Obispo Irurita, santo y mártir, ruega por nosotros
EN EL TALLER DEL JOYERO
Sucedió hace setenta y
cuatro años en la ciudad de Barcelona. Marcos Goñi Almandoz,
sacerdote y familiar del Obispo, Monseñor Manuel Irurita
Almandoz[1], busca refugio para
huir de la cruenta persecución religiosa en que ha estallado el comienzo de la
Guerra Civil española. Antoni Tort, que era el joyero
titular de la basílica de Nuestra Señora de la Merced, se convierte en
protagonista principal de nuestro relato.
Por las calles cercanas
al Obispado se encuentra providencialmente con la ocasión de refugiar en su
domicilio al Señor Obispo. No lo duda ni por un momento. Ya ha recogido a
cuatro monjas Carmelitas de la Caridad. Así, desde el 21 de julio hasta el 1 de
diciembre, en el taller del joyero se “lleva una vida claustral, por el
ambiente de piedad que se respira”.
Son numerosos los
recuerdos de aquellos 132 días que están narrados extraordinariamente en “Doctor
Irurita”, obra publicada en 1992 por el
jesuita Adro Xavier.
Así pues, allí descubren
al Doctor Irurita, que se confesó sacerdote, a su
familiar, y a cuatro monjas. Detenidos todos ellos, son llevados aquella tarde
a la sede de la patrulla que estaba en el número 166 de la calle de Pere IV
(antiguo “Ateneu Colon”) y, desde allí, a la “Checa”
de Sant Elías, instalada en un convento devastado, cerca de la calle de Balmes.
Una de las religiosas
detenidas junto a él cuenta que en uno de los interrogatorios que hicieron al
Prelado al día siguiente, le preguntaron si durante los meses de clandestinidad
había celebrado la Eucaristía; pregunta a la que respondió con firmeza: “No
he dejado de celebrarla ningún día y, si me dejan, lo haré ahora mismo, pues,
el mundo se sostiene por el sacrifico de la Santa Misa”. La misma religiosa
recuerda que, al ser cacheado, le encontraron un rosario, y mientras se lo
quitaban de malos modos, el doctor Irurita, con tono
suplicante, les dijo: “Por favor devolvedme el rosario, pues sin él no
puedo vivir”.
3 DE DICIEMBRE DE 1936, PRIMER
VIERNES DE MES
También hoy, como aquel 3
de diciembre de 1936, es primer viernes de mes. No duró ni cuarenta y ocho
horas el cautiverio del Dr. Irurita, pues la medianoche
del 3 al 4 de diciembre fue llevado a Montcada i Reixach, en cuyo cementerio se le fusiló junto a
su familiar sacerdote, y a los hermanos Antoni y Francesc Tort. Como no hubo proceso verbal de esta
detención y de su desenlace, no se supo durante un tiempo dónde había sido
inmolado el obispo de Barcelona. Según testigos, el Dr. Irurita
pronunció antes de morir estas palabras: “Os bendigo a todos y bendigo
también a las balas que me ocasionarán la muerte, ya que serán las llaves que
me abrirán las puertas del Cielo”.
El posterior hallazgo de
sus restos tras la guerra y el reconocimiento de la vestimenta que llevaba al
ser detenido por parte de miembros de la familia Tort, que estaban presentes en
ese momento, disiparon las dudas. El testimonio de otro preso que fue de la
misma partida de doce condenados entre los que se hallaba el obispo, a quien
había reconocido al partir para Montcada, confirmó lo
declarado por los Tort. El cadáver fue llevado a la catedral, donde se le
enterró en la capilla del Santo Cristo de Lepanto.
EL ANÁLISIS DEL ADN AL 99,9%
El llamado proceso
informativo para la canonización del Obispo mártir de Barcelona se abre el 12
de febrero de 1959. El cardenal Ricard Mª Carles manda el 11 de
noviembre de 1993 su reapertura. En el año 1999 tuvo lugar el estudio de los
restos. Finalmente, el 19 de julio de 2002 se clausura la fase diocesana. La
Causa recibe el nihil obstat
el 27 de noviembre de 2002. El decreto de validez se otorgó el 14 de febrero de
2003.
He trabajado con él y se
cómo se puede distinguir un cuerpo de otro y de la fiabilidad, cuando pueden
usarse, de las pruebas de ADN. Un resultado del 99,9% es muy abultado para
andar con zarandajas. Otros siguen empeñados en politizar una preciosa vida
martirial con elucubraciones nocturnas que quedan desmontadas por la ciencia… O
¿sólo vale lo científico cuando nos viene cabal para nuestros argumentos?
