Nuestros Mártires,
Noticias de Prensa

Año 2008
Un día después de
la Navidad, se celebra la festividad
de san Esteban, el primer mártir de
Cristo, a cuya muerte siguió una
persecución contra los cristianos de
Jerusalén. El calendario litúrgico
dirige a los hombres de todos los
tiempos un mensaje siempre actual.
En el caso de los mártires, basta
recordar el reciente Informe sobre
Libertad Religiosa de Ayuda a la
Iglesia Necesitada, que documenta
terribles episodios de violencia
contra los cristianos, como los
secuestros y asesinatos en Iraq, y
la represión en China o en Pakistán.
En más de 60 países, se viola
gravemente la libertad religiosa, y
350 millones de cristianos sufren
por su fe, una cifra que supera a
las poblaciones de España, Alemania,
Reino Unido, Francia, Italia y
Holanda juntas.
Especialmente dramático es el caso
del estado indio de Orissa.
Centenares de cristianos han muerto
asesinados en los últimos 5 meses;
miles han sido expulsados de sus
casas, y se han visto obligados a
celebrar esta Navidad escondidos en
los bosques o en campos de
refugiados. Podrían poner fin a sus
sufrimientos si renunciaran a su fe:
sus agresores sólo piden eso, igual
que los verdugos de san Esteban o
los de los mártires españoles
durante los años 30 del siglo XX.
La fuerza que sostiene a estos
testigos de Cristo para no sucumbir,
es un misterio que sólo es posible
comprender a la luz de la
Resurrección del Señor. La serenidad
de los mártires y el perdón que
ofrecen a sus verdugos, sigue siendo
hoy el testimonio de esperanza más
bello y elocuente de los cristianos
al mundo.
Línea Cope 26.12.08
El Semanal Digital – Rafael
González Rojas – 26.11.08
[ … ] Consecuentemente, y a tenor de las enseñanzas
de nuestra historia nacional, el presidente de los
obispos españoles advierte de que "es necesario vigilar
para evitar de raíz actitudes, palabras, estrategias y
todo lo que pudiera dar pábulo a las confrontaciones que
puedan acabar siendo violentas". Y recuerda que la
sangre de los muertos en la guerra, incluyendo la de los
mártires, "sigue clamando al Cielo para pedir la
reconciliación y la paz".
No sé si por incompetencia o mala fe, o por ambas cosas
a la vez, tanto Zapatero como Blanco han cogido el
rábano por las hojas. No se puede comprender cómo unas
palabras tan claras, que nadie con un mínimo de
capacidad de comprensión puede mal interpretarlas, son
sin embargo tergiversadas. Pues sí; el señor Zapatero
entra en polémica, y faltando manifiestamente a la
verdad ha pedido a la Iglesia que respete a los
familiares que buscan a sus desaparecidos como la
sociedad respeta las beatificaciones de los mártires.
¿A qué viene esa salida de pata de banco? ¿Cuándo se
ha pronunciado la Iglesia, ni nadie con cierta solvencia
moral, en contra de los deseos de aquellos que quieran
rescatar de las tumbas y fosas clandestinas a sus
familiares asesinados?
Es una falacia dar a entender que la Iglesia recuerde
unos muertos, los beatificados, y olvide a otros. Nunca
ha hecho la Iglesia distinción de los caídos en uno u
otro bando. Los beatificados son otra cuestión: son
mártires de la fe, sin militancia política, gente
pacífica que murieron perdonando. El cardenal habla, sí,
de olvido, pero no de unas víctimas enterradas en fosas
comunes, ni de las injusticias sufridas en cualquier
lugar, estuviese ocupado por unos u otros contendientes.
Habla de que se olvide quién fue más o menos culpable de
aquella confrontación fraticida, de no recontar las
afrentas de unos u otros y así poder mantener vivo el
espíritu de la Transición, ejemplar por muchas cosas,
como han reconocido tantas personalidades de todo el
mundo. Recientemente, Vargas Llosa, en una televisión,
recordaba cuán modélicamente el pueblo español ha sabido
superar su pasado. La Iglesia lo hace también, y
recomienda –por boca del presidente de la CEE- que a
veces es necesario saber olvidar. "No por ignorancia o
cobardía –precisa Rouco-, sino en virtud de una voluntad
de reconciliación y de perdón responsable y fuerte."
Línea Cope – 26.11.08
[…] Monseñor Martínez
Camino añade a su experiencia, un notable
bagaje teológico y una reconocida facilidad para
expresar el pensamiento de la Iglesia cara a la
sociedad. Muestra de ello han sido las declaraciones en
las que recordado y aclarado lo que dijo el cardenal
Rouco en el discurso inaugural y que luego,
torticeramente, ha desenfocado el Presidente del
gobierno. La Iglesia desea que se honre a todos los
muertos, y que estos puedan ser buscados libremente por
sus seres queridos. Lo que no desea es reabrir un
estéril debate sobre culpabilidades.
La Iglesia honra a sus mártires precisamente porque han
muerto por amor a Jesucristo, un amor que les ha
permitido morir perdonando y bendiciendo a sus enemigos.
Quienes no parecen perdonar son los que quieren revisar
la historia para que se culpabilice a quienes no
tuvieron la culpa, o quienes pretenden eliminar a la
Iglesia y a sus símbolos de la historia y del presente.
El cardenal Herranz representará al Papa en el
1750 aniversario de los protomártires de Tarragona
CIUDAD DEL VATICANO, domingo
23 de noviembre de 2008 (ZENIT.org).-
La Santa Sede hizo público ayer el nombramiento, por
parte del Papa, del cardenal español Julián Herranz,
presidente emérito del Consejo Pontificio para los
textos Legislativos, como su enviado al 1750 aniversario
de los primeros mártires de Tarragona.
La celebración, que recordará el martirio del obispo san
Fructuoso y de los diáconos san Augurio y san Eulogio,
se celebrará en la diócesis de Tarragona el próximo 25
de enero de 2009. Con ella se pondrá el broche final al
año jubilar que se está celebrando en esta diócesis
española.
El cardenal Herranz tiene 78 años y es natural de
Córdoba (España). Miembro de la Prelatura del Opus Dei,
ha sido desde 1994 hasta el año 2007 presidente del
Consejo Pontificio para los Textos Legislativos.
El año jubilar conmemora el martirio del obispo
Fructuoso y sus diáconos Augurio y Eulogio, que fueron
quemados vivos en el anfiteatro de Tarragona, en tiempos
de los emperadores Galiano y Valeriano. Las actas de su
martirio constituyen el primer documento escrito sobre
el cristianismo en España.
Atacado un monumento EL
PAÍS – 17.11.08
Un gran monumento dedicado a 12
carmelitas asesinados en la Guerra Civil ubicado en
Cervera (Lleida) sufrió un ataque la madrugada de ayer.
El conjunto monumental, que ocupa unos 150 metros y está
situado en el Clot dels Aubens,
simboliza un Vía Crucis. Los agresores, según los Mossos,
"arrancaron las cruces e hicieron migas la placa",
dejando como firma una bandera independentista catalana
y el símbolo del partido comunista. El consejero de
Interior, Joan Saura, condenó el ataque y anunció que la
Generalitat se pondrá a disposición de los carmelitas
para repararlo.
