
Mártires españoles siglo XX por Javier Paredes
Durante la II República Española (1936-1939) la izquierda gobernante asesinó y martirizó a uno de cada siete sacerdotes y a uno de cada cinco religiosos
De los más de 10.000 mártires sacrificados en la persecución religiosa durante el siglo XX en España, han sido ya beatificados 2.130 (de entre ellos 11 canonizados), y son más de tres mil las causas martiriales actualmente en fase de estudio. Una riqueza inmensa y sobrecogedora, reconoce Mn. Jorge López Teulón.
Los ataques a la Iglesia no fueron consecuencia de la rebelión militar: comenzaron en mayo de 1931, cinco años antes, un mes después de proclamarse la II República.
Javier Paredes 23/02/25
El 17 de enero de 1918 un pelotón de fusilamiento, para cumplir la sentencia de muerte dictada contra Dios, disparó unas ráfagas de ametralladora contra el cielo de Moscú. Durante la Guerra Civil española, los milicianos del Frente Popular imitaron a los rusos en el Cerro de los Ángeles, fusilándole.
Durante la Guerra Civil española fueron asesinados 12 obispos, 1 administrador apostólico, 4.184 sacerdotes seculares y seminaristas, 2.365 religiosos y 297 monjas…
Los datos para mí más fiables proceden del gran especialista en Historia de la Iglesia en España Vicente Cárcel . Según ellos en 1931 había en España 34.176 sacerdotes diocesanos, 12.903 religiosos y 47.942 religiosas. En 1934 habían bajado a 7.401; por lo tanto, había 5.430 aspirantes menos al sacerdocio. Y con los novicios religiosos ocurre lo mismo, pues en 1930 eran 3.175 y en 1934 habían descendido a 2.823.
Cabe relacionar esta mengua con el sectarismo antirreligioso de los dirigentes de la Segunda República, que en número considerable pertenecían a la masonería. Recuérdese que, cuando todavía no hacía ni un mes que se había proclamado la Segunda República, el nuevo régimen hizo su presentación dejando hacer a los pirómanos de conventos e iglesias, sin que la fuerzas del orden intervinieran, no se le fuera a escapar a algún agente la cachiporra, porque “todos los conventos de Madrid no valen la vida de un republicano”, Azaña dixit.
El tópico de las enormes riquezas de la Iglesia
Fue empleado en todos los tiempos por la propaganda antirreligiosa, durante la Segunda República y la Guerra Civil para justificar los ataques contra el clero y el asesinato de esos miles de sacerdotes y religiosos, así como de un número incontable de laicos que fueron asesinados por el curioso delito de “oler a cera”.
¿Alianza de la Iglesia en España con los poderosos…?
De entrada, lo que hicieron los poderosos, instalados en el Gobierno, fue arrebatar a la Iglesia en España buena parte de su patrimonio, mediante las leyes de la desamortización, que fueron publicando durante toda la primera mitad del siglo XIX.
El 94% del clero no superaba las 2.000 pesetas al año. Y de ese otro 6% restante, la mayoría de sus integrantes no sobrepasaba las 4.000 pesetas al año. Baste decir que el sueldo más alto era el deán de las catedrales que oscilaba entre las 5.250 pesetas y las 5.750, con la excepción del deán de la catedral de Toledo que cobraba 6.750 pesetas
Por otra parte, basta con mostrar los honorarios de los sacerdotes para desmontar el tópico de un clero opulento.
El 24 de julio de 1930 se aprobó el estatuto del Cuerpo de porteros de los Ministerios. El decreto establecía seis categorías que, de menor a mayor sueldo, iban desde porteros quintos hasta llegar a porteros primeros, para acabar en porteros mayores. Al puesto más bajo del escalafón, a los porteros quintos, se les asignaba un sueldo anual de 2.000 pesetas, las mismas dos mil pesetas que entonces cobraba igualmente un cartero.