Si interesa el tema: http://www.persecucionreligiosa.es/trece_rosas.html#carrer
[1] Nació el 19 de agosto de 1876 en Larraínzar
(Navarra). Cursó sus primeros estudios en el colegio de los padres
capuchinos de Lecároz y posteriormente en el
Seminario Diocesano de Pamplona. En Valencia transcurrió su vida sacerdotal
desde
[2]
Antiguamente se llamaba familiar al sacerdote que acompañaba al Obispo y cuyas
funciones iban mucho más allá de las de ser únicamente su secretario: vivía con
él y le atendía las 24 horas del día. Cuando he usado la expresión familiar lo
he hecho en este sentido.
Con respecto al ADN para la identificación de los restos óseos de Irurita (a lo
que me refiero al final del artículo) se ha querido echar por tierra la
argumentación científica aludiendo que en realidad el sacerdote que yace en la
Cripta de la Capilla de Lepanto de la Catedral de Barcelona no es Monseñor
Irurita sino Goñi, ya que ambos se apellidan Almandoz de segundo y el ADN
confundiría a los investigadores. A través de llamada teléfonica don José Javier
Echave-Sustaeta de Hispania Martyr me hace saber que sus investigaciones han
descubierto que al menos en las cuatros generaciones anteriores al Siervo de
Dios Manuel Irurita, no hay ninguna vinculación de parentesco. El tema
científico desmonta por fin y de manera total cualquier elucubración sobre otros
posibles y ridículos finales de la muerte de Irurita.
Con 14 años crecí leyendo los boletines de Hispania Martyr. Esta Asociación
Cultural tiene como fin primordial la glorificación de los mártires de la
Iglesia en España. Agradezco la corrección de don José Javier Echave-Sustaeta.
Manuel IRURITA ALMÁNDOZ
Obispo de Barcelona
(1876-1936)
Nació el 19 de agosto de 1876 en Larraínzar (Navarra). Cursó
sus primeros estudios en el colegio de los padres capuchinos de Lecároz y
posteriormente en el Seminario diocesano de Pamplona. En Valencia transcurrió su
vida sacerdotal desde 1905 a 1927. Culminó su formación eclesiástica con los
grados de doctor en Filosofía y Sagrada Teología, conseguidos en la entonces
Universidad Pontificia.
En diciembre de 1926, la Santa Sede lo preconiza obispo de
Lérida recibiendo la consagración episcopal el 25 de marzo de 1927, finalizando
su pontificado en marzo de 1930 con su designación para la sede de Barcelona.
Tras el fracaso de Goded en el alzamiento, comenzó la marea revolucionaria y la
terrible persecución contra el clero y los católicos.
El 21 de julio monseñor Irurita estaba diciendo misa en la
capilla episcopal cuando se oyó el tumulto de los asaltantes. Finalizado el
santo sacrificio, salió con algunos familiares por la puerta secreta, logrando
ocultarse en el domicilio de la calle Call nº 17 del ejemplar católico catalán y
joyero de profesión Antonio Tort, el cual había dado también acomodo a las
religiosas Carmelitas de la Caridad MM. Elvira Ruiz y Micaela, HH. Montserrat
Sabanes y María Torres. Se dispusieron tres departamentos, uno ocupado por el
obispo y su familiar Marcos Goñi, otra reservado a las religiosas y el tercero
ocupado por la familia Tort. Una de las habitaciones se destinó a oratorio. A
las seis y cuarto de la mañana empezaba la misa. A las doce se rezaba el ángelus
y una parte del rosario. A las cinco se rezaba otra parte del rosario y a las
ocho la visita al Santísimo.
El 1 de diciembre de 1936, allanaron
la vivienda doce milicianos de la Patrulla de Control número 11, de Pueblo
Nuevo, que radicaba en la calle Pedro IV nº 166, realizando un concienzudo
registro, descubriendo algunos objetos religiosos que fueron profanados y
robados. Se apoderaron del Dr. Irurita, de Marcos Goñi, de Antonio Tort, de su
hermano Francisco, de la hija de Antonio, Mercedes, y de las HH. María Torres y
Montserrat Sabanes. Primero se los llevaron al comité de San Adrián, del que
pasaron al central de San Gervasio y finalmente a la checa de San Elías. Todo
ello en el plazo de cuarenta y ocho horas que mediaron entre la detención
domiciliaria y el fusilamiento de los cuatro varones de la expedición, en
Moncada y a las doce de la noche del 3 de diciembre de 1936.