En septiembre, Saura inauguró una ruta de la Guerra
Civil en ocho pueblos de la comarca. Su primer punto
está ubicado en Clot, donde los religiosos fueron
asesinados. El monumento forma parte de la red de
espacios de memoria de la Generalitat.
Los sacerdotes recuerdan a los "mártires" de
la Guerra Civil (Granadahoy.com
- Vn. 7.11.08)
La familia Lorca se persona en la causa de las
exhumaciones
El municipio alpujarreño de Turón fue uno de los
campos de exterminio más importantes de Andalucía · La
iglesia del pueblo fue convertida en una cárcel que
acogió a más de trescientas personasEl juez de la
Audiencia Nacional Santiago Pedraz acepta que los
familiares del poeta estén presentes en la apertura de
la fosa del barranco entre Víznar y Alfacar
Decir que durante la Guerra Civil y los años
posteriores hubo asesinatos y caídos en ambos bandos,
nacional y republicano, es empezar por una obviedad que
sin embargo se olvida en más ocasiones de las que sería
deseable.
Por eso, el acto que tuvo lugar ayer en Turón, un
pequeño pueblecito de la Alpujarra entre Granada y
Almería, cobra una especial significiación en estos
momentos: sacerdotes de la ambas provincias Granada y de
Almería se reunieron en el municipio granadino para
recodar los horrores que se vivieron allí durante la
Guerra Civil, cuando grupos de republicanos convirtieron
la iglesia en una cárcel en la que encerraron a 300
personas a las que , según se relata, se sometió a
trabajos forzados y que en muchos casos fueron
ajusticiados.
El cura granadino Santiago Hoces, que participó en el
acto en memoria de las víctimas -durante el que se
celebró una eucaristía y una oración martirial a la que
acudieron casi una cincuentena de religiosos- y autor de
varios estudios sobre el tema de los asesinatos de
religiosos, recordó que durante la contienda se
asesinaron en España "más de 7.000 sacerdotes, 500
religiosas, algunas de ellas de clausura, y hasta 10
obispos". La Iglesia ha solicitado la canonización de
todos aquellos que ayer fueron homenajeados y que, como
especifica Hoces, "murieron por causa de odio a la fe
católica" y que perdonaron a sus verdugos. "Por eso son
unos mártires", justifica el sacerdote granadino.
El sacerdote también hizo especial hincapié en que el
motivo de este proceso ni es político ni es reciente,
sino que viene de muy atrás. "Hay tres tipos de muertos
de la Guerra Civil: los jóvenes de uno y otro bando cuya
sangre regó los campos españoles. Otros por la represión
política, tanto del lado de Franco como del otro. Y por
último, los de la persecución religiosa, que murieron
por ser católicos y no por motivos políticos. Esos son
los que pedimos que tengan la categoría de mártires del
siglo XXI desde hace ya más de dos décadas".
Según el religioso, se solicita la canonización por el
"testimonio" que han dejado a los católicos pero en
ningún caso para reabrir las heridas por las que supura
el odio. "Cuando he ido por los pueblos hablando con
testigos y familiares para poder demostrar que murieron
con palabras de perdón en la boca no he querido saber
los nombres de los que los mataron. La Iglesia Católica
no quiere condenar a nadie".
El alcalde de Turón, Juan Vargas, del PP, también se
negó ayer a politizar el acto de homenaje y recuerdo a
las víctimas. "En Turón murieron muchísimas personas, no
se sabe exactamente cuántas, pero casi todos eran gente
de fuera. En el pueblo no hay heridas abiertas. Yo he
asistido porque soy católico, como se han acercado otros
vecinos", zanjó.
El juez de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz, que
sustituye a Baltasar Garzón -de baja tras una
operación-, ha admitido que seis familiares de Federico
García Lorca se personan en la causa abierta sobre los
crímenes cometidos durante la Guerra Civil y el
Franquismo.
El magistrado dictó ayer una providencia en la que da el
visto bueno a la personación de la familia,
concretamente, a Laura García Lorca de los Ríos;
Concepción, Vicente y Manuel Fernández-Montesinos
García-Lorca; e Isabel y Gloria García-Lorca. La familia
se ha mostrado reticente a las exhumaciones de Dióscoro
Galindo y Francisco Galadí, supuestamente inhumados en
el mismo enterramiento común y cuyos parientes sí
solicitaron a Garzón -y obtuvieron- que se abriera el
barranco de Víznar en busca de sus restos mortales.
La personación de la familia Lorca obedece, según
explicó ayer su portavoz, Laura García Lorca, a la
intención de "estar informados de todo el proceso" y,
una vez se proceda a la apertura de la fosa común, poder
solicitar medidas de "privacidad". De hecho, la
providencia de Pedraz redunda en lo establecido en el
auto de Garzón del pasado 16 de octubre, en el que se
fijaban las condiciones en las que se deberían llevar a
cabo las exhumaciones solicitadas, las de Galindo y
Galadí. Textualmente, el auto señalaba que el proceso se
realizaría "procurando preservar las medidas de
seguridad, privacidad, garantizando la dignidad de las
víctimas y familiares". Como novedad, el magistrado
sustituto pone a disposición de los familiares del poeta
las actuaciones que constan en el Juzgado y les hace
saber "la forma y tiempo" en que se desarrollará la
exhumación, para lo cual libra un exhorto al Juzgado de
Instrucción Decano de Granada.
Por su parte, el vicepresidente de la Asociación para la
Recuperación de la Memoria Histórica de Granada, Rafael
Gil Bracero, explicó ayer que el equipo de la Policía
Judicial destinado a la investigación "quiere
cumplimentar su informe de la forma más exhaustiva"
posible. Así, defendió que los expertos están recabando
información de "fuentes diversas" para que el informe
final que se remita a Garzón "no sea unilateral".
Además, adelantó que la historiadora Maribel Brenes no
será titular de la comisión de expertos designada por el
juez, sino que ocupará el puesto de sustituta a favor de
otro experto propuesto por otra asociación.
El hispanista Ian Gibson defendió ayer, mientras tanto,
que está seguro de que "nada va a poder impedir" la
búsqueda de los restos del "poeta español más famoso del
siglo", aunque él "no podría aguantar el dolor" de
verlos. "Tengo confianza total en que se va a buscar.
Nada lo va a poder impedir", "esto está en marcha" y "la
familia no creo que pueda influir nada a estas alturas".
"El proceso es imparable", declaró Gibson.
Belén Rico, Granada.
El 6 de noviembre
fue la fecha establecida por el Papa Benedicto XVI para
la memoria litúrgica de los 498 mártires beatificados el
28 de octubre de 2007. La CEE pidió que en esta fecha se
celebrara también la memoria de todos los Mártires
Españoles del siglo XX. Y así es.
(Eclesia Digital, 6.XI.08)
La persecución religiosa fue «masiva» y «sádica»
El mundo - 30.10.2008
Su libro tiene un título elocuente: La Iglesia en
llamas (Destino). En él, el filólogo e historiador
catalán Jordi Albertí realiza un informe riguroso sobre
la persecución religiosa, en el que pone de relieve que
«durante la República hubo un plan y una estrategia
perfectamente diseñadas para acabar con la Iglesia».
En la presentación de su obra, Albertí explicó que la
estrategia tuvo como abanderado a Joan García Oliver,
ministro de Justicia con Negrín y líder del movimiento
anarquista. «El fue el estratega para acabar con la
Iglesia y ensayar un modelo de revolución libertaria
inédita».
