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Benedicto XVI y los mártires

Benedicto XVI elevó a los altares a medio millar de mártires de la persecución religiosa en España

 


Benedicto XVI canonizó a cinco santos españoles: Rafael Arnáiz, Francisco Coll, Cándida María de Jesús Cipitria, Bonifacia Rodríguez de Castro y María del Carmen Sallés, y beatificó a 530 religiosos, religiosas, sacerdotes y seglares, la mayoría mártires de la persecución religiosa en España.

    

 

Beatificación de 2005

El 29 de octubre de 2005 fueron beatificados en la Basílica de San Pedro de Roma los mártires José Tapies Sirvant y sus seis compañeros sacerdotes de la diócesis de Urgell, junto a la religiosa mallorquina María de los Ángeles Ginard Martí. Los seis compañeros mártires de José Tapies son: Rdo. Pascual Araguàs, párroco de Noals. Rdo. Silvestre Arnau, vicario parroquial de La Pobla de Segur. Rdo. Josep Boher, párroco de La Pobleta de Bellveí. Rdo. Francesc Castells, párroco de Tiurana. Rdo. Pere Martret, ecónomo de la Pobla de Segur, y Rdo. Josep-Joan Perot, párroco de Sant Joan de Vinyafrescal. Fueron encarcelados en La Pobla de Segur en Lérida y fusilados en la puerta del cementerio de Salàs de Pallars el 13 de agosto de 1936. Todos murieron perdonando a sus verdugos y gritando: « ¡Viva Cristo Rey! »

 

EN 2005 BENEDICTO XVI DISPUSO QUE LAS BEATIFICACIONES TENGAN LUGAR EN LA DIÓCESIS QUE HA PROMOVIDO SU CAUSA

COMUNICADO DE LA CONGREGACIÓN PARA LAS CAUSAS DE LOS SANTOS

Teniendo en cuenta las conclusiones del estudio de las razones teológicas y de las exigencias pastorales relativas a los ritos de beatificación y canonización, aprobadas por el Sumo Pontífice Benedicto XVI, esta Congregación para las causas de los santos da a conocer las siguientes nuevas.disposiciones:
1. Quedando a salvo que la canonización, que atribuye al beato el culto en toda la Iglesia, será presidida por el Sumo Pontífice, la beatificación, que sigue siendo acto pontificio, será celebrada por un representante del Santo Padre, que por lo general será el prefecto de la Congregación para las causas de los santos. 

2. El rito de beatificación se realizará en la diócesis que ha promovido la causa del nuevo beato o en otra localidad que se considere idónea.

3. A petición de los obispos y de los promotores de la causa, teniendo en cuenta el parecer de la Secretaría de Estado, el rito de beatificación podrá realizarse en Roma.

4. Ese rito se realizará durante la celebración eucarística, salvo que por razones litúrgicas particulares convenga realizarlo durante la celebración de la Palabra o de la liturgia de las Horas.

Ciudad del Vaticano, 29 de septiembre de 2005

Card. José SARAIVA MARTINS.

Prefecto Mons. Edward NOWAK. Secretario

LA MAGNA BEATIFICACIÓN EN ROMA DE 498 MÁRTIRES DE LA PERSECUCIÓN RELIGIOSA EN ESPAÑA

Dos años después, el domingo 28 de octubre de 2007, por su número y singularidad tenía lugar en Roma la magna beatificación de 498 mártires de diócesis españolas y congregaciones religiosas: 2 Obispos -Cuenca y Ciudad Real-, 24 sacerdotes diocesanos, 462 religiosos, 1 diácono, 1 subdiácono, 1 seminarista y 7 seglares, pertenecientes a 23 Causas.

Publicamos un extracto de la espléndida homilía de su Prefecto de la Congregación de las Causas de los Santos cardenal José Saraiva Martins que recoge justamente el pensamiento del Papa Benedicto y el de su antecesor San Juan Pablo II sobre el glorioso ejército de los mártires españoles.

