20º de Mossèn Salvador Nonell i Brú
La placa ubicada a la entrada nos recuerda que nos hallamos en un templo dedicado al Sagrado Corazón de Jesús, edificado sobre el terreno que ocupaba la "Masía Horta Bonminyó" donde Mn. Salvador Nonell i Brú dio sus primeros pasos y creció en el seno de una familia campesina de hondas raíces cristiana, capilla que fue ofrendada a la ciudad de Mataró y al Arzobispado de Barcelona en el año 1995 por el hijo de la casa solariega, con motivo de sus Bodas de Oro Sacerdotales.
Medalla de Requeté del Tercio de Nuestra señora de Montserrat que siempre acompañó a Mn. Nonell en vida y ahora le acompaña desde el Cielo
e Salvador Nonell participó en la dura campaña de Extremadura, en la cruelísima batalla del Ebro, y de nuevo en Extremadura.
Formaba parte activa del Centro de Vanguardia creado dentro del Tercio por el gran apóstol de Tarrasa, Jaume Amat Badrinas, quién derramó su sangre en Vilalba dels Arcs, el 23 de agosto del 38, donde se hallaba Salvador Nonell, y donde, como nos dice en su libro «Diario de amor y de paz»: «nuestra unidad se cubrió de gloria... fui uno de sus protagonistas, y fue, también, donde se afianzó mi vocación sacerdotal. »
SU GRAN SUEÑO, EL MONUMENTO-MAUSOLEO AL “TERÇ DE MONTSERRAT” A LOS PIES DE SU AMADA “ROSA DE ABRIL”, DONDE DESCANSAN LOS HEROICOS REQUETÉS QUE OFRECIERON SU VIDA POR SU VIRGEN MORENETA, INAUGURADO EL 1-V-1961.
Escribe Mn. Nonell: “El domingo en la misa de la Iglesia parroquial de San Justo y Pastor de Barcelona, donde yo estaba como Vicario, aprovechando que habían asistido un buen número de ex-combatientes del Tercio les hablé, de nuevo, de nuestra promesa hecha “Voto de Guerra”, por respecto a nuestros queridos compañeros del Tercio, muertos en combate.
La carta de un combatiente republicano recibida en la Hermandad hace unos años, nos dice que al oír desde la trinchera opuesta como los requetés catalanes al anochecer rezaban el rosario y cantaban el Virolai, sus voces les hacían más estragos en su moral que la misma metralla.
Terminada la guerra, llevando en lo íntimo de su corazón lo contemplado tan de cerca en su querido Mataró -asesinatos de sacerdotes, de religiosos salesianos, en cuyo colegio, cercano a su casa, realizó sus estudios, y las profundas experiencias vividas con sus compañeros del Tercio; siguió aquella llamada del Señor confirmada en “Quatre Camins”, siendo una de las veintiséis vocaciones sacerdotales - religiosas, todas ellas perseverantes, que florecieron de entre los supervivientes del Tercio, que fueron su corona y nos muestran el espíritu con que vivían sus requetés.
Llegada la paz, ordenado sacerdote, el primer destino de Mosén Nonell fue el de Vicario de Sitges. Más adelante de Sant Pau del Camp de Barcelona, y finalmente en 1952 nombrado rector de la parroquia rural de La Gornal- Clariana en la que permaneció hasta el 2000 en que a sus 82 años se retiró a su casa solariega.
En octubre de l952 pudo cumplir su anhelo de visitar el antiguo escenario de la batalla del Ebro en Vilalba dels Arcs, siguiendo los parapetos y posiciones que ocupó. Allí oró ante los restos de sus compañeros muertos en el campo de batalla depositados en la capilla de Coll, junto al cementerio de Vilalba; cedida por sus propietarios, la familia Figueras de Ossó, para su reposo provisional.
Conmovido por su mal estado; de conservación, consciente del compromiso de honor contraído en voto de guerra, renovado en diferentes frentes de batalla, de que los supervivientes enterrarían a sus muertos a los pies de la
«Moreneta» bajo cuyo manto habían ofrendado sus vidas; Mosén Nonell tomó la firme resolución de llevarlo a cabo.
El 4 de septiembre de 2004, hace ahora veinte años, se pudo cumplir el deseo de Mosén Nonell de ser enterrado en la capilla de su casa pairal, reposando en ella sus restos mortales a la espera de su resurrección.
