seminario de Massamagrell, cuando hubo que cerrarlo, puso a salvo a los seminaristas, y se refugió en su casa paterna. El 26 de septiembre de 1936 detuvieron a su padre y a sus ocho hermanos. Le dijo a su madre: “Me voy al Comité a ver si tomándome a mi preso, liberan a mi padre y a mis hermanos”. Le ingresarron también a él. Oyó en confesión a todos, y la noche del 28 al 29 le sacaron con sus ocho hermanos y su padre, y les llevaron al cementerio de Massade Massamagrell. Al pasar ante la iglesia de la Virgen del Milagro, patrona del pueblo, la aclamaron con cantos. Fueron fusilados al grito de ¡Viva Cristo Rey”.

 Beato Aurelio de Vinalesa

«¡Gritad fuerte: ¡Viva Cristo Rey!»

El Beato Aurelio de Vinalesa (José Ample Alcaide) nació en Vinalesa (Valencia) en 1896. Profesó en la Orden Capuchina en 1910, y fue ordenado sacerdote en Roma en 1921. Confesor y predicador, profesor en el Seminario, y director de la Tercera Orden Franciscana. Cuando la persecución le obligó a dejar el convento, se refugió en casa de sus padres. Detenido el 28 de agosto, fue conducido de madrugada al Barranco del Carraixet.

 Dice el testigo Rafael Rodrigo que Fray Aurelio: “Conservó la serenidad hasta el ultimo momento confortando a todos los que iban a morir con él. En el momento previo a la ejecución les exhortó a recitar el acto de contricción, que rezaron todos juntos. Cuando Fray Aurelio estaba recitando la fórmula de la absolución un miliciano le dio dos bofetadas. Él permaneció impasible y continuó la absolución hasta el final. Cuando hubo cumplido su deber, les exhortó: “¡gritad fuerte: ¡Viva Cristo Rey!” Resonó este gritó, y tras él la descarga.” Fray Aurelio encabeza la causa de beatificación de los mártires capuchinos.

 Beato Germán de Carcagente

 "Si Dios me quiere mártir, Él me dará fuerzas para  sufrir el martirio.

¡Qué cosa mejor que morir por Dios!"

 José María Garrigues Hernández nació en Carcagente (Valencia) en 1895, hijo de D. Juan Bautista Garrigues, terciario franciscano, y de Dª María Ana Hernández. De sus ocho hijos, tres fueron capuchinos. José María ingresó en el Seminario Seráfico de Masamagrell, hizo sus votos, con el nombre de Germán de Carcagente, y fue ordenado sacerdote en 1919.

 La comunidad de Alcira donde residía, fue disuelta en febrero de 1936, y fue enviado al convento de Valencia. El P. Germán era de carácter bondadoso, afable en el trato y con la sonrisa siempre en los labios. Pacífico y temeroso, no se veía con fuerzas para soportar el martirio, pero comentaba: “Si Dios me quiere mártir, Él me dará fuerzas para sufrir el martirio”. Tras los sucesos de julio se refugió en su casa familiar de Carcagente con su madre y una hermana, dedicado a la oración y a la piedad. Arreciaba la persecución contra la Iglesia. Al advertirle del peligro que corría, contestó: ¡Qué cosa mejor que morir por Dios!”. Vio como eran pasto de las llamas el templo parroquial de Carcagente y las iglesias de los franciscanos y las dominicas, y como ordenaron llevar a la plaza mayor los cuadros, estampas e imágenes religiosas que se tuviera en los domicilios para quemarlas en público. Comenzaron a ser asesinados los católicos de la ciudad. La primera víctima iba a ser el P. Germán.

 El P. Germán se arrodilló, besó las manos a los verdugos y les perdonó.

 Al anochecer del día 9 de agosto se presentaron en su casa unos milicianos forasteros para practicar un registro en busca de armas. El P. Germán les acompañó en la inútil búsqueda. Al salir a la calle, un vecino les dijo que aquel hombre era fraile. Le condujeron al comité y luego a la cárcel. Al filo de la medianoche lo subieron a un coche, llevándolo al puente de la vía férrea sobre el río Júcar. El P. Germán se arrodilló, besó las manos a los verdugos y les perdonó. Hicieron fuego sobre él, y cayó malherido por un terraplén, donde lo remataron. Al día siguiente su cadáver fue conducido al Hospital Municipal, donde las religiosas que habían quedado allí como enfermeras lo reconocieron. En su rostro mantenía dibujada la sonrisa que en vida le había caracterizado.

Beato Joaquín de Albocácer (José Ferrer Adell), nació en Albocácer (Castellón) en 1879. Profesó en 1897 y le ordenaron sacerdote en 1903. Misionero en Colombia, regresó a España como rector del Seminario de Massamagrell.

 Enamorado de la Eucaristía, fundó la revista “La Vida Eucarística”, la Adoración diurna, la Hora Santa y los Jueves eucarísticos. A todos sus penitentes les exhortaba a no olvidar ninguna noche las Tres Avemarías.

 Desencadenada la persecución, puso a salvo a los seminaristas y se refugió en una casa amiga de Rafelbuñol. Arrestado el 30 de agosto y conducido a Albocácer, se despidió de su familia: «Si no nos vemos ya en la tierra, adiós hasta la gloria». Fue asesinado aquella noche en la carretera de Tornesa a Villafamés.