La estrategia se plasmó en una persecución implacable
contra lo que los anarquistas llamaban «la hidra de tres
cabezas: Capital, Milicia y Clero. La Iglesia era la
cabeza más fácil de atacar, y con un plus de
simbolismo».
Siguiendo esta estrategia, se mató «a 7.000 clérigos»
y, además, se hizo «con muchísimo sadismo y con
intención de cometer sacrilegio de forma deliberada»,
señala el historiador. Y añade: «No hay analogía alguna
ni en Europa ni en el mundo. Quizás la única que se le
acerque sea la revolución roja de Pol Pot en Camboya».
Más aún, «el objetivo final era matar a todas las
personas religiosas y, de hecho, el 80% de las 50.000
víctimas del bando republicano lo fueron por la cuestión
religiosa». Especialmente, a los clérigos se les mataba
por «ser representantes de una institución que debía ser
destruida».
Albertí asegura que los curas no hicieron nada para
merecer ese trato. «No se puede acusar a la Iglesia de
conspirar como institución (sí a algún jerarca, como el
cardenal Segura), ni de colaborar militarmente con los
sublevados».
A su juicio, el jerarca cuya actuación más le
escandalizó no fue Segura, sino el entonces Primado de
España, Pla y Daniel, que bendijo el derrocamiento del
Gobierno con esta frase lapidaria: «Por medios legales,
si es posible; pero, si no lo es, por un alzamiento
armado».
La Iglesia prepara la beatificación de "unos 500
mártires" de la Guerra Civil
- El año pasado ya se celebró una
beatificación masiva de 498 "mártires"
de la Guerra
- Durante el pontificado de Juan Pablo
II se beatificó a 471 personas en
11veces
- La CEE dice que las beatificaciones
no se contradicen con sus críticas a la
Ley de la Memoria
AFP MADRID 17.10.2008
La
Conferencia Episcopal
Española
prepara la beatificación de "unos 500
mártires" de la Guerra Civil, según ha
informado el portavoz de la organización,
Antonio Martínez Camino. Lo ha adelantado
este jueves durante la presentación de un
DVD y un libro sobre los "mártires" del
siglo XX de la Iglesia católica.
Sería la segunda gran beatificación de la
Iglesia Española, después de la de
498 mártires que se celebró el 28
de octubre de 2007 en el
Vaticano, la más numerosa hasta la fecha.
"Esperamos poder organizar la beatificación
de unos 500 mártires, pero aún no hemos
decidido cuántos ni cuándo", ha dicho
Martínez Camino.
El anuncio ha coincidido con el auto del
juez de la Audiencia Nacional, Baltasar
Garzón que se ha declarado competente para
investigar las
desapariciones y "crímenes contra la
Humanidad" cometidos durante la
Guerra Civil y los primeros años del
Franquismo.
Martínez Camino, según recoge la agencia
EFE, ha negado que exista una contradicción
entre las beatificaciones de mártires que
viene realizando la Iglesia católica y las
críticas que ha venido haciendo a la
Ley de Memoria Histórica.
Según el portavoz, no se trata de "reabrir
heridas" porque la "actividad de la Iglesia
de recordar a sus hijos, que han pagado con
su vida la fidelidad a su fe, es de siempre,
y se remonta a los primeros siglos de la
Iglesia cuando no había leyes de Memoria
Histórica".La investigación que se realiza
para los procesos de beatificación son
trabajos que se "vienen haciendo desde mucho
antes de la aprobación de la ley" y
"no buscan culpables".
Los "mártires" que la Conferencia Episcopal
quiere que sean beatificados en Roma, son
principalmente religiosos que murieron en
diversas circunstancias durante la Guerra.
Ya durante el pontificado de Juan Pablo I,
fallecido en abril de 2005, se llevaron a
cabo 11 beatificaciones de 471 "mártires
católicos".
Según los historiadores, varios miles de
religiosos y religiosas españoles
fueron asesinados por simpatizantes
republicanos anticlericales, antes y durante
la Guerra Civil. Por otro lado, unos 50.000
republicanos murieron por
las fuerzas nacionalistas, y decenas de
miles fueron encarcelados. Tras la victoria
de Franco, la Iglesia católica fue uno de
los pilares que apoyó el régimen.
Un libro y un DVD
El libro que se presentaba se titula "Los
primeros 479 santos y beatos mártires del
siglo XX en España. Quiénes son y de dónde
vienen" y recoge las biografías de todos los
beatificados o ya canonizados antes de 2007.
Este volumen sigue la misma línea que el
presentado el pasado año con motivo de la
beatificación conjunta en San Pedro del
Vaticano de 498 mártires el 28 de octubre.
Se ha presentado además un DVD con un vídeo
de una hora aproximadamente,
imágenes de la ceremonia de beatificación
y de la misa de acción de gracias del pasado
año, así como testimonios de familiares de
los nuevos beatos.
El Memorial de los nuevos mártires acogió la
reliquia de san Pedro Poveda
El cardenal Rouco, Andrea Riccardi y Loreto
Ballester en la celebración
ROMA, martes, 21 octubre 2008 ( ZENIT.org).-
El cardenal arzobispo de Madrid Antonio María Rouco Varela hizo este
lunes un hueco en sus trabajos en el Sínodo de los Obispos para
depositar una reliquia de san Pedro Poveda, mártir y fundador de la
Insitución Teresiana, en el “Memorial del testimonio de la fe en el
siglo XX y XXI”, en la basílica de San Bartolomé de la Isla Tiberina
en Roma. Junto al cardenal de Madrid, el fundador de la Comunidad
de San Egidio, Andrea Riccardi y la directora de la Institución
Teresiana glosaron la figura del sacerdote linarense y universal,
cuya memoria se extiende a diversos memoriales, capillas e iglesias
del mundo, según se conoce su historia.
El memorial, en esta basílica dedicada por el papa Juan Pablo II a
este fin, hace presentes a los fieles que vienen a Roma la evidencia de
que el martirio es un don ala Iglesia de todos los tiempos, de distintos
continentes y confesiones cristianas. El depósito de la reliquia se hizo
en el contexto de una celebración de la Palabra.
La solemne procesión, encabezada por el cardenal, en una sugerente
tarde romana, con la fachada brillanetemente iluminada, entró la
basílica de san Bartolomé portando la reliquia de san Pedro Poveda. Tras
llegar al altar mayor, fue depositada en una capilla lateral, a la
derecha, junto a mártires mexicanos y otros españoles. En la capilla,
destacaba un crucifijo sin brazos, rescatado de la quema de iglesias en
Cataluña durante los años de persecución que culminaron en un conflicto
violento entre hermanos.
La basílica se llenó con miembros de la Comunidad de San Egidio y de
la Institución Teresiana. Los primeros, se encargaron del rito y
aportaron un espléndido coro. Los segundos, la historia del santo, las
reliquias y un coro que glosó con su música, muy interiorizada y
meditativa, repitiendo el inicio de un comentario del mártir al texto
bíblico: “Creí por esto hablé, mas yo he sido sumamente abatido”.
El cardenal Rouco saludó a los presentes e introdujo la ceremonia en
italiano. Andrea Riccardi hizo una monición explicando el motivo por el
que Juan Pablo II quiso este Memorial. Como historiador, hizo también
alusión al itinerario vital de Poveda y la Institución Teresiana en su
tiempo.