DE LA HOMILÍA DEL CARDENAL JOSÉ SARAIVA Plaza de San Pedro 28 de octubre de 2007

Por encargo y delegación del Papa Benedicto XVI, he tenido la dicha de hacer público el documento mediante el cual el Santo Padre proclama beatos a 498 mártires que derramaron su sangre por la fe durante la persecución religiosa en España, en los años 1934, 1936 y 1937.


Tan elevado número de beatos manifestaron hasta el martirio su amor a Jesucristo, su fidelidad a la Iglesia católica y su intercesión ante Dios por todo el mundo. Antes de morir perdonaron a quienes les perseguían —es más, rezaron por ellos—, como consta en los procesos de beatificación instruidos en las archidiócesis de Barcelona, Burgos, Madrid, Mérida-Badajoz, Oviedo, Sevilla y Toledo; y en las diócesis de Albacete, Cartagena, Ciudad Real, Cuenca, Gerona, Jaén, Málaga y Santander.


El Catecismo de la Iglesia católica afirma: "El martirio es el supremo testimonio de la verdad de la fe" (n. 2473). Seguir a Jesús significa seguirlo también en el dolor y aceptar las persecuciones por amor del Evangelio (cf. Mt 24, 9-14; Mc 13, 9-13; Lc 21, 12-19): "Y seréis odiados de todos por causa de mi nombre" (Mc 13, 13; cf. Jn 15, 21).

 
Lema para la beatificación son unas palabras del Señor recogidas en el Evangelio de san Mateo: "Vosotros sois la luz del mundo" (Mt 5, 14). Como declara el concilio Vaticano II al comienzo de su constitución sobre la Iglesia, "Jesucristo es la luz de las gentes" (Lumen gentium, 1); esa luz se refleja a lo largo de los siglos en el rostro de la Iglesia y hoy resplandece en los mártires cuya memoria estamos celebrando.


Los mártires no consiguieron la gloria sólo para sí mismos. Su sangre, que empapó la tierra, fue riego que produjo fecundidad y abundancia de frutos. No podemos contentarnos con celebrar la memoria de los mártires, admirar su ejemplo y seguir adelante en nuestra vida con paso cansino.


¿Qué mensaje transmiten los mártires a cada uno de nosotros aquí presentes?


Vivimos en una época en la cual la verdadera identidad de los cristianos está constantemente amenazada y esto significa que ellos o son mártires, es decir adhieren a su fe bautismal en modo coherente, o tienen que adaptarse.


Ya que la vida cristiana es una confesión personal cotidiana de la fe en el Hijo de Dios hecho hombre, esta coherencia puede llegar en algunos casos hasta el derramamiento de la sangre.


Pero como la vida de un solo cristiano donada en defensa de la fe tiene el efecto de fortalecer la de toda la Iglesia, el hecho de proponer el ejemplo de los mártires significa recordar que la santidad no consiste solamente en la reafirmación de valores comunes para todos, sino en la adhesión personal a Cristo Salvador del cosmos y de la historia.


La confesión personal de la fe nos lleva a descubrir el fuerte vínculo entre la conciencia y el martirio. "El sentido profundo del testimonio de los mártires —según escribía el cardenal Ratzinger—, está en el hecho de que testimonian la capacidad de la verdad sobre el hombre, como límite de todo poder, y garantía de su semejanza con Dios.


Los mártires se comportaron como buenos cristianos y, llegado el momento, no dudaron en ofrendar su vida de una vez con el grito "¡Viva Cristo Rey!" en los labios.


El mensaje de los mártires es un mensaje de fe y de amor.


Unidos al Papa Benedicto XVI y a la Iglesia universal, que vive en los cinco continentes, invocando la intercesión de los mártires beatificados hoy y acudiendo confiadamente a Nuestra Señora, Reina de los mártires, para que, inflamados por un vivo deseo de santidad, sigamos su ejemplo.

 

Otros mártires beatificados por Benedicto XVI


El 23 de enero de 2010 era beatificado en la Basílica de Santa María de Mataró, el que fue su párroco, sacerdote diocesano Mn. José Samsó i Elias, martirizado el 1 de septiembre de 1936.

