La persecución religiosa en España
de los años 1936 al 39 produjo muchas víctimas, sacerdotes,
religiosos y religiosas, seglares casados, padres de familia, o
célibes, que derramaron su sangre por el nombre de Cristo.
La Orden Dominicana tuvo su
participación en esta ofrenda en toda España, y concretamente en
Cataluña, Aragón y Valencia.
No es posible sintetizar y destacar
los testimonios particulares de cada uno de los Protagonistas.
Todos murieron como auténticos testigos de la fe que Profesaban
y fueron sacrificados por ser creyentes católicos veraces.
Todas
murieron pidiendo perdón a Dios por sus asesinos. |
Los dos seglares, afiliados a la Tercera Orden de Santo Domingo,
tenían hijos religiosos dominicos, y uno de ellos un hermano
sacerdote dominico en Barcelona, que también fue asesinado en
aquellos días. Modestos trabajadores y católicos Prácticos,
fueron ejemplares en mantener y defender su fe con valentía en
el ambiente laboral en que discurría su vida. Esa fue la única
motivación de su asesinato.
La
monja contemplativa y las otras nueve religiosas fueron
sacrificadas por el hecho de ser monjas, y alguna de ellas, tras
sufrir el asedio a su castidad consagrada, fue asesinada de
manera sádica, a tiros de escopeta en el vientre, "para que
supieran lo que es sufrir", según declaraba una miliciana que
formaba parte del piquete de ejecución. Todas murieron pidiendo
perdón a Dios por sus asesinos.
La
Familia Dominicana de Barcelona puede gloriarse de estos sus
hermanos y hermanas que llevan en su cabeza la corona del
martirio, como tantos cristianos de los primeros siglos del
cristianismo. Ellos dan gloria a Dios y son poderosos
intercesores en favor de la Iglesia catalana y, en especial, en
favor de sus hermanas y hermanos de la Familia Dominicana en el
mundo entero. |