Pues bien, el 94% del clero no superaba la cantidad de 2.000 pesetas al año. Y de ese otro 6% restante, la mayoría de sus integrantes no sobrepasaba las 4.000 pesetas al año. Baste decir que el sueldo más alto era el deán de las catedrales que oscilaba entre las 5.250 pesetas y las 5.750, con la excepción del deán de la catedral de Toledo que cobraba 6.750 pesetas.
El Fray Lazo revista antirreligiosa difundía cada semana todos los tópicos contra la religión católica. El primer número apareció el 13 de agosto de 1931. Y durante todo un año, hasta el mes de septiembre del año siguiente, en su portada aparecían personajes famosos de la República dando su opinión sobre el sacramento de la confesión. No es difícil imaginar lo que dijeron.
Y teniendo en cuenta que como la gran mayoría de este clero era rural, los sacerdotes vivían como un aldeano más en las parroquias que regentaban, con las mismas condiciones materiales que el resto de los vecinos, por lo que como ha puesto de manifiesto Martín Ibarra en su magnífico libro Barbastro una diócesis mártir (1931-1939), muchos sacerdotes de esa zona de Aragón se aficionaron por fuerza a la pesca y a la caza para poder completar su dieta alimentaria.
La mayor persecución que ha sufrido la Iglesia católica en los más de dos mil de años de su existencia.
Poniendo en relación el total de sacerdotes con el número de mártires. Lo primero que dicen estas cifras es que los verdugos no se conformaron con diezmarlos, porque martirizaron a uno de cada siete sacerdotes y a uno de cada cinco religiosos. Lo he dicho muchas veces en mis artículos de Hispanidad, pero lo repito una vez más: por la cuantía de los mártires, esta es la mayor persecución que ha sufrido la Iglesia católica en los más de dos mil de años de su existencia.
Y a esta impresionante realidad religiosa e histórica la denominación oficial de los actuales obispos españoles se ha referido unas veces como “mártires de España”, otras como “mártires del siglo XX” y hasta de una tercera manera como “mártires de la década de los años treinta”. Y todavía quedan otras maneras más si se combina la primera forma con las otras dos: “mártires de España del siglo XX” y “mártires de España de la década de los a los treinta”. Y todo por no llamar a las cosas por su nombre, para no molestar a los herederos políticos de los verdugos, con la ilusa pretensión de establecer -como se dice coloquialmente- un buen rollito con el poder actual.
Cierto que son mártires españoles, pero es falso que sean mártires de España, porque no en toda España hubo persecución religiosa.
Dejemos a un lado en este artículo la Segunda República, período en el que ya hubo mártires a manos de los mismos verdugos de la Guerra Civil. Pues bien, esos 6.859 asesinatos de sacerdotes, religiosos y monjas se produjeron en la zona bajo el control de los socialistas, los comunistas y los anarquistas o zona del Frente Popular.
Porque, con perdón o sin él, lo cierto es que en la zona de Franco o zona nacional no solo no hubo persecución religiosa, sino que se defendió y se protegió a los sacerdotes, a los religiosos, a las monjas y, en suma, a la religión católica. Por esta razón los sacerdotes, los religiosos y las monjas, a los que les cogió el estallido de la Guerra en la zona republicana, se escondían o trataban de pasar a la zona de Franco para que no les mataran los rojos.
Por tanto, estos dos comportamientos, tan diferentes y tan opuestos, quedan ocultos cuando a los católicos asesinados por los socialistas, los comunistas y los anarquistas en la Guerra Civil se les denomina oficialmente "mártires de España”.
En la zona de Franco o zona nacional no sólo no hubo persecución religiosa, sino que se defendió y se protegió a los sacerdotes, a los religiosos, a las monjas y, en suma, a la religión católica. Por esta razón los sacerdotes, los religiosos y las monjas, a los que les cogió el estallido de la Guerra en la zona republicana, se escondían o trataban de pasar a la zona de Franco para que no les mataran los rojos.
Lo de mártires del siglo XX es todavía más chusco, porque ni los siglos han asesinado a nadie desde que el hombre puebla la tierra, ni hubo persecución religiosa en España durante todo el siglo XX.