Nos acogió la hospitalidad de Mn. David Álvarez, rector de la paroquia, y del
- P. salesiano Josep Mascaró, presidiendo la celebración de la santa Misa nuestro presidente M Joan Bladé Piñol.
Este XX aniversario nos recuerda también como en la cruenta persecución del 36 esta casa fue iglesia, oculta, cobijo de religiosos y religiosas que buscaban en aquella familia amparo y refugio, tarea en la que colaboró un joven Salvador Nonell, con los riesgos que ello conllevaba.
A mediados de 19 37, sus ocupantes varones tuvieron que huir, y el joven Salvador Nonell, como miles de católicos catalanes perseguidos por su fe, consiguió traspasar la frontera, incorporándose como voluntario en el Tercio de Requetés de Nuestra Señora de Montserrat, unidad en la que encontró el ambiente más propicio para la defensa de la fe, la vida y las costumbres y tradiciones cristianas de nuestra tierra catalana y de toda España.
Así lo proclamó el Papa Pío XI, en alocución a un grupo de españoles fugitivos de la zona roja, el 14 de septiembre de 1936 «Por encima de toda consideración política y mundana, nuestra bendición se dirige de una manera especial a todos aquellos que se han impuesto la difícil y peligrosa tarea de defender y restaurar los derechos y el honor de Dios y de la Religión.»
Formaba parte activa del Centro de Vanguardia creado dentro del Tercio por el gran apóstol de Tarrasa, Jaume Amat Badrinas, quién derramó su sangre en Vilalba dels Arcs, el 23 de agosto del 38, donde se hallaba Salvador Nonell, y donde, como nos dice en su libro «Diario de amor y de paz»: «nuestra unidad se cubrió de gloria... fui uno de sus protagonistas, y fue, también, donde se afianzó mi vocación sacerdotal. »
SU GRAN SUEÑO, EL MONUMENTO-MAUSOLEO AL “TERÇ DE MONTSERRAT” A LOS PIES DE SU AMADA “ROSA DE ABRIL”, DONDE DESCANSAN LOS HEROICOS REQUETÉS QUE OFRECIERON SU VIDA POR SU VIRGEN MORENETA, INAUGURADO EL 1-V-1961.
Escribe Mn. Nonell: “El domingo en la misa de la Iglesia parroquial de San Justo y Pastor de Barcelona, donde yo estaba como Vicario, aprovechando que habían asistido un buen número de ex-combatientes del Tercio les hablé, de nuevo, de nuestra promesa hecha “Voto de Guerra”, por respecto a nuestros queridos compañeros del Tercio, muertos en combate.
La carta de un combatiente republicano recibida en la Hermandad hace unos años, nos dice que al oír desde la trinchera opuesta como los requetés catalanes al anochecer rezaban el rosario y cantaban el Virolai, sus voces les hacían más estragos en su moral que la misma metralla.
Terminada la guerra, llevando en lo íntimo de su corazón lo contemplado tan de cerca en su querido Mataró -asesinatos de sacerdotes, de religiosos salesianos, en cuyo colegio, cercano a su casa, realizó sus estudios, y las profundas experiencias vividas con sus compañeros del Tercio; siguió aquella llamada del Señor confirmada en “Quatre Camins”, siendo una de las veintiséis vocaciones sacerdotales - religiosas, todas ellas perseverantes, que florecieron de entre los supervivientes del Tercio, que fueron su corona y nos muestran el espíritu con que vivían sus requetés.
Llegada la paz, ordenado sacerdote, el primer destino de Mosén Nonell fue el de Vicario de Sitges. Más adelante de Sant Pau del Camp de Barcelona, y finalmente en 1952 nombrado rector de la parroquia rural de La Gornal- Clariana en la que permaneció hasta el 2000 en que a sus 82 años se retiró a su casa solariega.
En octubre de l952 pudo cumplir su anhelo de visitar el antiguo escenario de la batalla del Ebro en Vilalba dels Arcs, siguiendo los parapetos y posiciones que ocupó. Allí oró ante los restos de sus compañeros muertos en el campo de batalla depositados en la capilla de Coll, junto al cementerio de Vilalba; cedida por sus propietarios, la familia Figueras de Ossó, para su reposo provisional.
Conmovido por su mal estado; de conservación, consciente del compromiso de honor contraído en voto de guerra, renovado en diferentes frentes de batalla, de que los supervivientes enterrarían a sus muertos a los pies de la
«Moreneta» bajo cuyo manto habían ofrendado sus vidas; Mosén Nonell tomó la firme resolución de llevarlo a cabo.