Rodolfo Grasso, miembro de la Institución Teresiana en Italia, leyó
un texto de Poveda sobre la mansedumbre cristiana.
Los asistentes siguieron la ceremonia con libretos preparados al
efecto por los dos grupos cristianos y tuvieron también la posibilidad
de recibir una breve biografía preparada al efecto por la postuladora de
la Institución Encarnación González.
Tras la lectura del texto evangélico, el cardenal Rouco pronunció la
homilía en español. El cardenal Rouco acogió la canonización de San
Pedro Poveda por Juan Pablo II en Madrid en 1993. Esta diócesis
introdujo tanto el proceso de las virtudes como del martirio del santo,
pues vivía en la diócesis desde hacía muchos años y allí dió la vida por
la fe en 1936.
Al final de la ceremonia, la directora de la Institución Teresiana,
Loreto Ballester, habló en nombre de la asociación para expresar un
sentimiento “de alabanza a Dios cuya santidad se manifiesta en la vida
de personas de nuestro tiempo que lo han seguido hasta dar la vida por
Él”.
Ballester manifestó su gratitud porque “en la Roma de los primeros
mártires, que san Pedro Poveda evocaba a menudo en la vida de santa
Inés, estará presente también él, junto a los mártires del siglo XX”.
Recalcando que el fundador de la asociación, traspasa las fronteras
de esta familia eclesial, y es de la Iglesia y de los hombres y mujeres
de hoy, indicó que, pertenece de modo especial “a los sacerdotes
diocesanos”, dado que así se identificaba él mismo.
También es de los laicos porque, dijo, “intuyó anticipadamente su
vocación específica a la que el Concilio Vaticano II daría pleno
reconocimiento”. Afirmó que se trata del primer fundador de una
asociación laicos en el siglo XXI que es mártir y santo.
La directora hizo un llamamiento a ser fieles al seguimiento de
Poveda tal como lo describía Juan Pablo II en la bula de canonización:
“Maestro de formación humana y de oración”, decía el Papa, “educador de
vida cristiana y de diálogo entre fe y ciencia, se consumió con pasión
en favor de la justicia social y de la solidaridad humana”.
Estas notas del perfil vital del mártir Poveda quedaron ayer
materializadas en la basílica con un signo visible de su oración diaria:
su breviario, y otro sobre su maestría en un terreno en el que hoy como
ayer la sociedad se juega mucho, la educación: un folleto pedagógico
escrito por el santo con un proyecto para preparar maestros cristianos
que fueran a la escuela pública.
La directora subrayó que la presencia de la reliquia del sacerdote
andaluz que dió su vida en Madrid en 1936, está aquí por deseo y
voluntad del cardenal arzobispo de Madrid, así como por la acogida de la
comunidad de San Egidio, que custodia este memorial de los “Nuevos
Mártires”.
Por Nieves San Martín
Monseñor Antons Justs, obispo de Jelgava (Letonia) ( Sínodo de los
Obispos - Oct. 2008)
Recuerdo a nuestro sacerdote Viktors, que fue arrestado porque tenía la
Santa Biblia. Los agentes tiraron al suelo las Sagradas Escrituras y
ordenaron al sacerdote que las pisara. Él se negó, y se arrodilló a
besar el libro. Por este gesto fue condenado a diez años de trabajos
forzados en Siberia. Cuando regresó, volvió a su parroquia y celebró la
Santa Misa. Al leer el Evangelio, alzó el leccionario y dijo: ¡La
Palabra de Dios! La gente lloró y dio gracias a Dios.
EL PORTAVOZ DE LOS OBISPOS AFIRMA QUE "LA SANGRE
DE LOS MÁRTIRES ES EL MEJOR ANTÍDOTO CONTRA LA
ANEMIA DE LA FE"
SERVIMEDIA - MADRID,
16-OCT-2008
El obispo auxiliar de Madrid y portavoz y secretario
general de la Conferencia Episcopal Española, Juan
Antonio Martínez Camino, aseguró hoy que "la sangre
de los mártires es el mejor antídoto contra la
anemia de la fe".
Martínez Camino hizo esta afirmación en rueda de
prensa al presentar los libros "Los primeros 479
santos y beatos mártires del siglo XX en España.
Quiénes son y de dónde vienen" y "Mártires del siglo
XX en España. Don y desafío", ambos editados por
María Encarnación González, directora de la Oficina
para la Causa de los Santos.
El portavoz de los obispos dijo que estos dos libros
recogen la biografía de "casi mil mártires,
reconocidos como tales por la Iglesia, personas que
dieron su vida en la persecución de los años 30 en
España".
Asimismo, presentó un DVD oficial con las imágenes
de los tres actos celebrados en Roma del 27 al 29 de
octubre de 2007 con motivo de la beatificación de
498 mártires del siglo XX en España.
Martínez destacó que la citada beatificación "está
llamada a tener un eco pastoral y un fruto pastoral
muy importante, porque el testimonio de los mártires
es siempre para la Iglesia origen de vida".
Finalmente, señaló que las diócesis españolas
trabajan en los procesos de beatificación de otros
800 mártires, de los que 47 se encuentran ya en la
Congregación para las Causas de los Santos en Roma.
Asimismo, comentó la intención de la CEE de celebrar
una beatificación de estos mártires como la
celebrada el pasado año en Roma, aunque no precisó
ni dónde ni cuándo.
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El próximo día 6 de noviembre se celebra la festividad
litúrgica de los 498 mártires españoles
Los mártires, antídoto ante la anemia de la Fe
El secretario general de la
Conferencia Episcopal Española y obispo auxiliar de Madrid,
monseñor Juan Antonio Martínez Camino, presentó esta mañana
el DVD oficial con imágenes de los tres actos celebrados en
Roma del 27 al 29 de Octubre, destacando que el testimonio
de los mártires es el “antídoto ante la anemia de la Fe”.
Mártires de la persecución religiosa de los años 30
Durante el acto se presentó el DVD con materiales en
el que, explicó monseñor Martínez Camino, se
“subraya aquel acontecimiento presente de la vida de
la Iglesia, llamado a ser un elemento de pastoral
importante, como testimonio y origen de vida”.
Asimismo, se presentaron dos libros.
1. “Los primeros 479 santos y beatos mártires del
siglo XX en España”, que recoge las biografías de
todos los beatificados o ya canonizados antes de
2.007 y la relación de los santos y beatos con las
diócesis españolas y con otros países, bajo cinco
conceptos: nacimiento, estudios, trabajo y/o
actividad pastoral, martirio y sepultura actual.
2. “Don y desafío. Mártires del siglo XX en
España”, que muestra una serie de estudios sobre el
tema, tras las III Jornadas convocadas por la
Oficina para la Causa de los Santos.
El próximo día 6 de noviembre tendrá lugar la
celebración llitúrgica de los 498 mártires del siglo
XX en España, que fueron beatificados en Roma el
pasado 28 de octubre y que según explicó monseñor
Martínez Camino: “esta actividad de la Iglesia de
recordar a sus hijos que han pagado con la vida la
fidelidad a su fe es de siempre, se remonta a los
primeros siglos de la Iglesia, cuando no había leyes
de Memoria Histórica”.