Uno de los hombres que dispararon en el cementerio de
Moncada, detenido una vez finalizada la guerra civil para ser juzgado por sus
crímenes, declaró al capellán castrense de la cárcel de Lérida, Rvdo. Eusebio
Vidal, que el Dr. Irurita, cuando estaba en el paredón aguardando la descarga,
habló a los allí presentes en esta forma:
«Os bendigo a todos los que estáis en mi presencia, así como también bendigo a las balas que me ocasionarán la muerte, ya que serán las llaves que me abrirán las puertas del cielo».
por Jorge
López Teulón
Escribo sólo como sacerdote y lo hago por la devoción
al obispo mártir Irurita, que yace enterrado en la Capilla del Cristo de Lepanto
de la Catedral de Barcelona, pero sobre todo lo hago porque han pasado ¡15 días!
y nadie ha contestado a Josep María Sòria, autor de una pésima novela en
entregas que ha publicado La Vanguardia
en 4 páginas, a razón de una por día (¡con lo grandes e incómodas que son las
páginas de ese periódico!) con el único fin de seguir esparciendo una perversa
siembra de dudas para posicionarse en contra de la beatificación del Doctor
Manuel Irurita Almandoz, obispo de Barcelona, que fue asesinado el 3 de
diciembre de 1936. Se acaba de cumplir el 70 aniversario de su martirio.
Unas líneas biográficas
Manuel Irurita Almandoz nació en Larrainzar (Navarra) el 19 de agosto de 1876.
Doctor en Sagrada Teología en el 1906 y en Filosofía en el 1907. Beneficiado de
la Catedral de Valencia en el 1899. Profesor de Canto Gregoriano, de Lengua
Hebrea y de Teología Fundamental en el Seminario de Valencia. Visitador de
religiosa y Promotor de las Misiones diocesanas hasta que de Valencia pasó a
Lérida, siendo nombrado obispo de esta diócesis. Excelente músico, fue nombrado
presidente de la Asociación Ceciliana Española en el Congreso Nacional de Música
Sagrada de Vitoria del año 1928. Trasladado al obispado de Barcelona, se
distinguió por su bondad y santidad. Ocupa el número 115 de los obispos que
rigieron la diócesis de Barcelona y lo hizo desde 1930 a 1936.
Estalla la guerra
El 21 de julio de 1936 Monseñor Irurita estaba diciendo misa en la capilla
episcopal, cuando se oyó el tumulto de los asaltantes. Finalizado el santo
sacrificio, salió con algunos familiares por la puerta secreta por la puerta
secreta, logrando ocultarse en el domicilio de la calle Call, nº 17, donde vivía
el Sr. Antonio Tort, el cual había dado también acomodo a las religiosas
Carmelitas de la Caridad, MM. Elvira Ruiz y Micaela, HH. Montserrat Sabanes y
María Torres. Se dispusieron tres departamentos, uno ocupado por el obispo y su
familiar Marcos Goñi, otra reservada a las religiosas y el tercero ocupado por
la familia Tort. Una de las habitaciones se destinó a oratorio. A las seis y
cuarto de la mañana empezaba la misa. A las doce se rezaba el ángelus y una
parte del rosario. A las cinco se rezaba otra parte del rosario y a las ocho la
visita al Santísimo.
Así estuvieron hasta que el 1 de diciembre de 1936, allanaron la vivienda doce milicianos de la Patrulla de Control número 11, de Pueblo Nuevo, que radicaba en la calle Pedro IV nº 166, realizando un concienzudo registro, descubriendo algunos objetos religiosos que fueron profanados y robados. Detuvieron al Dr. Irurita, a Marcos Goñi, a Antonio y Francisco Tort, a Mercedes, hija de Antonio, y a las HH. María Torres y Montserrat Sabanes. Primero se los llevaron al comité de San Adrián, del que pasaron al central de San Gervasio y finalmente a la checa de San Elías. Todo ello en el plazo de cuarenta y ocho horas que mediaron entre la detención domiciliaria y el fusilamiento de los cuatro varones.
El Doctor Irurita fue asesinado en el cementerio de Montcada y Reixach, la noche del 3 al 4 de diciembre de 1936, a los 60 años.
