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CONMEMORACIÓN DEL 82º ANIVERSARIO DE LA MUERTE MARTIRIAL DEL OBISPO MONS. MANUEL IRURITA Y DEL 75º DEL TRASLADO DE SUS RESTOS A LA CAPILLA DEL CRISTO DE LEPANTO DE LA CATEDRAL DE BARCELONA

El pasado lunes 3 de diciembre de 2018, 82º aniversario de la muerte martirial del Obispo de Barcelona S.d.D. Mons. Manuel Irurita Almandoz, y en la Capilla del Cristo de Lepanto de la Catedral, tuvo lugar la celebración de la santa Misa en su memoria, la de su familiar Rvdo. Marcos Goñi y la de sus custodios protectores Antonio y Francisco Tort, con numerosa asistencia de fieles devotos, entre los que se hallaban familiares de Mons. Irurita y de Don Antonio Tort.

El Sr. Coll, yerno del mártir Antonio Tort, lector de la Epístola.

Familiares de Mons. Irurita venidos de Navarra

El aniversario de este año tenía además la particularidad de coincidir con el 75º del traslado de sus restos mortales a su actual sepulcro en la Capilla del Cristo de Lepanto, así como de la inauguración de su estatua en el muro del Arzobispado.

La santa Misa fue presidida por el Consiliario de Hispania Martyr Mn. Antonio Gómez Mir, párroco de San Jorge, asistido por Mn. Ramón Batlle, párroco de San Raimundo de Peñafort, y por Mn. Rafael Méndez, párroco de Nuestra Señora de los Ángeles, y del P. Pedro Suñer, S.I., ordenando la cuidada liturgia el Canónigo Arcipreste de la Catedral, Iltre. Sr. D. José Vives Trabal.

Se inició el acto con unas palabras del Vicepresidente de Hispania Martyr D. José Javier Echave-Sustaeta quien significó la singularidad de los actos de esta conmemoración, recordando como hace ahora 75 años, el 10 de diciembre de 1943, fueron trasladados los restos del inolvidable obispo desde el nicho del cementerio de Montcada donde habían sido sepultados tras ser identificados en 1940, hasta esta Capilla, en que él había dispuesto ser inhumado lo más cerca posible del Sagrario, a los pies del Santo Cristo de Lepanto.

En su homilía el Consiliario Mn. Gómez Mir recordó los seis años de pontificado de Mons. Irurita en Barcelona y su admirable labor por llevar a la práctica su lema episcopal “Es necesario que Cristo Reine”, lo que motivaría el odio de los enemigos de su reinado y el desprecio y abandono de quienes debieron protegerle. Recordó cómo Mons. Irurita, dos años antes de su muerte martirial, el 13 de noviembre de 1934, exhortaba así a sus diocesanos a procurar el Reinado del Corazón de Jesús:

«Mucho podéis hacer vosotros amados diocesanos, primeramente por medio de la oración fervorosa y continua. Tiempo propicio para ello es el Adviento, tiempo propio de aquella petición del Padre Nuestro: adveniat regnum tuum (venga a nosotros tu Reino), y de aquel clamor amoroso, que lanza el Profeta de Patmos, al final de su Apocalipsis: Veni, Domine Iesu (¡Ven, Señor Jesús!)… Debemos en estos tiempos desear a Jesús, suspirar por Jesús, pedir que venga a nuestras almas y que venga también a la sociedad por el establecimiento de su Reinado de amor.

Este es el clamor que lanza la Iglesia en las grandes Antífonas de los siete días que preceden inmediatamente a la noche de la Navidad: “Oh, Sabiduría…, ven a enseñarnos el camino de la prudencia”. “Oh, Adonai y caudillo de la Casa de Israel…, ven a redimirnos con tu brazo extendido”. “Oh, Sol de justicia…, ven, ilumina a los que están sentados en las tinieblas y sombras de muerte”. “Oh, Rey de las gentes y deseado de ellas…, ven, salva al hombre que formaste del barro”. “Oh, Emmanuel…, ven a salvarnos”.