Con motivo del primer
aniversario de la
Beatificación, en Roma,
de 498 mártires del
siglo XX en España que
se cumple el próximo 28
de octubre, y de la
festividad litúrgica de
los nuevos beatos que se
celebra cada año el día
6 de noviembre, la
Conferencia Episcopal
Española (CEE) presenta
a los medios de
comunicación el DVD
oficial con imágenes de
los tres actos
celebrados en Roma del
27 al 29 de octubre de
2007.
El DVD ha sido
producido por la CEE en
colaboración con la
Productora de Televisión
de la Universidad CEU-San
Pablo. La dirección y el
guión son de Isidro
Catela Marcos, Director
de la Oficina de
Información de la CEE.
Así mismo, la CEE
presenta los libros Los
primeros 479 santos y
beatos mártires del
siglo XX en España.
Quiénes son y de dónde
vienen, y Mártires del
siglo XX en España. Don
y desafío, ambos
editados por Mª
Encarnación González
Rodríguez, Directora de
la Oficina para las
Causas de los Santos.
En breve, verá la luz
un tercer libro titulado
Beatificación de 498
mártires del siglo XX en
España. 28 de octubre de
2007, que a modo de
crónica incluye
abundante material
gráfico de la mencionada
celebración.
Nota de Prensa de la
Oficina de Información
de la CEE
Madrid
16
de octubre de 2008
LOS PRIMEROS 479
SANTOS Y BEATOS MÁRTIRES
DEL SIGLO XX EN ESPAÑA
QUIÉNES SON Y DE DÓNDE
VIENEN
Edición preparada por
Mª Encarnación González
Rodríguez
Directora de la
Oficina para las Causas
de los Santos
Editorial EDICE –
Madrid 2008, 777 pp.
Los primeros 479
santos y beatos mártires
del siglo XX en España.
Quiénes son y de dónde
vienen recoge, en una
primera parte, las
biografías y las
fotografías de todos los
beatificados o ya
canonizados antes de
2007. Pertenecen a 30
Causas y fueron
beatificados en 11
ceremonias, lo que ha
servido para dar orden a
la obra y recoger cada
homilía del Papa.
Igualmente están
incorporadas, en su
grupo correspondiente,
las dos ceremonias de
canonización que
tuvieron lugar.
La segunda parte de
la obra está dedicada a
la relación de los
santos y beatos con las
diócesis españolas, y
con otros países, bajo
cinco conceptos:
nacimiento, estudios,
trabajo y/o actividad
pastoral, martirio y
sepultura actual.
Completa la obra una
amplia bibliografía
sobre estos santos y
beatos mártires del
siglo XX en España, y
los correspondientes
índices onomástico,
geográfico, cronológico
y temático.
La sangre de los
mártires es el mejor
antídoto contra la
anemia de la fe.
Lo puso de
manifiesto, entre otras
cosas, el gran interés
con el que fue acogido
el libro Quiénes son y
de dónde vienen. 498
mártires del siglo XX en
España (EDICE, Madrid
2007). Junto a éste, el
volumen que ahora se
presenta completa el
panorama del martirio en
el siglo XX en España y
ofrece una nueva
oportunidad para que la
opinión pública se abra
a la comprensión del
potencial de humanidad y
de salvación que se
halla en el testimonio
de los mártires.
OFICINA DE PRENSA DE LA
CONFERENCIA EPISCOPAL
ESPAÑOLA
|
Primer aniversario de la beatificación de
casi 500 mártires españoles
Varios libros y un DVD conmemoran este
acontecimiento
MADRID, jueves 16 de octubre de 2008
(ZENIT.org).- Los obispos españoles proponen la memoria de los
mártires españoles del siglo XX, con motivo del primer aniversario
de la causa de beatificación más numerosa de la historia, la de los
498 asesinados durante la persecución religiosa de 1936,
beatificados el 28 de octubre de 2007 por el Papa Benedicto XVI.
Con motivo de este aniversario, se presentó hoy en la sede de la
Conferencia Episcopal Española una serie de materiales elaborados
por esta institución, en los que recogen las causas de martirio
tramitadas hasta ahora.
Se presentaron dos libros, elaborados por Mª Encarnación González
Rodríguez, Directora de la Oficina para las Causas de los Santos:
Los primeros 479 santos y beatos mártires del siglo XX en España.
Quiénes son y de dónde vienen, y Mártires del siglo XX en
España. Don y desafío.
“La sangre de los mártires es el mejor antídoto contra la anemia
de la fe”, explicaron los responsables del proyecto. Estas obras
“completan el panorama del martirio en el siglo XX en España y
ofrece una nueva oportunidad para que la opinión pública se abra a
la comprensión del potencial de humanidad y de salvación que se
halla en el testimonio de los mártires”.
Está prevista la aparición de un tercer libro, a modo de crónica,
sobre la celebración de beatificación de los 498 mártires, el año
pasado. También se ha editado un DVD sobre esta celebración,
realizado por el Director de Información de la Conferencia
Episcopal, Isidro Caleta, en colaboración con la Productora de
Televisión de la Universidad CEU-San Pablo.
“Tratar con mártires, tratar con santos, siempre genera alegría,
esperanza, comunión. Son los frutos que esperamos y deseamos a
quienes se acerquen a los estudios, reflexiones y experiencias que
aquí se ofrecen”, concluyeron.
Mártires de [persecución religiosa] de la guerra civil española
CAMINEO.INFO / GAMA.- La guerra
civil española fue un drama que afectó la vida de millones de seres
humanos, y que no deja de suscitar recuerdos y debates sobre el
significado de aquel momento trágico de la historia de España....[ ]
El número de víctimas fue muy elevado. Queremos ahora fijar la
atención en los miles y miles de cristianos que fueron asesinados
simplemente por ser lo que eran: seguidores de Cristo, miembros de
la Iglesia.
¿Por qué surgió tanto odio hacia personas desarmadas, que tenían el
“delito” de ser católicos? ¿De dónde venía el deseo de acabar con la
Iglesia? ¿Qué incitaba a tantas personas, asociadas de modo estable
o unidas ocasionalmente, a destruir la vida de sacerdotes
desarmados, algunos de ellos jóvenes, otros ya ancianos, que no
habían cometido otra “fechoría” que la de ser sacerdotes? En otras
palabras, ¿por qué hubo tanto rabia contra quienes comprometieron
sus vidas para servir al Evangelio, a Cristo y a la Iglesia?
La respuesta no es fácil. Porque el odio contra la Iglesia católica
y contra los sacerdotes venía de muy lejos. Se había inculcado en
España desde el siglo XIX, y había contado con una curiosa alianza
de ideas provenientes de dos grupos aparentemente muy distintos
entre sí: el grupo masónico-burgués, y el grupo
marxista-anarquista-proletario.
Como ejemplos de esa campaña, podemos recordar la abundante cantidad
de libros y publicaciones populares que se divulgaron en el primer
tercio del siglo XX y que estaban llenas de alusiones sumamente
despectivas contra la Iglesia.
Pongamos algunos ejemplos:
-La portada de una publicación socialista en 1902 era un obrero con
una escoba que barría a la “vieja España”: un militar, un juez, un
capitalista y un sacerdote.
-En un discurso pronunciado en la Liga laica (Madrid, 2 de noviembre
de 1930) se invitaba no sólo a defenderse del catolicismo, sino a
combatirlo.
