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Familias catalanas salvaron a los cartujos de Montalegre 1936

Familias catalanas salvaron a la Comunidad de la Cartuja de Montalegre (Tiana, 1936) (y 3)

 La comunidad de la Cartuja entre familias de Badalona

 La comunidad de la Cartuja de Montalegre sacada del Ayuntamiento de Badalona la mañana del 21 de julio de 1936, fue alojada en casas de familias, bajo la discreta protección de Dª Mercedes Doménech.

 Las familias de que se tiene constancia que participaron en su acogida y desenlace de su estancia son:

 La del Dr. Hildo Ochoa de Zevallos, médico peruano, de la calle León 38, que acogió a dos monjes: el francés Dom Joseph Pelegry que estuvo hasta el 26de julio en que le recogió un coche del consulado francés, y a Dom Agustín Navarro, que marchó voluntariamente a Barcelona, donde sería detenido, llevado a la checa de San Elías y asesinado.

 En casa de D. Enrique Fló, calle la Merced 11 recogieron al Donado Luís Ramírez, saliendo el día 29 en tren para casa de su familia en Cervera, donde estuvo escondido en un zulo detrás del gallinero en que apenas podía permanecer sentad.  Los del Comité lo buscaban porque era el depositario de la fórmula del licor “Chartreuse”, hasta que pudo llegar a la Cartuja de Montrieux, donde continuó su vida religiosa. Recogieron también al Hermano Pedro Arrufat, que marcharía a casa de su madre en Barcelona. Intentó pasar la frontera pero lo detuvieron y lo mandaron a la cárcel Modelo donde estuvo tres meses, encontrando allí a los Padres Prior, Vicario y Antiquor.

 En casa del empleado Francisco Giróen calle Ribas y Perdigó 38 se refugiaron dos monjes: Dom Jaime Más estuvo los primeros días y se unió luego al grupo de casa Clarós, saliendo el 3 de agosto rumbo a Italia, y a Dom Pío Pildain al que el 29 de julio un sobrino le llevó al Prat de Llobregat en cuya casa se ocultó tres meses, pudiendo llegar a la cartuja de Florencia donde terminó sus días.

 La familia del ebanista Domingo Costa de calle la Merced 37 acogió al Hermano Julián Sierra hasta que el 3 de agosto salió para Barcelona con el grupo de casa Clarós y em- barcó rumbo a Italia.

 En casa Tartera, calle Caridad 67, familia con nueve hijos, se acogió al monje filipino Dom Gabriel Cortés, que pasaría a casa de Alfonso Rof, en la calle San Pedro 125, donde permaneció hasta el 29 de julio en que el Cónsul norteamericano lo recogió y embarcó en el destroyer “Gallen” que le llevó a Mars

 Eudaldo Santanach, casado con Rosa Baliarda, vivía en la calle León 101. Tenían una incubadora y sobrevivían criando pollos y vendiendo huevos. Hospedó a Dom Jerónimo Tébar al que de día tenían escondido en una habitación y por la noche en la buhardilla. Dom Jerónimo cuenta: “Fui a casa de un matrimonio joven con dos niñas pequeñas, que me trataron como de la familia,y me vistieron de pies a cabeza. El lunes 27 el Sr. Santanach me acompañó a Barcelona para tomar el tren a Valencia a casa de mi familia llevando conmigo al novicio Pedro Rives, alojado en casa de Luís Solá,que fue a Denia con los suyos. Dom Agustín Navarro, logró ponerse en contacto conmigo y me preguntó si podía aceptar el ofrecimiento que le hacía el Dr. Ortiz de irse a casa de su familia en Barcelona, sin sospechar que allí sería detenido y asesinado en la checa de San Elías.”

 En casa del Sr. Pujol, chofer del ayuntamiento, se acogió al Hermano Guillén Soldevila, y el 27 de julio le condujo a casa de su hermano, pero fue delatado por los vecinos y los anarquistas lo asesinaron.

 En casa Clarós, de la calle Merced 31, el 21 julio se refugiaron diez monjes: Dom Antonio Abella, Isidoro Campos, León Barbería y Rafael Cantero,y los hermanos franceses Antelmo Guichar y Jean Marie Ploton. En la madrugada del día siguiente, procedentes de la Conrería, llegaron cuatro más: Dom Salvador Pazos, Dom Rafael Vial y los hermanos Félix Rueda y el belga Cristóbal Christophe. El 26 de julio un coche del consulado francés recogió a este último y a los dos monjes franceses.

