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Icono martirial: Beatas escolapias de Velencia

8 de Agosto de 1936 Mártires escolapias 

 

Ocho Beatas Mártires de la Escuela Pía femenina, seis religiosas y dos laicas exalumnas, fusiladas durante la persecución religiosa española de 1936, serían beatificadas por Juan Pablo II el 11 de marzo de 2001.

 Su martirio ha sido interpretado con belleza y profundidad teológica en el Icono realizado por el Carmelo de la Theotokos, en Harissa (Líbano) y su interpretación por las propias pintoras del Carmelo libanés, la trascribe así la M. Luisa Labarta, Sch.P :

 La gloria del martirio, don del amor puro, radical y perfecto.

 Los Mártires han destruido el poder del demonio, y coronados en el Cielo, interceden por nosotros sin intermisión como nuestros mejores protectores. (Liturgia bizantina).

  Las Beatas Mártires en el Icono nos entregan su mensaje en líneas y colores, plasma do por el Espíritu Santo, Iconógrafo y Protagonista por excelencia de todo el icono, y dador de su don de Fortaleza impulsada por la Caridad, que lleva a soportar el martirio.

 La contemplación del Icono de las Mártires nos sumerge como en un baño de gloria, haciéndonos partícipes de esa vida inefable que es la visión de Dios, que nos hace contemplar, ya desde ahora, la gloria futura, que un día se nos manifestará.

 El libro del Apocalipsis canta las glorias de los mártires, sus vestidos blancos, sus coronas y palmas, que en nuestro Icono son sustituidas por la Santa Cruz de Cristo, que cada una de las religiosas Escolapias y exalumnas lleva en su mano, cruz que es la Palma del Esposo…

 

Cristo Rey corona a las mártires

 En la parte superior del icono, en el centro, vemos la figura de Cristo Rey del Universo, dador de "la corona de justicia con la que premia el Señor, justo juez"(II Tim. 4, 8); corona merecida por la confesión valiente de esas testigos de Cristo que, por amor y fidelidad al Señor Jesús prefirieron la muerte antes que negar su fe.

 El nombre de cada una de las mártires Escolapias: María, Presentación, María Luisa, Carmen, Clemencia, María, Dolores y Consuelo, junto a cada corona, de color rojo, por ser mártires, igual que la corona que lleva sobre su cabeza Cristo Rey, escrito sobre el oro de la gloria del Cielo, significa  la llamada amorosa y personal a cada una de sus escogidas, que conocen a su Pastor y Él las conoce y cuida. "… Y las ovejas escuchan su voz… y las llama una por una… y las ovejas le siguen, porque conocen su voz" (Jn. 10, 3-4).

 En el "kovtcheg" (parte ahondada), nombre utilizado en la Biblia para designar el Arca de la Alianza, vemos a las seis Mártires, erguidas en la actitud de los resucitados, emergiendo de un fondo de oro, que representa la gloria, la luz de la Jerusalén celeste y en donde quedan inscritos los nombres de los Bienaventurados (Heb. 12, 23).

 Van revestidas con su hábito religioso que fue su librea en la tierra, con esclavina y ceñidor que las cubrió durante su vida terrestre y revela su carisma. El hábito de color negro, simboliza renuncia y abnegación, llevado con dignidad y amor durante su vida terrestre.

 Y con su martirio "lavados y blanqueados en la sangre del Cordero, están ante el trono de Dios, sirviéndole día y noche en su santuario" (Apoc. 7, 14-15). En el Icono aparecen con reflejos de gloria e inmortalidad iluminados por el "lapis lazuli", pigmento natural precioso que con su color noble evoca los destellos de la vida divina en sus almas y el fuego de amor que abrasó sus corazones.

  Dolores y Consuelo Aguiar - Mella Díaz

 

En el centro del grupo, las dos mártires laicas uruguayas, hermanas Dolores y Consuelo Aguiiar Mella - Díaz, educadas en el colegio escolapio de Carabanchel (Madrid), que identificadas con sus profesoras, les ayudaban en los dramáticos tiempos de la persecución religiosa, y que, por amor a Cristo, se adhirieron junto a las religiosas a su sacrificio de entregar sus vidas, antes de renunciar a su fe. En el Icono se nos presentan en visión apocalíptica con túnica blanca, hábito de gloria, merecido por el martirio.

 Mártires y Coros angélicos

 Sus figuras, esbeltas y estilizadas, que llevan también en la mano la Cruz del martirio, se asemejan a siluetas angélicas, pues en los textos de la Liturgia Bizantina, los mártires son comparados a los ángeles, como puede leerse en el texto siguiente; “¡Oh Mártires, ¿qué nombre os daremos? ¿Querubines? pues sois el trono de Cristo; ¿Serafines? pues lo glorificáis sin cesar; ¿Ángeles? pues habéis renunciado a vuestro cuerpo; ¿Potestades? por los milagros realizados, pues tenéis tantos nombres y los superáis en dones!”.