“Ahora, sobre todo, se necesitan obispos que vean a Jesús, sacerdotes que vean a Jesús, maestros que vean a Jesús. Hora es ya de que caigamos en la cuenta de que con Jesús lo tenemos todo y sin Jesús no tenemos nada. Yo quisiera que sacarais este fruto. Con Jesús lo tengo todo, con Él soy suficientemente sabio, rico, feliz. Tengo a Jesús, lo poseo, le amo; lo demás nada hay que me interese (…). Hacen falta ahora católicos y católicos de profundas convicciones, de voluntad decidida, de fortaleza ejemplar, valientes y dispuestos a padecerlo todo, a sacrificarlo todo, la bolsa, la nómina, la carrera, si es preciso. Peor esos hombres solo los tendremos cuando mueran todas las cosas, cuando mueran a sí mismos para vivir la vida de Jesús”.
Estas palabras fueron pronunciadas por el Doctor Irurita en el mes de julio de 1935. Las recoge César Alcalá en un artículo sobre el tema publicado en el nº 78 de la revista digital Arbil, anotaciones de pensamiento y crítica.
El serial de La Vanguardia
La primera entrega (28-XI-2006) la titula Josep María Sòria “Franco rechazó el canje de Irurita”. El autor de los artículos afirma que en los archivos secretos del Vaticano hay cartas de octubre de 1937, es decir, diez meses después del presunto fusilamiento, en las que Franco y la Santa Sede negociaban la liberación de Irurita con las autoridades republicanas por presos del otro bando.
El segundo artículo (29-XI-2006) se enreda en base a un manuscrito de un miliciano anarquista conocido por Josep… ¡habla de un rumor que corrió y que creó malestar entre los milicianos!
En el tercer día (30-XI-2006) el canónigo Mosén Josep Aragonés dice que,
teniendo 12 años –ahora tiene 80- lo vio, junto a seis personas más y lo
reconoció. Rechazaba el sacerdote que pudiera tratarse de una aparición.
Finalmente, el 1 de diciembre el título ya terminaba de manejar la conciencia
del que pacientemente hubiera resistido las tres entregas anteriores:
“Una ambigua prueba del ADN”.
Y subtitula “Los análisis del cadáver del obispo
Irurita son concluyentes, pero no determinantes”.
En fin, la cruzada particular que alberga las páginas de La Vanguardia no es nueva. Ya el 9 de enero de 2000 publicaba otro artículo titulado El misterio del obispo Irurita. En esa ocasión era Josep Playá Mases el que organizaba el artículo para seguir sembrando dudas y más dudas. Entonces se pudo leer: “Se exhumó una vieja polémica sobre el momento de la muerte del obispo y si realmente era un mártir de la guerra civil o había sido asesinado después de acabar esta”.
En manos de la Santa Sede
Todo lo publicado durante cuatro exasperantes días, hace que se desequilibre la autoridad moral de una posible opinión cuando no enfrente otros argumentos iguales o más válidos que lo suyos. ¿Por qué silenciar tantos otros?
A misteriosas apariciones tras la guerra, (¿es que se fugó el Señor Obispo a algún paraíso y ellos saben dónde está o estuvo?) se suma un diario de una anarquista con rumores, y papiros encontrados en archivos secretos al más puro estilo de los Da Vinci y compañía…
1.- ¿Qué pasa con el testimonio de mucha gente que vio el cadáver del Doctor Irurita en el cementerio de Montcada y Reixach? ¿Qué pasa con el testimonio de la hija de Antonio Tort? ¿Acaso vale más la declaración del canónigo Aragonés?
2.- Por qué no se cita a Mosén Eusebio Vidal, capellán de la prisión de Lérida y que, en el año 1955, escribió: “En mi labor apostólica con los presos, uno de ellos tuvo conmigo la confidencia de manifestarme que estuvo en el fusilamiento del Excmo. y Rvdmo. Sr. Obispo de Barcelona, Dr. Irurita, y que mientras estaba en el paredón aguantando la descarga, habló a los allí presentes en esta forma: “Os bendigo a todos los que estáis en mi presencia, así como también bendigo a las balas que me ocasionarán la muerte, ya que serán las llaves que me abrirán las puertas del Cielo”.
3.- ¿Y el informe del vicario general, José Morera, que en el año 1943, ratificaba la autenticidad de los restos mortales del Señor Obispo? Su informe ratificaba que el vestido del cadáver pertenecía, sin duda, al obispo y que su complexión y físico, así como el análisis de sus dientes, se correspondían con los del obispo.