 En casa de Francisco Aymà se acogió a Dom Emmanuel Rosell; y en la de Dª Josefa Carbonell al postulante José María Pujol, que a los pocos días marchó a casa de su familia en Barcelona

 En casa de D. Pascual Cervera, en la Torre de Canyet, se acogió a Dom Esteban Portell, que se cayó en la viaria del tren y se fracturó la pierna, siendo ingresado en el hospital de Sant Pau. Al salir, un compañero de sala le albergó en su casa durante unos días, y logró pasar la frontera y llegar a la cartuja de Miraflores en Burgos.

 D. Pascual acogió también al novicio Jorge Vilá, que tras una semana de estancia salió para Barcelon Fue detenido y mandado al frente de Huesca. Pasó a un campo de concentración, y en 1939 a Montalegre.

 En casa de Jaime Formaguera se hospedó durante dos semanas al novicio Jaime Bonam. En agosto se fue a casa de su hermana en Vic, y, acabada la guerra, se reincorporó a Montaleg

 En casa de Francisco Pujol se hospedó Dom Luís Sellarés, hasta que pudo ir a casa de su madre en Barcelona. Las Patrullas de Control registraron la casa, y al no encontrarlo, presionaron a su hermana para que les dijese donde estaba escondido, teniéndola a la intemperie bajo la lluvia.Traumatizada, accedió, y se citó con su hermano en el paseo  de Gracia de Barcelona a una hora concreta, donde Dom Luís fue apresado. El 14 de octubre fue llevado a la checa de San Elías, donde se encontró con los cartujos Dom Emmanuel Balart y el novicio Agustín Navarro;siendo asesinados todos ellos el 5 de octubre.

 En casa de Andreu Baliarda en el nº 15 de la calle la Merced, Dª Mercedes Doménech y Teresa Pascual preparaban la comida, que luego por el jardín, saltando la tapia, se llevaba a los Cartujos reunidos dos casas más arriba. Miguel Soldevila, chofer, de la calle San Joaquín 42, hospedó a Dom François M. Crettaz hasta que el día 30 de julio le vino a buscar el consul alemán, y pudo llegar a la Cartuja de Montrieux.

 El fabricante Ezequiel Giró alojó al Hermano Inocencio Serra del 24 al 31 de julio en que pasó a casa de Francisco Rosés que había sido guarda de la Conrería y vivía en Canyet, retornando al fin de la guerra a la cartuja. El joven José Ribaque vivía en calle la Merced 12, escondió al Hermano Rafael Cantero. Sería asesinado en la cartuja de la Farneta por los alemanes en Italia durante la Guerra mundial.

 MUERTE DE CUATRO NUEVOS MIEMBROS DE LA COMUNIDAD

Fueron seis los cartujos asesinados en 1936: los PP. Dom Célestin Fumet y Dom Isidoro Pérez el 20 de julio en el traslado a Badalona, y los PP. Dom Manuel Balart, Dom Agustín Navarro y Dom Luís Sellarés al ser capturados y ejecutados en Barcelona el 15 de octubre, sin que se hayan podido localizar sus restos. El hermano Guillermo Soldevila fue detenido el 5 de agosto y asesinado, sin que se encontrase su cadáver. El capellán de la Conrería Mn. Pedro Riba Palá, sacerdote secular, asesinado camino de Badalona, es considerado también como mártir cartujano.

 Los monjes heridos, del hospital a la cárcel Modelo

 De los monjes tiroteados en la carretera de Montalegre a Badalona, sobrevivieron los PP. Dom Juan Bautista Ciérco (Prior), Dom Miguel Dalmau (Vicario) y Dom Benigno Martínez (Antiquor), que estuvieron en el hospital de Badalona bajo el cuidado del Dr. Gubern hasta el 17 de marzo de 1937 en que se les dio el alta, pero no la libertad, sino que fueron conducidos a la 6ª galeríade la cárcel Modelo de Barcelona, llamada “el convento”, porque la mayoría de internos eran religiosos, estando presos 8 meseshas- ta su liberación en octubre de 1937.

 Una vez liberados, los Padres Juan Ciérco y Benigno Martínez fueron acogidos por la familia Pascual, que semanas después acogió a Dom Miguel Dalmau, hasta que partió a casa de su familia en Báscara. El 29 de junio de 1938 pudieron cruzar la frontera el Antiquor Dom Benigno Martínez, que por Irún llegó a la cartuja de Miraflores en Burgos, y el Prior Dom Juan B. Ciérco, que llegó a la Cartuja francesa de Montrieux.

 Al terminar la guerra, el Doctor Luís Gubern fue depurado por haber trabajado en el hospital de Badalona durante la guerra. Dom Antonio Abella, Rector entonces de la Cartuja, intervino para lograr su absolución. Lo refiere así en su libro: “La víspera del juicio ante el tribunal militar, el abogado Sagarra subió a Montalegre y me rogó me presentara ante el juez. Fui al Palacio de Justicia, y al ser recibido, le manifesté que la acusación se debía a envidia de médicos enemigos suyos, pues el Dr. Gubern asistió con especial pericia y cariño a nuestros heridos en el Hospital de Badalona, y fue quien instaló el Sanatorio en la Cartuja, que era obra benéfica, no política, una de las acusaciones. Pedí su absolución.