 

 La gloria del martirio

 El mensaje del Icono es el de descubrirnos y ofrecernos mediante colores e imágenes, la gloria del martirio: don del amor puro, radical y perfecto.

 El mensaje del Icono de las Mártires Escolapias es el de descubrirnos y ofrecernos mediante colores e imágenes, la gloria del martirio. Misión universal, en la que todos los mártires pueden reflejarse en él como en un espejo. Por eso, los detalles personales de sus vidas quedan como ignorados ante la gloria inefable y superior, que es el martirio; es el don del amor puro, radical y perfecto.

 El presente Icono, con razón puede ser contado entre los iconos llamados "triunfadores del malcomo el célebre icono de San Jorge, mártir del Oriente, protector de los pueblos en lucha contra el Islam.

 En el Icono las Mártires están representadas como "Triunfadoras de Satán". La antigua serpiente bíblica, según la tradición iconográfica se representa por el dragón, tal como aparece en la parte inferior izquierda del Icono.

 

La Theotokos invencible

 En la parte central del Icono, flanqueada simétricamente por cuatro mártires a cada lado y llevada por ellas, está la bandera, re- presentando a la Madre de Dios, la Theotokos con su Hijo Jesús. La bandera, acabada en forma de cruz, aplasta al dragón, como simbolizando el triunfo de la Toda Santa (María), y el de sus seguidores, apoyados en el Poder de la siempre Virgen María.

 En el Kontakion de la fiesta de la Encarnación del Hijo de Dios, se canta "¡Oh Theotokos, invencible General de los ejércitos…, cuyo poder es irresistible, líbranos de todo peligro!"

 

Trasunto de la gloria imperecedera

 El Icono con su "pole" y todo su fondo en oro, quiere ser como un trasunto de gloria; los rostros de las Mártires resplandecen de gozo y paz, dejando traslucir la vida divina que las habita.

 En la parte derecha inferior del Icono aparecen un río y unas flores. El río símbolo de la fecundidad, agua de la gracia que purifica, refresca, fortifica y santifica; el agua símbolo de la fecundidad del sacrificio y floración pujante de la semilla del martirio, representado en las flores, junto a la corriente de agua.

 "Oh ilustres atletas del Salvador, sois un ejército de elegidos y de Santos, un Paraíso poseyendo este árbol de vida que es María, la digna Theotokos. Sois escolta de honor de nuestro Dios y para complacerle sois una asamblea de primogénitos."

"Habéis recibido de Cristo, en presencia de los Ángeles y de los humanos la corona de vencedores."

 "Esis junto al trono del Señor, resplandecientes de la gloria del Todopoderoso y sois rayos de su claridad, por vuestra intercesión, encontramos perdón por nuestras faltas." (Liturgia bizantina)

 SU MARTIRIO NOS INTERPELA

 M. María Baldillou, M. Presentación Gallén, M. Mª Luisa Girón, M. Carmen Gómez, y M. Clemencia Riba formaban parte de la comunidad escolapia de Valencia. Desatada la persecución antirreligiosa en la ciudad, el 19 de julio de 1936, buscaron refugio en un piso cerca del colegio. Allí pasaron días calamitosos.

 Fueron denunciadas, y a las cinco de la mañana del 8 de agosto, la vivienda fue asaltada por una patrulla de milicianos. Les dijeron que debían declarar en el Gobierno Civil. Un coche las esperaba a la puerta, pero no para llevarlas al Gobierno Civil, sino a la playa del Saler, donde aquel amanecer sellaron con su sangre su fidelidad al Señor y recibían de Él la palma del martirio.

 M. María de la Iglesia era la superiora del colegio de Madrid; Dolores y Consuelo Aguiar- Mella Díaz habían sido sus alumnas en el colegio de Carabanchel y estaban muy vinculadas con las Madres Escolapias. Tras pasar los meses de julio, agosto y septiembre en Madrid, entre atropellos, registros y todo tipo de amenazas y persecución, el 19 de septiembre de 1936, por su condición de cristianas, primero D.olores, y luego M. María y Consuelo, fueron detenidas violentamente, y martirizadas, a las afueras de Madrid, en la carretera de Andalucía. Derramaron su sangre sólo porque eran discípulas de Cristo, y lo hicieron con serenidad y paz, glorificando a Dios con la profesión de su fe y perdonando a los que las injuriaban y asesinaban.

Como fieles seguidoras del carisma legado por su Madre Fundadora, Santa Paula Montal, en el momento supremo de su martirio, se oyó un grito de júbilo; clamaron: "¡Viva Cristo Rey!"; proclamación de fe y confianza total en Él, que les abrió las puertas de la gloria eterna.

 

   

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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