Repetid estas jaculatorias con frecuencia y con fervor; orad con confianza, pedid al Corazón de Jesús por intercesión de María Inmaculada, cuya fiesta no sin designio especial se ha puesto al principio del Adviento, pedidle que salve a España, que la saque del cautiverio de la masonería, que la libre del laicismo. Preparad el camino al Señor, con una confianza sin límites en su Providencia y con una desconfianza total en vuestras propias fuerzas… Hagamos nosotros lo poco que nos corresponde; lo demás lo hará Jesús por María. Y el triunfo total no se hará esperar».

Acabada la santa Misa, se procesionó por el claustro de la Catedral rezando la novena a la Santísima Trinidad en la que se pide “que si ha de ser para la mayor gloria de Vuestra Augusta Trinidad y bien de nuestras almas, veamos a Mons. Irurita sublimado al honor de los altares”

“Este santo combatió hasta la muerte por la ley de Dios y no tuvo miedo de las palabras de los impíos” (Del Breviario Romano. Común de Mártires.) Estampa con la Novena, editada por “La Hormiga de Oro” en 1945, con licencia eclesiástica.

Llegados hasta la capilla dedicada a la memoria de los novecientos treinta sacerdotes, religiosos y religiosas, y de los fieles de esta Diócesis, sacrificados por su fe durante el trienio 1936-1939, donde se hallan ya depositadas reliquias de los mártires beatificados en ésta Catedral el pasado 10 de noviembre, se rezó un responso y se cantó el Credo.

Seguidamente se salió por la puerta del claustro que linda con el Palacio episcopal, en cuyo muro se halla la estatua del obispo Irurita sobre su escudo y su lema “Oportet Illum Regnare”,inaugurada hace 75 años, a cuyos pies se depositó una ofrenda floral.

El Sr. Echave expuso como la estatua, obra del escultor D. Vicente Navarro, fue ofrecida a su Obispo mártir por la ciudad de Barcelona el 9 de diciembre de 1943, y a su inauguración asistieron el Obispo doctor Modrego y todas las autoridades, y como el alcalde D. Miguel Mateu dijo en su ofrenda: “La sencillez de este acto encuadra magníficamente en la personalidad fiel del obispo mártir que honramos, y es continuación de aquel otro conmovedor en que a esta calle del Obispo la ciudad quiso designar con el nombre de «Obispo Irurita», en reconocimiento público de su afecto y de su amor por aquel insigne prelado, y en reconocimiento también de que supo colocar el grado episcopal a la altura de los antiguos confesores y de los antiguos mártires”, Mons. Modrego contestó diciendo: “Dedicamos este monumento al Obispo mártir en unos momentos en que el mundo se debate en una guerra cruel y sangrienta y España goza de un remanso de paz, que debemos a la sangre del doctor Irurita y de los innumerables mártires que con él ofrecieron su vida por Dios y por España. No malogremos la lección y ejemplo de estos mártires, y prometamos ante esta estatua sentir fieles a la doctrina de Cristo, que él tan celosamente contribuyó a inculcar en nuestro pueblo.” Terminó con esta oración que hacemos nuestra: “¡Santo Obispo Mártir, Doctor Irurita, que bendijisteis a los que te fusilaban, bendice desde el Cielo a esta tu diócesis, a Barcelona, a Cataluña y a España entera!”

Lápida del sepulcro que dice en texto latino, que traducimos:

Al Sumo Dios Omnipotente.

Aquí yace el Exmo. y Rvmo. Dr. D. Manuel Irurita Almándoz. Nació el 13-agosto-1876, promovido a la Sede de Lérida el 20-diciembre-1926 y trasladado a la de Barcelona el 13-marzo-1930, por odio a la fe fue asesinado el 3-diciembre-1936. El Buen Pastor dio su alma por sus ovejas. Descanse en paz.



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