-En 1936 se podían contar en España 146 diarios antirreligiosos. Se
publicaban libros con títulos claramente ofensivos. Por ejemplo,
“Jesucristo, mala persona”; “Las santas garras de la Iglesia”, etc.
La labor de propaganda fue profunda y afectó a miles de personas. No
es de extrañar, por tanto, que cualquier ocasión pudiera convertirse
en un pretexto para quemar iglesias, insultar a los sacerdotes o
religiosos, y llegase a desembocar en formas más graves de
violencia. Ocurrió en 1909, en la “Semana Trágica de Barcelona”,
donde fueron incendiados unos 70 edificios religiosos. Ocurrió en
1931, en los primeros meses de la República, especialmente en las
grandes ciudades. Ocurrió en la revolución de Asturias (1934), donde
fueron asesinados varios sacerdotes.
El clímax de odio y de matanzas llegó con la guerra civil y la
revolución en la zona republicana. Las cifras hablan por sí mismas:
fueron asesinados 12 obispos, más de 4000 sacerdotes, 2365
religiosos, 283 religiosas, y un número difícil de calcular de
laicos católicos.
A pesar de los datos y de la existencia de abundantes documentos que
prueban la incitación continua y sistemática de odio hacia lo
católico, sigue vigente un mito difícil de extirpar, también entre
algunos católicos. Según este mito, el odio hacia la Iglesia habría
surgido porque las masas populares veían a los obispos y al clero
como aliados de la monarquía, de la nobleza y de la burguesía, es
decir, como si fueran los promotores de la perpetuación de un
sistema social injusto.
Afirmar lo anterior supondría, como ha observado algún estudioso,
que en algunos existiera un extraño deseo de “regenerar” a la
Iglesia para apartarla de sus delitos y para “convertirla” a un
ideal superior de justicia y de revolución social donde sería
posible encontrar la verdadera realización del ser humano.
Esta suposición, sin embargo, ha mostrado su falsedad tras el
derrumbe de las dictaduras más terribles del siglo XX, el nacismo y
el marxismo. Aquellas utopías llenas de odio y de violencia no
construyeron un mundo mejor. Si la Iglesia hubiera cedido a las
mismas, como esperaban quienes pedían a los sacerdotes, a través de
amenazas, que dejasen a Cristo para seguir sus sueños
revolucionarios, hoy la Iglesia sería señalada como una sociedad
fracasada y aliada de las peores dictaduras jamás conocidas en la
historia humana.
En segundo lugar, hay que hacer siempre patente la injusticia de
cualquier acto que, nacido desde el odio hacia el “distinto”, lleva
al asesinato de seres humanos inocentes y desarmados, sin juicio,
sin defensa, a veces incluso sin ninguna acusación de delitos
señalados como tales por la ley.
¿Qué tipo de legitimidad puede tener un estado, una sociedad, que
asesina a personas simplemente por pertenecer a una religión, por
trabajar como sacerdotes? ¿No se podría hablar de una situación
absurda de “genocidio”, en el que miles de católicos fueron
asesinados solamente porque pertenecían a un “grupo” despreciado en
masa y sin posibilidades de defenderse ante los tribunales?
Es cierto que resulta posible reconocer que algún sacerdote o
religioso ha vivido de modo indigno, incluso que ha cometido abusos
o delitos punibles por la justicia. En esos casos, un estado de
derecho aplica las leyes y castiga al culpable por sus actos. Pero
nunca puede considerarse justa una sociedad, un estado o un grupo
revolucionario, si permite el asesinato en masa de seres humanos
simplemente porque son “sacerdotes” o porque son “católicos”.
Si vamos más a fondo, podríamos reconocer que el drama de los
mártires del siglo XX en España (y en tantos otros lugares de la
Tierra) es parte de una historia más compleja y más lejana, que
tiene su raíz en el odio que Satanás tiene contra Cristo y contra su
Iglesia. Ese odio ha provocado la muerte de miles de hombres y
mujeres, a través de tormentos y abusos inde scri ptibles,
simplemente porque eran seguidores de Cristo.
Sabemos, sin embargo, que en la dimensión de la fe y del amor, esas
muertes no fueron derrotas, sino victorias. Cada mártir, con su
entereza, con su adhesión a Dios, dice al mundo que existen verdades
que no pueden quedar destruidas por el miedo, el crimen o la
persecución absurda de los dictadores de turno (sean de “derechas” o
de “izquierdas”).
La sangre de los miles de mártires españoles no ha sido estéril.
Ellos, como tantos millones de mártires de todos los pueblos y de
todos los siglos, gozan ahora de la compañía de una multitud inmensa
de santos. Con sus vidas y con sus muertes, nos testimonian la
existencia de un mundo superior y de un Dios bueno.
Con la ayuda de ese Dios, es posible también hoy, como lo atestiguan
los mártires del pasado, vivir el amor a la verdad hasta el
heroísmo, hasta derramar la última gota de la propia sangre con un
grito lleno de fe y de esperanza: ¡Viva Cristo Rey!
(Algunos de los datos numéricos han sido tomados de la siguiente
obra: Ángel David Martín Rubio, La Cruz, el perdón y la gloria. La
persecución religiosa en España durante la II República y la Guerra
Civil, Ciudadela, Madrid 2007)
España: "Recuperar la memoria del pasado debe servir para que
convivamos mejor"
Habla el historiador español José
Andrés-Gallego
MADRID, viernes,
19 septiembre 2008 (ZENIT.org).-
A mediados del pasado mes de agosto, el juez español Baltasar
Garzón, a petición de varias asociaciones de descendientes de
personas represaliadas por el franquismo, instaba a varias
instituciones a darle datos sobre el fallecimiento de estas
personas. Entre otras instituciones, se dirigió a la Conferencia
Episcopal Española pidiendo que "le facilitara el acceso a los
archivos parroquiales.
A primeros de septiembre,
la Conferencia Episcopal respondía de forma privada al juez Garzón
que sus servicios jurídicos no tenían competencias sobre dichos
archivos, y que por tanto no podían atender a su petición.
Canónicamente, la
Conferencia Episcopal no tiene potestad legislativa ni ejecutiva
sobre las diócesis, que son plenamente soberanas en todos los
asuntos que les atañen, y que sólo se encuentran sujetas a la
jurisdicción de la Sede de Pedro.
Sobre esta cuestión
habló a Zenit el historiador español José Andrés-Gallego, experto en
Historia contemporánea y miembro del Consejo Superior de
Investigaciones Científicas.
--Como historiador,
¿qué opinión le merece esta petición del juez Garzón a la
Conferencia Episcopal? La Conferencia Episcopal ya ha contestado que
no tiene competencias para facilitar al juez el acceso a archivos
parroquiales.
--José Andrés-Gallego:
Lo que desea cualquier historiador es que se conozca la historia y
que, por tanto, se sepa todo lo que vale la pena saber. Pero no ya
como historiador, sino como persona, me parece que, tanto a los
historiadores, jueces, obispos, como a todo el mundo, lo que tiene
que preocuparnos es convivir y -aunque no se suele decir- querernos
unos a otros.
Siempre es bueno
averiguar la verdad, pero sin perder de vista que eso tiene sentido
porque, con ella, se puede conseguir que convivamos mejor.
