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Fallecimiento del P. Antonio Tort Gavín, SchP.

Hijo del mártir Don Antonio Tort Rexachs, protector de Mons. Manuel Irurita, que a sus 2 años convivió en su casa con el Obispo y presenció su detención

El P. Antonio Tort Gavín Sch P. ante el mural representativo de los mártires inmolados en el cementerio de Montcada que preside la sede de Hispania Martyr, en el que su padre Antonio Tort Rexachs figura como único seglar mártir.

+ Antonio Tort Gavín, Escolapio Ha muerto en Los Ángeles (California), el día 17 de marzo de 2016, a los 82 años de edad, 65 de vida religiosa y 57 de sacerdocio. La Escuela Pía de Cataluña, la Viceprovincia escolapia de las Californias, sus hermanos, cuñados, sobrinos, familiares y amigos les invitamos a orar y recordarlo en la eucaristía que se celebrará el viernes, 8 de abril, a las siete de la tarde, en la capilla de la Escuela Pía de Sarrià (calle Inmaculada, 25-35, de Barcelona)

Antonio Tort Gavín tenía 2 años, cuando el 21 de julio de 1936 su padre se trajo a casa a Mons. Manuel Irurita, Obispo de Barcelona, huido de su vecino palacio al ser asaltado por las turbas. Convivió con él cuatro meses y medio hasta que en la tarde del 1 de diciembre, retenido con toda su familia en una habitación, vio como el Obispo con su familiar Marcos Goñi, su padre Antonio, su tío Francisco y su hermana Mercedes eran detenidos y sacados de casa por unos escopeteros.

Antonio era muy pequeño, y, aunque estuvo presente en la detención de su padre, no recuerda los hechos, pero sí los fue conociendo luego de labios de su madre y de sus hermanas mayores, dolientes protagonistas de los mismos.

Le contaron como sus autores, miembros de la legalizada Patrulla de Control núm. 11 de Pueblo Nuevo, tras llevarles a su centro, les condujeron a la checa de San Elías, de la que fueron sacados para asesinarles en la tapia del cementerio de Montcada en la “noche oscura y fría” del primer viernes 3 de diciembre de 1936, festividad de san Francisco Javier, siendo sepultados sus cadáveres en clandestina fosa común entre más de un millar largo de asesinados.

Antonio Tort Gavín a sus 7 años, en mayo de 1940 asistió con su madre y hermanos al traslado de los restos de su padre y tío desde Montcada a las iglesias del Pino y la Merced, y luego al nicho familiar en el cementerio de las Corts.

Tras acabar sus estudios en la Escuela Pía, a sus 17 años Antonio ingresó en su noviciado, siendo ordenado sacerdote en 1959. Tras una etapa de enseñanza en España, sintió la vocación misionera, marchando a las Californias americanas.

El Cardenal Arzobispo de Barcelona Mons. Ricardo Mª Carles ordenó en noviembre de 1993 la reanudación del proceso iniciado en 1959 y paralizado en 1964, de Mons. Irurita, Mn. Marcos Goñi y Mn. Clausellas, incluyendo en el mismo a los hermanos Antonio y Francisco Tort Rexachs, protectores del Obispo y su familiar, detenidos y asesinados con ellos en Montcada la noche del 3 de diciembre de 1936.

Este nuevo proceso diocesano, al que se incorporó lo actuado en el primero, concluyó el 19 de julio de 2002, y el Arzobispado de Barcelona, como peticionario, lo remitió a la Congragación de las Causas de los Santos de Roma, donde se halla registrado como proceso por Martirio con el número de protocolo: 2506. El 27 de noviembre de 2002 se emitió Decreto de Nihil obstat, y en 16 de diciembre de 2004 fu promulgado Decreto declarando la validez del proceso diocesano. En 2005 la Postuladora Dra. Silvia Mónica Correale presentó la Positio ante la Congragación de las Causas de los Santos, hallándose en la actualidad pendiente de su traslado a la Comisión de Teólogos.

En una de sus periódicas vistas a España en julio de 2012, el Padre Antonio Tort convocó a todos sus hermanos y familia, muy interesada en el proceso de beatificación de su Padre Antonio y su tío Francisco, y la reunió en la sede de Hispania Martyr, donde el canónigo, Vicepostulador de la causa, Mons. Francisco Muñoz Alarcón (q.e.p.d.) les dio a conocer los detalles de la secuencia del proceso.

“ Antonio Tort Rexachs, confesor y mártir de Cristo, de virtudes heroicas en su vida y en su muerte." P. José Mª Torrent C.O. Vicario General de Barcelona nombrado por Mons, Irurita.

