PEREGRINACION A PONT DE MOLINS EN EL 81º ANIVERSARIO DEL MARTIRIO DEL BEATO ANSELMO POLANCO O.S.A. OBISPO DE TERUEL y DE SU VICARIO EPISCOPAL BEATO FELIPE RIPOLL

PEREGRINACION A PONT DE MOLINS EN EL 81º ANIVERSARIO DEL MARTIRIO DEL BEATO ANSELMO POLANCO O.S.A. OBISPO DE TERUEL y

DE SU VICARIO EPISCOPAL BEATO FELIPE RIPOLL

 En el radiante mediodía del sábado 8 de febrero de 2020 llegaban los peregrinos de Barcelona al cruce de Biure de la carretera de Pont de Molins a las Escaldes, donde les aguardaban los venidos de distintos puntos de Gerona y el Maresme.

 Encabezados por Cruz alzada iniciaron el Viacrucis  por el sendero que lleva hasta el monumento martirial erigido en el barranco de Can Tretze, donde el 7 de febrero de 1939, fue- ron inmolados el Beato Anselmo Polanco, Obispo de Teruel, su Vicario episcopal el Beato Felipe Ripoll y el Canónigo de Albarracín Javier García Blasco, junto a una cuarentena de militares, la mayoría hechos prisioneros en Teruel, ametrallados por soldados al mando del comandante Pedro Díaz, por orden de Enrique Lister, Jefe del V Cuerpo del Ejército, en su huida hacia la frontera francesa el día antes de la liberación del pueblo.

 En cada estación se leyó el texto penitencial, entonándose el tradicional canto: “Per vostra Passiò Sagrada”, y al llegar al derruido monumento, se preparó la celebración de la Santa Misa sobre el pilar que sustentó el ara del altar bajo su abatida Cruz.

Desmantelamiento y profanación del monumento por la animosidad de unos, crecida ante la tolerancia de otros

 El monumento, inaugurado el 22 de noviembre de 1940, tras la transi- ción política, fue progresivamente olvidado por unos y profanado por otros, siendo sólo honrado por fieles convocados anualmente por Hispania Martyr en los aniversarios de su inmolación.

 Años 50. Frailes agustinos en el homenaje anual de su Congregación al Obispo Polanco ante el monumento con sus lápidas.

 Fueron arrancados los nombres de sus mártires y víctimas, y pintarrajeado su frontal con anagramas y lemas de partidos revolucionarios, pero cada año, a lo largo de tres decenios, D. Francisco Picas, Presidente honorario de la fundación Regina Martyrum, días antes de la peregrinación, disponía su restauración y limpieza.

 En 2010 fue pintarrajeado y rotulado con grafitos subversivos, y en 2013 su recia Cruz de granito blanco que lo presidía, fue abatida y troceada.

 Dª Ana María Picas significó la tra cendencia del hecho leyendo inspirada poesía.

 Se arrancaron sus leyendas insertando en su lugar un manifiesto glorificando al comandante Pedro Díaz ejecutor de los asesinatos, y en 2017 los enemigos de los mártires, en su proyecto de hacer desaparecer el carácter religioso del monumento, derribaron y trocearon también el ara del altar.

 Celebración de la Santa Misa en el lugar del sacrificio

 

 Tras su profanación se celebra la Santa Misa en el lugar del martirio, sobre el basamento del abatido altar, oficiándola este año el Consiliario de Hispania Martyr Mosén Antonio Gómez Mir, párroco de San Jorge de Barcelona, asistido por el diácono agustino Fray Alberto Pérez, único representante de su Orden a la que perteneció el Obispo Mons. Polanco.

 En su homilía Mn. Gómez trasmitió a los oyentes el sentimiento que le embargaba por el privilegio de poder celebrar allí el memorial del sacrificio del Calvario en esta tierra santa, regada por la sangre de nuestros beatos mártires Anselmo y Felipe, cuya presencia espiritual se siente hoy entre nosotros.

 Evocó su martirio impetrando su intercesión ante el Rey de los mártires para que en tiempos de creciente apostasía social mantenga en nuestra patria la fe católica por la que ellos ofrecieron su vida, significando cómo la sangre de nuestros mártires de 1934-39, recogida por los ángeles, ha regado durante los últimos 80 años las almas de los españoles, acercándolos a Dios, y como su invocación y petición de intercesión ante Cristo Rey de los mártires, marca hoy seguro camino a seguir.

 Tras la santa Misa los asistentes veneraron  la  preciosa  reliquia  del  Beato Anselmo, entonando el Credo en armonioso coro con nuestros hermanos mártires en el Cielo.

 Acabada la ceremonia el Presidente de Hispania Martyr Don Arcadio del Pozo hizo sintética exposición de la gloriosa defensa de Teruel, y como a su fin en enero de 1938, para aparentar connivencia de la Iglesia con el ejército sublevado, el Obispo Mons. Polanco fue hecho prisionero, contraviniendo lo pactado en el acta de rendición, que consideraba a los sacerdotes y religiosos como evacuados civiles bajo la protección de la Cruz Roja.

 

 Seguidamente el Vicepresidente D. José Javier Echave-Sustaeta, recordó como Anselmo Polanco a sus cinco años subió a la cima del monte más alto de su pueblo natal, Buenavista de Valdavia, pensando que desde allí le sería más fácil llegar al Cielo, su mayor deseo, pero Jesucristo, Rey de los mártires, le había predestinado para alcanzarlo al cabo de cincuenta años por el camino más directo e inmediato, el martirio, para cuyos elegidos no hay purgatorio.

 Expuso como el Beato Anselmo Polanco fue mártir porque quiso, pues durante su año de prisión en el Convento de las Siervas de María de Barcelona, ministros y personajes del gobierno le hicieron reiteradas propuestas de libertad bajo condiciones que rechazó por considerarlas indignas de un prelado católico.

 Recordó también como el Beato Felipe Ripoll se presentó voluntario a acompañar al obispo Anselmo cuando, al salir de los escombros del seminario de Teruel con los civi- les allí refugiados, los invasores requirieron algún sacerdote para ayudarle en su deficiente deambular. De no haberse ofrecido hubiera podido salvar su vida. Precedente del acto realizado por San Maximiliano Kolbe tres años después en Auschwitz.

 Se visitó después el cementerio de Pont de Molins donde estuvieron enterrados en fosa común los cuerpos de los mártires hasta su traslado a Teruel el 6 de marzo de 1939, rezándose un responso por sus compañeros de cautiverio.

 El Obispo Anselmo Polanco y su fiel Vicario General Felipe Ripoll fueron beatificados en Roma por San Juan Pablo II el 1 de octubre de 1994. Dos meses después, el 18 de diciembre, moría en Madrid su ejecutor Enrique Lister, a quien sin duda perdonaron, y por cuya alma ambos beatos habrían intercedido.

 Finalizó la jornada con comida de hermandad en restaurante vecino, en ambiente festivo del que dan muestra estos cuatro peregrinos con sus variados chambergos y chapelas, despidiénose para volver a reunirse con sus queridos martires el año que viene, Deo volente.

 

 

 

 

 

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