 

 

Otros mártires beatificados por Benedicto XVI El 23 de enero de 2010 era beatificado en la Basílica de Santa María de Mataró, el que fue su párroco, sacerdote diocesano Mn. José Samsó i Elias, martirizado el 1 de septiembre de 1936. Al año siguiente, el 17 de diciembre de 2011, el Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos Cardenal Ángelo Amato, beatificó en la Catedral de La Almudena de Madrid a 23 Mártires de Paracuellos en Madrid: Francisco Esteban Lacal y otros 21 miembros Oblatos de María Inmaculada y el seglar Cándido Castán San José, padre de familia.

En su homilía durante la beatificación el cardenal Amato afirmó que los veintitrés mártires “no eran delincuentes ni habían hecho nada malo, al contrario, su único deseo era hacer el bien y anunciar el Evangelio de Jesús pese a la crueldad de sus perseguidores. Y lo hicieron “sin armas, con la fuerza irresistible de la fe en Dios. Ellos han vencido el mal, es su preciosa herencia de fe”. Queremos recordar sus nombres porque la Iglesia les ama y les honra… son: Esteban Lacal, Vicente Blanco, José Vega, Juan Antonio Pérez Mayo, Publio Rodríguez, Juan Pedro Cotillo , Cecilio Vega, José Guerra, Gregorio Escobar, Justo Gil , Juan José Caballero, Manuel Gutiérrez, Francisco Polvorinos, Justo González, Daniel Gómez, Serviliano Riaño, Ángel Bocos, Marcelino Sánchez, Eleuterio Prado, Clemente Rodríguez, Pascual Aláez, Justo Fernández y Cándido Castán.

En su homilía durante la beatificación el cardenal Amato recordó: como durante la II República, especialmente en los primeros meses de la guerra.

“Descendió sobre España un furor antirreligioso que contaminó gravemente a la sociedad, hasta secar en el corazón los sentimientos de bondad y fraternidad, y ellos fueron víctimas inocentes de este fanatismo anticatólico que hirió a sangre fría a obispos, sacerdotes, consagrados y laicos…Más de siete mil son auténticos mártires, muertos como los primeros mártires de la Iglesia por odio a la fe”

Al final de la homilía nos invitaba a imitar “la fortaleza de los mártires, la solidez de su fe, la inmensidad de su amor y la grandeza de su esperanza. Que demos testimonio de fe y verdad ante el mundo y ellos sean maestros de vida para sus hermanos oblatos y puedan fortalecer su amor a Cristo, su Iglesia y los misioneros de la nueva evangelización en todo el mundo. Que la Inmaculada nos ayude a celebrar la Navidad con corazón puro y santo”. El Prefecto de la Congregación Mons, Amato concluyó: .

“Todos los religiosos fueron detenidos sin proceso, ni pruebas, ni posibilidad de defenderse... Por tanto, es bueno no olvidar esta tragedia y no olvidar tampoco la reacción de nuestros mártires a los gestos malvados de sus asesinos. Respondieron rezando, perdonándoles, y aceptando con fortaleza la muerte por amor a Jesús. Y es que los mártires nos enseñan que nuestro testimonio del Evangelio pasa no sólo por una vida virtuosa sino también, a veces, por el martirio”.

Como escribe Jorge López Teulón: “Cuando los Papas llegan al Cielo me los imagino rodeado por la corona de los santos y beatos que han subido a los altares durante su pontificado.

El grupo de los mártires españoles beatificados por Benedicto XVI no es pequeño... 530 compatriotas que le estarán esperándole a la puerta de los Cielos... puro cortejo junto a la Santísima Virgen, San José, San Juan Pablo II, San Benito... y tantos amigos que todos tenemos en el Cielo... Es un argumento piadoso pero es la Comunión de los Santos... Gracias, Santo Padre. Gracias por todo... ¡también por nuestros mártires!”



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