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Beatificaciones en Madrid - de Francisco José Fernández de la Cigoña (Intereconomía)

 

De las que no se hace ninguna publicidad

 

 

 

Publicado hoy en LA GACETA
[...] El próximo 17 de diciembre tendrá lugar la de veintidós mártires de nuestra pasada guerra civil. [...]

 

[...] He escrito que algunas de esas beatificaciones me han `parecido cuasi vergonzantes por los pocos fieles congregados para tan importantes actos.  Se elevan a los altares glorias de nuestra Iglesia y los católicos deberíamos tener el gozo y la presencia. Pero si no se anuncian y se anima el asistir no va casi nadie.  En España hemos vivido beatificaciones multitudinarias. En locales abiertos y amplios. Recuerdo el de la sucesora de Sor Ángela de la Cruz, en un estadio sevillano y la del P. Hoyos en una plaza de Valladolid. Con muy digna presencia de fieles. Ejemplar la de una humilde diócesis, Osma-Soria, con su obispo Palafox. Tuvo lugar en su hermosísima catedral pero Osma no llega a los cien mil fieles. Y nadie, salvo la diócesis, animaba aquel acto. No había detrás de Palafox una congregación religiosa con parroquias y colegios que pudiera llevar gente.

 

[...] Pero veintidós mártires, y con una congregación detrás, deberían ser otra cosa. No voy a decir que como para Cuatro Vientos pero sí como para que la catedral de Madrid no entrara entre los lugares a considerar. Yo, mal pensado, creo que para los Oblatos de hoy es un trámite, si no molesto, intrascendente. Eso no es lo que ahora se lleva. Y lo que les lleva al abismo. Eran en 1959 más de 7.000 y hoy rozan los 4.000. Y en constante declive. Posiblemente con más de 2.000 superando o muy próximos a los 70 años.
 

Este año se cumple el 75 aniversario de aquel holocausto que llenó el cielo de santos españoles. Y se va a declarar beatos a veintidós de ellos. Ya deben superar o están a punto de hacerlo el millar de mártires en los altares. Como para que los católicos llenáramos cualquier recinto. Con orgullo y agradecimiento. Y no en una ceremonia de la que no se ha enterado nadie. O casi nadie. Y de ese modo no se movilizan los fieles.
 

Quisiera equivocarme. Que el 17 de diciembre rebosara la plaza de la Armería y la calle Bailén, resultando la catedral totalmente insuficiente. Por cierto, la capilla del Santísimo ha quedado preciosa tras la obra de Rupnik. Para ir a verla. Por mi parte no ha quedado.  Os animo a todos a que el día 17 acudáis a la beatificación de esos veintidós españoles, veintiuno oblatos de María Inmaculada y uno seglar, que se unieron a los miles y miles de los asesinados que marcharon directos de nuestra patria al cielo en aquel año de gloria y de dolor de 1936. Ofrecieron a Cristo sus vidas y unieron su sangre, jovencísima en algunos, a la del Cordero.

 

Es de vergüenza que los españoles de hoy dejemos pasar esa efemérides en un acto cuasi clandestino del que no se va a enterar casi nadie.  Si así fuere no nos mereceremos otra suerte que la triste que tenemos.       

 



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