No sé si el
procedimiento que ha seguido Garzón es el más correcto. Para que se
sepa quién vive y quién no, están precisamente los registros
civiles. Quizá tenga que comenzar por ahí y, sólo si encuentra
indicios -como parece que los hay- de que los registros civiles de
esa época están incompletos, tendrá que proceder a las
comprobaciones pertinentes.
Uno de los caminos, sin
duda, es el de los registros parroquiales de defunción. Pero, si
tiene potestad para ello, lo lógico es que pida a los párrocos las
correspondientes certificaciones. Es lo que hacemos todos cuando nos
hace falta.
A los obispos -y que yo
sepa-, lo que les compete es servir a todos los demás para que
encuentren mejor a Dios. Así como suena. Garzón es hombre de
formación hondamente católica -me consta- y lo sabe perfectamente.
--¿Podría darnos
números y datos que ilustren de cuántos muertos hubo aproximadamente
de uno y otro bando, es decir, cuáles son las dimensiones reales de
estos hechos?
--José Andrés-Gallego:
No se ha hecho un cálculo fiable de las víctimas. Hay dos razones
(en realidad, dos grupos de razones) que lo han impedido hasta
ahora. Uno es que, en una guerra, los registros de mortandad no
siempre se pueden llevar con el rigor necesario.
Por ley, todas las
muertes que tuvieron lugar durante la guerra y después de ella
tendrían que haber sido recogidas en los registros civiles,
cualquiera que fuese la causa del fallecimiento. Pero, en no > pocos
casos, las inscripciones se hicieron después, ya acabada la guerra.
Y no hay seguridad de que se dejara constancia de todas.
Habría, por tanto, que
proceder, primero de todo, a una revisión y actualización de los
registros civiles. Cosa que no es competencia de los obispos ni de
los párrocos, sino de los registradores. Puede ser, eso sí,
excesivamente costoso. Pero corresponde a los jueces y a los
legisladores decidir si compensa o no. Y desde luego compensaría -a
mi juicio- si, con eso, pudiera mejorarse la convivencia.
A falta de eso, sólo
contamos con sondeos y con estimaciones aproximadas, que oscilan por
lo menos entre los 75.000 y los 250.000 muertos. Es tanto como
desconocerlo todo. Y suscita todo género de reservas el hecho de que
las cifras oscilen como oscilan en función de las preferencias
políticas de quien las propone, sea de derechas o de izquierdas.
Yo partiría de la
hipótesis (sin olvidar jamás que no pasa de ser una hipótesis) de
que la represión fue desmedida en los dos bandos entre julio y
noviembre de 1936. No me extrañaría que, en ese
período, el número de
muertos se pareciera en ambas partes. Los gobernantes de las dos
zonas prohibieron reiteradamente que se llevará a cabo ejecución
alguna sin juicio previo. Pero las autoridades de la zona
republicana nunca tuvieron fuerza suficiente para hacerlo cumplir,
en tanto que los militares sublevados con Franco lo consiguieron en
gran medida en el otoño de 1936.
Desde esa fecha, por lo
tanto, la represión fue completamente distinta. En la zona
republicana, siguió sin control, en tanto que, en la de Franco, fue
fruto -en la mayoría de los casos- de sentencias dictadas por
jueces, tras juicios, eso sí, sumarísimos, como era y es
característico de la jurisdicción militar, máxime en tiempos de
guerra.
De que esos juicios
sumarísimos se hicieron a veces a partir de denuncias completamente
falsas, doy fe por la experiencia de mi propia familia. No puedo
decir más porque no hay estudios fiables.
Pero no hay que dar por
supuesto que la diferencia de procedimiento hiciera que los muertos
en un bando fuesen menos que en el otro. Habría que comprobarlo. Lo
que sí es verosímil es que la arbitrariedad fuera mayor en una zona
que en otra. Pero no que dejase de haber arbitrariedad en alguna de
ellas.
Una vez terminada la
guerra, es obvio que las autoridades y militantes de la zona
republicana no pudieron continuar la represión como las franquistas.
Sólo cabe hacer conjeturas de lo que habrían hecho los comunistas a
juzgar por las purgas que llevó a cabo Stalin, y ellos y los
socialistas y todos los demás a juzgar por lo que hicieron los de la
Resistencia francesa cuando se vino abajo el régimen de Vichy
(Resistencia a la que se habían incorporado bastantes exiliados
españoles).
La cifra de los
franceses a quienes mataron -unos u otros, entre los enemigos del
mariscal Petain- se conoce desde hace años y las cifras son
similares a las que se suponen para España. Lo que ocurre es que los
franceses tienen el sentido común de no insistir en ello ni mucho
menos pelearse por esa razón. Pero fue una represión semejante a la
española, sólo que de signo político distinto. Y se ha comprobado
que, en no pocos casos, se trató de verdaderos ajustes de cuentas e
incluso asesinatos que, en realidad, tenían poco que ver con la
política.
Se puede alegar -con
razón- que no pocos de los ejecutados en la represión que siguió en
España a la guerra habían cometido verdaderos asesinatos (probados).
Pero, aun así, hubo falsedades y exageraciones sincuento.
-¿Cuál fue la labor
de la Iglesia española en relación con las represalias de uno y otro
bando? ¿Se puede "colgar" a la Iglesia, como algunos grupos
pretenden, la responsabilidad sobre ellas?
--José Andrés-Gallego:
A Franco y a quienes pudieron ejercer alguna influencia sobre él,
les faltó la magnanimidad necesaria para perdonar. Se lo pidieron
pública y privadamente varios obispos (me consta de Pildáin, de
Olaechea, de Gomá...). Pero no que se les hizo caso y, ciertamente,
no fueron más allá con sus peticiones. De monseñor Pildáin, sí se
recuerda que llegó a ir al lugar donde se ejecutaba a la gente para
ponerse en medio e impedirlo.
En todo caso, pedir
cuentas de lo que hicieron o dejaron de hacer los obispos y nada más
me parece una forma de escurrir el bulto. Para empezar, la guerra de
1936 fue una guerra entre bautizados. Por tanto, en el sentido más
profundo de la realidad, fue una guerra que se desarrolló en el seno
de la Iglesia. A estas alturas, no debería hacer falta recordar que
la Iglesia la formamos todos los bautizados, incluidos los que no
van a misa.
Lo que hay que
preguntarse, en consecuencia, es cómo aquellos españoles de 1936 y
de 1939 -en su inmensa mayoría, bautizados (de izquierdas o
derechas)- llegaron a acumular todo el odio que acumularon y no
fueron capaces de superarlo y sustituirlo por la caridad y el perdón
que exigió a gritos el obispo Olaechea desde el púlpito de San
Agustín de Pamplona.
Lo que se podría llamar
la cristiandad española (repito: de izquierdas y derechas) pasó de
ser mártir y martirizadora en 1936 a ser simplemente mezquina desde
1939 (y durante no pocos años). Eso es, a mi entender, lo que
valdría la pena aclarar y no afanarse en cavar cunetas. No hace
falta que a uno lo subvencionen para saber que, a la mayoría, unos y
otros los mataban en las tapias del camposanto más cercano y
arrojaban el cadáver a la fosa común.
--Siempre como
historiador, qué le parece el desarrollo que está tomando la Ley de
Memoria Histórica.