Como piadoso homenaje póstumo al Padre escolapio Antonio Tort Gavín, celoso promotor de la glorificación de su padre Antonio Tort Rexachs, reproducimos la declaración que el 13 de junio de 1940, ante el ataúd que contenía sus restos mortales, emitió el nombrado Vicario General de la Diócesis por el Obispo Mons, Manuel Irurita, padre José Mª Torrent Lloveras, de la Congregación del Oratorio, confesor de D. Antonio desde sus 15 años, que sintetiza con exactitud su ejemplar vida, y justifica plenamente su beatificación en proceso.

Que el cadáver que encierra esta caja es de Antonio Tort Reixacs, nacido en Monistrol de Montserrat el 29 de marzo de 1895, hijo de Jaime y Ana, que contrajo matrimonio con María Gavín Sagardía el 12 de agosto de 1917, habiendo concedido el Señor de dicho matrimonio 13 hijos. Su oficio era joyero.

No sé lo que la Providencia Divina tiene reservado acerca de la glorificación de Antonio Tort, pero en mi juicio sincero "es un confesor y mártir de Cristo, de virtudes heroicas en su vida y en su muerte."

Vivía con sus padres, esposa e hijos, y su hermano Francisco. Su virtud característica fue la caridad, tanto corporal como espiritual. Todos los días festivos los ocupaba de la siguiente manera: después de oír Misa y comulgar muy de mañana, se trasladaba al Sanatorio Antituberculoso del Espíritu Santo en San Adrián del Besós, asistiendo a los enfermos hasta el mediodía. Vuelto a su casa e inmediatamente después de comer, en la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Merced se dedicaba al cuidado de los niños del catecismo a quienes entretenía toda la tarde hasta la hora de cenar.

Sus devociones predilectas fueron al Sagrado Corazón de Jesús, mediante el culto eucarístico; comulgaba todos los días y mensualmente asistía a su turno de Vela Nocturna, y a la Santísima Virgen en sus advocaciones de la Merced, Montserrat y Rosario. La devoción al Rosario no sólo la practicaba en familia, sino también particularmente en la calle cuando la compañía de alguien no le estorbaba sus comunicaciones con Dios y su Santísima Madre.

Era últimamente el principal sostén de la Pía Unión de San Miguel Arcángel, y uno de los portantes del Santo Cristo de más relieve en Barcelona. Su predilecta devoción a Nuestra Señora de la Merced no le dispensó de ser un buen y práctico parroquiano de Nuestra Señora de los Reyes, vulgo del Pino, en cuya demarcación vivía hacía muchos años.

Distribuía mensualmente por medio de su confesor limosnas a varios pobres vergonzantes, y con ellas sostenía a un maestro católico en una barriada obrera de esta ciudad.

Cuando estalló la revolución el 18 de julio de 1936 se hallaba en Monistrol de Montserrat. Hizo a pie el viaje a Barcelona para poder ayudar a la Iglesia, blanco predilecto de la revolución, y hallando providencialmente el martes 21 de julio de 1936 por la mañana al Sr. Obispo Dr. Irurita cuando salía de Palacio por la puerta excusada sin saber a dónde dirigir sus pasos, no obstante lo numeroso de su familia, se lo llevó a su casa con su familiar. Había recogido también a cinco hermanas Carmelitas de la Caridad, una de ellas anciana y enferma.

Un motivo, el principal de su inalterable paz en aquellos días, era el de que no podía pasar nada en su casa porque él era indigno del martirio, de esta gracia tan singular, que según él, nada había hecho para merecerla.

Fue detenido por las patrullas con su hermano Francisco, el Sr. Obispo Manuel Irurita y el familiar Marcos Goñi en la tarde del 1 de diciembre de 1936. Se despidió de su esposa María, de sus padres Jaime y Anita y de sus hijos, asegurándoles que iba al Cielo y que no les faltaría nunca la Providencia Divina, como así sucedió sensiblemente hasta la fecha.

Fue asesinado con sus compañeros en la madrugada del 4 de diciembre de1936, según testigos de prisión de San Elías, que viven aún. Durante la comida del día 3 de diciembre hablaba contento y alegre de su propia muerte, no siendo obstáculo para su alegría el dejar los suyos, pues los dejaba seguros en manos de Dios.

El cadáver de Don Antonio fue identificado por su esposa María y sus hijos José Ma y Victoria en el cementerio de Montcada en junio de 1940, y trasladado al Cementerio de Las Corts de Barcelona.

Lo creo santo, y sin pretender adelantarme al falto de la Santa Iglesia, juzgo que privadamente no sólo es lícito sino recomendable invocar su intersección y valimiento ante la Bondad Divina de la que goza sin duda.



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