 Beato Modesto de Albocácer

 Modesto García Martí nació en Albocácer (Castellón) en 1880, Profesó en la Orden en 1897, y fue ordenado en 1903. Marchó a Colombia, y al regresar a España se dedicó a confesar y a dar ejercicios espirituales.

 Cuando se tuvo que cerrar el convento de Ollería, el P. Modesto se refugió en casa de una hermana junto con su otro hermano sacerdote, mosén Miguel, y luego en una granja.

 El 13 de agosto de 1936, Modesto y Miguel fueron arrestados por unos milicianos, que los asesinaron en la carretera que va de la granja al pueblo.

 Al exhumarse sus restos se constató que el cráneo de Fray Modesto estaba atravesado por un gran clavo.

Beato Buenaventura de Puzol (Julio Esteve Flors)

 «Me preparo para la palma del martirio, que recibiré porque muero por la Religión»

 Nació en Puzol (Valencia) en 1897. Profesó en 1914 y fue ordenado en 1921 en Roma, donde cursó Derecho Canónico en la Universidad Gregoriana. En España fue profesor, conferenciante y predicador.

 Cuando tuvo que dejar el convento se refugió en su casa paterna de Puzol. El 25 de septiembre fue arrestado junto con su padre y su hermano. A medianoche del día 26, los tres, junto con otros detenidos, fueron llevados en camión al cementerio de Gilet (Valencia). Con la serenidad de siempre, el P. Buenaventura dio la absolución sacramental a su padre, su hermano y a otros 11 compañeros de martirio. De madrugada fueron asesinados. Antes de morir había declarado: «Me preparo para la palma del martirio que recibiré, porque muero por la religión».

 

El Beato Enrique de Almazora, murió a sus 23 años al grito de ¡Viva Cristo Rey!

 (Enrique García Beltrán), diácono, nació en Almazora (Castellón) en 1913. Muy devoto de san José, hizo los votos perpetuos en 1935, y recibió la palma del martirio a los pocos meses de ser ordenado diácono.

 El 18 de julio de 1936 tuvo que dejar el convento de Orihuela y volver a Almazora, a casa de sus padres. Fue encarcelado el 1 de agosto.

 En la noche del 15 al 16, él y un grupo de laicos fueron conducidos por la carretera que lleva a Castellón, hasta La Pedrera y allí fusilados. Murieron gritando: « ¡Viva Cristo Rey!» Fray Enrique tenía  23 años

Beato Fidel de Puzol un mártir de 82 años

 Mariano Climent Sanchis, hermano profeso, nació en Puzol (Valencia) el 8 de enero de 1856. Pronto quedó huérfano. Participó en la guerra carlista y a sus 25 años profesaba en la Orden Capuchina. De gran fortaleza física, austeridad, penitencia, caridad fraterna, espíritu de oración y fidelidad en todo, con alegría hizo de portero, mendicante, hortelano, sacristán, cocinero… Le recuerdan  sus  compañeros:  Era  de temperamento  tranquilo  y humilde. No se turbaba por nada, y estaba siempre sonriente. Era totalmente un hombre de Dios. Aplicado a la oración y muy devoto de la Virgen, llevaba siempre en mano el Rosario.Tenía fama de santo”.

 Al cerrarse el convento de Valencia, tuvo que buscar refugio en casa de familiares en Puzol. Allí fue arrestado el 27 de septiembre y conducido ante el Comité. Estaba casi ciego. Con el pretexto de llevarle al asilo de las “Hermanitas de los Pobres” de Sagunto, le condujeron a “Laval de Jesús” un paraje de Sagunto, donde, tras torturarle bárbaramente, le asesinaron.

 Beato Berardo de Lugar Nuevo de Fenollet (José Bleda Grau), hermano profeso, nació en Lloc Nou de Fenollet (Valencia) en 1867. Profesó en 1901. Hombre pacífico que no osaba alzar la mirada, pasó su vida religiosa en Orihuela (Alicante), trabajando como limosnero y sastre de la comunidad enteramente abandonado a la voluntad de Dios.

 Al cerrarse el convento, se refugió en su pueblo. Estaba casi ciego. Fue arrestado en la noche del 30 de agosto, y tuvo que soportar los malos tratos de sus perseguidores. El 4 de septiembre fue llevado por la carretera que va de Manuel a Benigánim, hasta el término de Genovés, donde lo fusilaron. Su cadáver tenía la cabeza totalmente destrozada

Beato Pacífico de Valencia (Pedro Salcedo Puchades), hermano profeso, nació en Castellar-Valencia en 1874. Profesó en la Orden en 1900. Durante 37 años fue mendicante para el convento de Massamagrell, con admirable pobreza y austeridad. Su lecho lo tenía sembrado de piedras y pinchos.

 Muy devoto de la Virgen no permitía que al rezo del Rosario se hiciera otra actividad que distrajera la atención.

Cuando se cerró, se refugió en casa de su hermano. Llegaron los milicianos la noche del 12 de octubre, y se llevaron a Fray Pacífico a empujones y culatazos.

 Él rezaba el Rosario, a lo largo del camino hasta el azud de Monteolivete en La Punta-Valencia. En la orilla del río Turia, cerca de la presa, lo fusilaron. Sus familiares reconocieron su cadáver en el cementerio, y dicen que mantenía su crucifijo apretado con la mano izquierda contra su pecho. Sepultado en fosa común sus restos no pudieron ser identificados.

 



© Hispania Martyr todos los derechos reservados.
Ir Arriba