Beatificados 1523 Mártires de la Fe
En julio el trigo está ya segado. En Cataluña el 20 de julio de 1936, hace 78 años, se implantó una revolución anarcomarxista que tenía por consigna segar a sangre y fuego la vida de los fieles de Jesucristo y hacer desaparecer la Fe cristiana en los campos de nuestra Patria, dorados por el sol del Amor y la Caridad.
La revolución de 1936 se apoderó de todos los templos de Cataluña. Quemaron los altares y las imágenes. Las familias cristianas no pudieron ir más a misa, ni recibir los sacramentos, ni escuchar la palabra de Dios. Sólo de forma clandestina se rezaba el rosario en familia para evitar denuncias y registros.
La revolución roja confiscó todos los colegios religiosos. Persiguió a los profesores y muchos de ellos fueron asesinados. Fue cambiado con odio el titular de los pueblos y calles con nombre de un santo. La doctrina de Cristo fue borrada de toda Cataluña. Prohibieron los cantos populares que alababan a la Virgen y a los santos. Nunca más pudieran los centros culturales hacer ''pastorcillos” ni representar ''La Pasión''. Persiguieron a muerte a los sacerdotes, por el solo hecho de serlo. La consigna era deshacer la religión. Asesinaron a religiosos, religiosas y a los familiares y amigos que les daban acogida. Asesinaron también a padres de familia y jóvenes por ser fieles a la Iglesia o pertenecer a partidos políticos que no eran de la cuerda de los partidos que implantaron la Revolución de color rojo.
El Monasterio de Montserrat fue confiscado por la Generalidad y las familias catalanas no pudieron subir ya a cantar el Virolai. Veinte monjes fueron asesinados en diferentes pueblos de Cataluña. Actualmente están beatificados. La imagen de la Moreneta la escondió el padre Abad entre paredes, antes de exiliarse.
En tierras catalanas fueron asesinados cinco obispos; el Dr. Manuel lrurita Almandoz, obispo de Barcelona. Lo asesinaron en el cementerio de Monteada con otros sacerdotes y los familiares que lo habían acogido. El Dr. Salvi Huix y Miralpeix, obispo de Lérida, bendijo a los asesinos antes de morir. Le dispararon en la mano derecha, los bendijo entonces con la mano izquierda. D. Manuel Borras y Farré, obispo auxiliar de Tarragona fue asesinado en las afueras de Lilla. Quemaron sus restos. También Mons. Miquel Serra Sucarrats, hijo de Olot, obispo de Segorbe. (Tortosa-Valencia). El P. Anselmo Polanco obispo de Teruel, detenido en aquella ciudad, fue llevado prisionero a Barcelona y asesinado junto con su Vicario General en el Barranco de Can Tretze, cerca de Figueras, en febrero de 1939. Quemaron sus cuerpos. En España fueron a asesinados 13 obispos.
Pudieron salvar la vida y se exiliaron de Cataluña con gran riesgo, el Cardenal Francesc Vidal i Barraquer arzobispo de Tarragona, el obispo de Girona, Doctor José Cartañà, el obispo de Tortosa, Dr. Félix Bilbao, el obispo de Solsona Dr. Valentí Camellas, el obispo de Urgel D. Jaime Guitart y el obispo de Vic D. Joan Perelló. La persecución finalizó en Cataluña tras la huida de los verdugos por el paso de La Vajol. Era el once de febrero de 1939.
La Iglesia ha beatificado a 1523 mártires que murieron confesando la Fe cristiana. Los últimos, fueron beatificados en Tarragona el 13 de octubre de 2013. Obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas, padres de familia, señoras y jóvenes. Todos murieron, fieles a la Fa cristiana, esperando el Cielo, perdonando a sus verdugos y rezando por su salvación.
Rogamos a nuestros mártires por la paz del mundo. Por el progreso de Cataluña. Que se encuentre el camino para levantar la industria y humanizar la banca. Que no falte trabajo en nuestras familias, ni el pan de cada día, ni salud en los ancianos. Que los niños reciban el buen ejemplo de los padres. Que la niebla de la calle no les robe la fe. Que la doctrina cristiana vuelva a las escuelas. Que Jesucristo sea el ejemplo y la esperanza de un mundo desorientado y decepcionado.
Francisco A. Picas - Obra Cultural Mariana – Fundación Padre Esqué - julio agosto 2014