La persecución religiosa en el siglo XX, contra las personas y contra las cosas sagradas, se produjo desde el año de 1930 al año de 1939, coincidiendo con los últimos meses del reinado de Alfonso XIII, la Segunda República y La Guerra Civil.
¿Mártires del siglo XX…? Los siglos no hacen mártires
Porque lo que se pretende ocultar con la denominación de mártires del siglo XX es otra vez lo mismo: que los verdugos fueron los socialistas, los comunistas y los anarquistas, alentados por los masones, y que Franco protegió a los católicos.
Desproporción entre el número (6.562) de sacerdotes y religiosos mártires y el de monjas (297).
Soy consciente de que no todos los religiosos eran sacerdotes, yo desconozco esa relación; pero quien lo desee, que reste los religiosos que quiera por no ser sacerdotes, y la diferencia entre el número de sacerdotes y el de monjas martirizados seguirá siendo enorme. Semejante diferencia no se puede explicar porque las monjas se pasasen en mayor número a la zona de Franco, ni porque se supieron esconder mejor ellas que ellos.
Lo cierto es que las monjas a las que el estallido de la Guerra Civil les sorprendió en zona republicana estuvieran perfectamente controladas por los rojos.
Las expulsaron de sus monasterios, los conventos fueron dedicados a usos militares y civiles, se calcula que unas mil monjas permanecieron presas en las cárceles o en las checas, a muchas los milicianos les convirtieron en sus criadas y al resto se les permitió vivir en casas particular. Por lo tanto, si hubieran querido podrían haber martirizado al mismo número de monjas que de mártires sacerdotes o religiosos, o incluso a más.
Tampoco sirve para explicar esta diferencia, como en algún sitio se ha dicho, el hecho de que las monjas se dedicasen a tareas asistenciales. No es válido este argumento, en primer lugar, porque una buena parte de las monjas de 1936 pertenecían a comunidades contemplativas, que encerradas en su clausura permanecían ajenas a cualquier labor asistencial; y a muchas de estas las respetaron la vida; por otra parte, resulta que la mayor aportación a las 297 monjas martirizadas, hasta un total de 30, corrió por cuenta de las Hijas de la Caridad cuyo carisma es eminentemente asistencial.
En segundo lugar, tampoco se puede admitir el argumento anterior, porque entre el número de los mártires varones hay sacerdotes y religiosos que llevaron a cabo iniciativas asistenciales muy importante. Este fue el caso del sacerdote Joaquín de la Madrid, que fundó en Toledo un colegio solo para niños huérfanos de padre y madre, como ha detallado Jorge López Teulón en su libro Mártires a la sombra del Alcázar de Toledo. O por poner otro ejemplo, los 15 Hermanos de San Juan de Dios del Sanatorio Marítimo de Calafell (Tarragona), que atendían a niños enfermos en el sanatorio, y que fueron martirizados en la playa de esa localidad catalana.
La Iglesia vive de la Eucaristía, llegó a afirmar San Juan Pablo II. Y como los sacramentos quienes los confeccionan son los sacerdotes, en el hipotético caso de que estos fueran totalmente eliminados la Iglesia de Cristo desaparecería.
Tal desproporción entre el número de sacerdotes y religiosos martirizados y el número de monjas que derramaron su sangre a manos de los socialistas, los comunistas y los anarquistas, alentados por los masones, solo se explica si se tiene en cuenta que la última finalidad de esta persecución no era otra que hacer desaparecer de España a la Iglesia católica, una religión sacramental.
La Iglesia vive de la Eucaristía, escribió San Juan Pablo II en una de sus encíclicas. Y como los sacramentos quienes los confeccionan son los sacerdotes, en el hipotético caso de que estos fueran totalmente eliminados la Iglesia de Cristo desaparecería. Y no fue otra cosa lo que intentaron los socialistas, los comunistas y los anarquistas, alentados por los masones durante la Segunda República y la Guerra Civil.
Javier Paredes
Catedrático emérito de Historia Contemporánea de la Universidad de Alcalá