--José Andrés-Gallego:
Me temo que seguimos instalados en la mezquindad de 1939, ahora bajo
el paraguas de la constitución de 1978 como antes bajo el paraguas
de los Principios Fundamentales del Movimiento. A efectos de
convivencia, la postura es la misma. Luego nos quejaremos de que la
juventud "pasa" de nosotros. Hacen bien; aunque lo hagan mal.
El viernes 27 de junio, Mons. D. Juan Antonio Martínez Camino,
Secretario General de la Conferencia Episcopal Española, realizó una
presentación de la situación de la Iglesia en España, en la que recorrió
brevemente las diócesis españolas y destacó algunos eventos que han
tenido lugar en el último año y que han resultado de especial relevancia
para la Iglesia en España, como por ejemplo la beatificación de 498
mártires del siglo XX el pasado mes de octubre en Roma, (Zenit
02.07.2008)
Hay esperanza: España
recuperará la memoria y la libertad
El Semanal Digital - Pascual Tamburri - 27.06.2008
[...] Pero entonces alguien pondrá sobre la mesa el libro "Mártires
navarros del siglo XX", un compendio de 152 historias de fe
publicado con el apoyo de Jaime Ignacio del Burgo. Obra de don José
Antonio Marcellán corregida y actualizada por don Santiago Cañardo,
recuerda de manera muy sencilla que en el siglo XX hay navarros que "han
sufrido el martirio de la gran causa de Dios y han sabido vivir el
Evangelio en situaciones de hostilidad y persecución".
Un libro que según don
Fernando Sebastián "nos recuerda la vieja tradición de nuestros
mártires, las raíces más vigorosas de nuestra fe, los modelos más
auténticos de nuestro estilo cristiano". Hombres como el obispo Irurita
hacen decir a don Francisco Pérez que "el martirio no tiene su base
solamente en lo físico, sino sobre todo en la oblación de la propia vida
por la fe en Jesucristo. Morir al propio yo para que sea Cristo quien
reine en el corazón de la persona,
es el exponente mayor de una entrega generosa donde uno no cuenta sino
que sólo cuenta Dios".
Los cuarenta mártires del
Brasil, Ignacio Azevedo y sus compañeros, murieron en el mar a manos
de unos piratas calvinistas, en 1570, que los asaltaron cuando navegaban
a la altura de las islas Canarias rumbo a las misiones. Casi todos los
mártires eran jóvenes llenos de esperanzas, que acaban de salir del
noviciado. "No lloréis, hijos. No llegamos a Brasil, pero vamos a fundar
hoy un colegio en el cielo"· Ecclesia digital, lunes
9 de junio
de 2008
Pero, ante esto, mucha fe y esperanza. El
martirio es semillero de cristianos. Como afirma Miguel Aranguren en
su última novela, «La sangre del pelícano», «cuanto más nos golpeéis,
con mayor pureza nos regeneraremos». La Razón - Alex Navajas,
8 de
junio 2008.
Precisamente, la tarea más bella del Buen
Pastor es compartir camino y destino con su rebaño, como quedó
demostrado en tantos obispos mártires del siglo XX español que no
dudaron en dar generosamente la vida por su rey y por sus verdugos, en
un máximo ejemplo de amor cristiano. ABC, sábado
7 de junio de 2008.
Una comunidad martirial (Alfa y Omega, 593) - Cuando la mayoría de la comunidad del Primer Monasterio de la
Visitación marchó a Navarra, al comienzo de la Guerra Civil, siete se
quedaron en Madrid para seguir atendiendo, en lo posible, el monasterio
y el culto. Pensaban irse turnando, pero sólo se produjo un relevo.
Desde la casa donde se habían refugiado, vieron arder su convento.
Estaban denunciadas desde agosto, pero no fueron apresadas hasta
noviembre. Al marcharse la Madre superiora, el grupo había hecho ofrenda
de su vida. No quisieron separarse ni comprometer a nadie, así que
rechazaron las ofertas de ponerse a salvo, a pesar de saber a ciencia
cierta que corrían peligro, lo que las convirtió en «una comunidad
martirial». El día anterior a su detención, unos milicianos se habían
despedido de ellas hasta mañana. Tras pasar esa noche en oración,
pudieron afirmar a la portera: «Nuestras cuentas están cerradas», y
recibir el martirio con alegría, aunque algunas eran muy miedosas. «Su
testimonio nos estimula mucho», afirman las Hermanas María Belén y María
Mercedes.
En este plano humano resulta sobrecogedor
el relato del fusilamiento de sus padres, al mes de iniciarse la
Guerra Civil, vivido por un niño de diez años, Gabino Díaz Merchán, que
tiempo después sería presidente de la Conferencia Episcopal, de 1981 a
1987, y arzobispo de Oviedo hasta 2002. La Razón,
26 de Mayo de 2008
Entrevista a Javier Morales, autor de "El
Símbolo hecho Piedra" Minuto Digital, 13.5.2008 - Esas escenas se interpretan dando a conocer
los miles y miles de ajusticiados mártires que perdonaron a sus verdugos,
los miles de chicos y chicas jóvenes que entregan sus vidas y envejecen
con alegría al servicio de los más desheredados del planeta, como
religiosos o no, en misiones humanamente abominables o en los hospitales
de incurables o en los suburbios de todo el planeta. De todos modos no
soy pesimista. Esta experiencia no va a terminar y esta es la verdadera
enseñanza.
Hijos del martirio - Alfa y Omega, Nº 594. Isidro Catela consigue
reflejar selectos y decisivos trazos de esa privilegiada memoria en este
libro. Un acontecimiento destaca sobre todos los demás: el martirio
durante la persecución religiosa de los años 30. El testimonio de
monseñor Díaz Merchán es especialmente impactante. Los milicianos se
llevaron a su padre, sólo por ser cristiano. La madre del hoy arzobispo
emérito de Oviedo comprendió de inmediato que su marido necesitaba su
compañía, y aceptó morir con él. «Mi padre lloraba y se preguntaba en
voz alta que qué iba a ser de nosotros, sus hijos. Mi madre le enjugaba
las lágrimas y le respondía: Tranquilo, Dios se ocupará de los niños. No
vas a quererlos tú más que lo que Dios los quiere, y si Dios quiere esto
de nosotros en este momento… Además, piensa que dentro de poco tiempo
vas a estar delante del Señor. Le fue haciendo jaculatorias, le cogió
del brazo y le vendó los ojos cuando los pusieron ante los fusiles».
Juan Manuel de Prada en ABC, "Dosmayeando",
sábado 3 de mayo de 2008 - Citando el epílogo de D. Marcelino Menéndez
y Pelayo en la Historia de los Heterodoxos españoles:
«Esta unidad se la dio a España el cristianismo. La Iglesia nos educó
a sus pechos con sus mártires y confesores, con el régimen admirable
de sus concilios por ella fuimos nación, y gran nación, en vez de
muchedumbre de gentes colecticias, nacidas para presa de la tenaz porfía
de cualquier vecino codicioso. (...) España, evangelizadora de la mitad
del orbe; España martillo de herejes, luz de Trento, espada de Roma,
cuna de San Ignacio...; ésa es nuestra grandeza y nuestra unidad; no
tenemos otra. El día en que acabe de perderse, España volverá al
cantonalismo de los arévacos y de los vectores o de los reyes de
taifas».
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