4.- Dígase que no se entendía con el Cardenal Vidal y Barraquer, parangón del catalanismo frente a un obispo navarro. Porque tal vez lo que puede parecer como un inconveniente, a lo mejor es positivo para la santidad del Doctor Irurita.
5.- Dígase que tampoco se entendió con el Presidente Luis Companys y Jover, al que tuvo que padecer Irurita. A Companys le acompaña, se quiera o no, la responsabilidad política y personal directa en la represión en Cataluña durante la Guerra Civil, represión que no solo no desconocía y permitía, sino que apoyó con sus medidas legislativas y de gobierno.
6.- Y si el Doctor Irurita no murió cuando se ha dicho y tampoco fueron sus asesinos aquellos a quienes se les ha atribuido el crimen, qué quieren hacernos creer que el Señor Obispo murió después de la toma de Barcelona y que, claro está, los autores de su muerte fueron otros que quisieron vengarse de sus ideas políticas…
¡Ya conocemos de sobra las tesis partidistas y sesgadas del benedictino de Montserrat, Hilari Raguer! Ofrezcan claridad y en lugar de opiniones surrealistas, traigan afirmaciones veras: ¿qué es esa figuración de que Irurita fue objeto de intercambio secreto entre los republicanos y el gobierno de Franco? ¡Sean objetivos, por Dios! Difundan las mil y una anécdotas que se cuentan durante los años de pontificado del Doctor Irurita que certifican de sobra su santidad y los deseos de imitar a Jesús, Buen Pastor.
Para terminar
Resulta que a principios de los 70 descolgaron el apellido del obispo, de la placa de la calle que recordaba a Irurita. Y pasó de ser Carrer del Bisbe Irurita a Carrer del bisbe, nombre actual. Dicha calle va desde la Plaça de la Seu a la Plaça Sant Jaime, y en esa pequeña calle se sitúa a un lado la Catedral y al otro el Obispado y la Generalitat. He querido titular así este artículo: Carrer del Bisbe Irurita. Lo he querido hacer para reivindicar su verdadero nombre…, pero en realidad no hace falta, porque bastantes páginas de Internet, muy poco sospechosas de integrismo católico, me regalan la vista situando todavía en los parámetros descritos el Carrer Bisbe Irurita… ¡que no se entere el Tripartit!, o comprará el dominio…
Causa de Martirio
[177]
MANUEL IRURITA
ALMANDOZ
Y 4 COMPAÑEROS
DEL CLERO DIOCESANO y FIELES
LAICOS
DE LA ARCHIDIÓCESIS DE BARCELONA
1.
MANUEL
IRURITA ALMANDOZ
Obispo de Barcelona
* 19
de de agosto 1876 en Larraínzar, Navarra
+ 3 de diciembre 1936 ante el cementerio de
Montcada (Barcelona)
2. GAIETÀ CLAUSELLAS BALLVÉ
Sacerdote de la
Diócesis de Barcelona
*29 de agosto
+ 14 de agosto 1936 en la carretera Sabadell-San Juliá de la Altura (Barcelona)
3. MARCOS
GOÑI ALMANDOZ
Sacerdote
de la Diócesis de Barcelona. * 6 octubre 1897. Lanz, Navarra.
+ 3 diciembre 1936 ante cementerio de Montcada (Barcelona)
4. ANTONI
TORT REXACHS
Laico de la Diócesis de Barcelona, casado.Monistrol de Montserrat (Barcelona)
+4 diciembre 1936 ante el cementerio de Montcada
(Barcelona) * 28 de marzo de 1895 en
5. FRANCESC TORT REXACHS
Laico de la Diócesis de
Barcelona. Monistrol de Montserrat (Barcelona) + 3 de diciembre de
1936 Montcada. Barcelona
Diócesis del obispo competente: Barcelona
CCS número de protocolo: 2506
Tipo de causa: Martirio
Apertura del proceso
informativo: 12 de febrero 1959. Reanudación de la investigación
diocesana: 11 de noviembre 1993. Cierre de la investigación diocesana:
19 de julio 2002.
Nihil obstat:
27 de noviembre 2002.
Decreto sobre la validez del proceso diocesano: 14 febrero 2003, 16 de
diciembre de 2004 (*)
Presentación
de Positio a CCS: 2005
Postulador:
Dra. Silvia Mónica
Correale
Peticionario: Arzobispado de Barcelona, Carrer del Bisbe, 5,
08002 BCN. ESPAÑA