El juez se me quejaba de que los sacerdotes, antes perseguidos, ahora salían en defensa de los procesados. Respondí: “nada me mueve, sino la defensa de la verdad. Las acusaciones son hijas de la envidia. Sería penoso condenar a un inocente” El Juez me dijo: ¿me da Ud.su palabra de cartujo? ¡Si, si!” insistí. El mismo día el Dr. Gubern fue puesto en libertad condicional y no hubo proceso.”

 Pasaporte colectivo del Conseller de la Generalitat José Mª Espanya

 El Sr. Vilá preparó la salida de ocho monjes hacia Italia. Se valió de una amistad en el consulado, y de la Srta. Marquina, secretaria del Conseller de Governació, Sr. Josep María Espanya.

 El Sr. Vilá solicitó el favor al Conseller, quien firmó el pasaporte sin fotografías, que serían añadidas después. Era un documento singular: una simple hoja de papel con las fotografías hechas luego por Andrés Clarós, en que se hacía constar: “Facultamos a: Dom Salvador Pazos, Dom Antonio Abella, Dom Jaime Más y los hermanos Isidoro Campos, León Barbería, Félix Rueda, Julián Sierra y Rafael Cantero de...tal y tal edad… para que puedan trasladarse a Italia. Firmado Sr. Josep María Espanya i Sirat, Conseller de Governació. Generalitat de Catalunya.”

 El barco Italiano salía al día siguiente, y se tenían que ultimar las gestiones en el consulado. Andrés Clarós con su pequeña máquina fotográfica hizo aquella noche fotos a cada uno de los monjes y las pegó en el documento.

 El Sr. Vilá,que como embalsamador tenía contacto con la funeraria, había apalabrado un furgón fúnebre para el traslado de los monjes a Barcelona, pero no se presentó, y se perdió la conexión con el barco. Dos días después, se intentó otro medio de transporte con un nuevo pasaporte en blanco, lo que, al ser descubierta la trama, costó el puesto a la Srta. Marquina en Governació.

 Finalmente el 3 de agosto pudo partir el grupo de cartujos de casa Clarós a Barcelona. El Sr. Vila los acompañóal consulado que autorizó pudieran viajar gratuitamente hasta Italia. Se demoraron los trámites y se tuvieron que alojar todos juntos en el altillo de una pensión de confianza.

 El primer viernes 7 de agosto embarcaban en el barco italiano Principesca Giovanna, a bordo del cual encontraron a otros muchos religiosos y sacerdotes. Por sus actuaciones, el Sr. Vilá sería investigado por el S.I. M., por desafección a la República.

 “Cartusia sanctos facit, sed non patefacit.

(La Cartuja, hace santos, pero no los proclama)

 El Doctor Clarós introduce su Tesis con unas consideraciones que hacemos nuestras como conclusión de este resumen: “Durante la Guerra Civil la Cartuja de Montalegre sufrió el ataque de turbas revolucionarias que la asaltaron y provocaron la muerte de seis monjes y la detención del resto. Su vida se hallaba en peligro, pero gracias a la arriesgada y afortunada intervención de familias catalanas, pudieron salvarla, refugiándose en sus casas, y posteriormente, unos ser repatriados a sus países de origen, y otros obtener un salvoconducto para huir a Italia en barco. Las familias bienhechoras actuaron coordinadamente en forma silenciosa y organizada, pero sin poder evitar que seis monjes cartujos fueran asesinados.” Dice el Dr. Clarós: “80 años después de estos dramáticos sucesos, nos proponemos hacer una cita objetiva de los testimonios recogidos de los que lo sufrieron, lo contaron y lo dejaron escrito, así como el de los pocos que aún viven y lo recuerdan. Consultar en el Arxiu Privat de la Cartoixa de Montalegre, todos los documentos que existen ha sido de gran valor por tratarse de una fuen- te, en su mayoría, nunca consultada y menos publicada.”

 La Orden de la Cartuja no insta procesos de canonización: “Cartusia sanctos facit, sed non patefacit” (La Cartuja, hace santos, pero no los proclama), pero invoca la protección de sus mártires, que se hallan en el Cielo en primera fila ante el trono del Cordero, Rey de los Mártires, intercediendo por nosotros.Sigamos su ejemplo, mientras con- templamos como la Cruz está firme, mientras el mundo da vueltas.“Stat Crux dum volvitur orbis”(lema de la Cartuja)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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