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Mártires carmelitas del convento de la Diagonal de Barcelona


 

20 julio 1936

 

 Martires Carmelitas del Convento de la Diagonal en Barcelona

El joven Antonio Bosch Verdura sintió la llamada a la vocación carmelitana y entró como novicio en el “Desierto de las Palmas” de Castellón donde profesó con el nombre de Jorge de San José.

 Tras los estudios de filosofía y teología, fue ordenado sacerdote, y al poco tiempo Director del Colegio preparatorio de la Orden en Palafrugell, Gerona. Fue luego destinado al convento de Barcelona donde fue nombrado Prior.

 Del 6 al 25 de julio de 1936 se acababa de celebrar solemnemente en el Santuario la novena de la Virgen del Carmen, predicada por el próximo mártir, Fray Pedro Tomas de la Virgen del Pilar, venido para ello del Convento de Zaragoza, cuando la mañana del domingo 19 de julio despertó a los frailes con el sonar disparos cerca del Convento, en el cruce de Diagonal-Paseo de Gracia, conocido como “Cinco de Oros”.

 Los disparos se cruzaban entre las tropas sublevadas del Regimiento de Santiago nº 9, salidas al amanecer del cuartel de Lepanto, y las fuerzas de la Guardia Civil y Guardias de Asalto afectas al Gobierno, apoyadas por milicianos apostados en las azoteas de la avenida.

Ante lo desfavorable de la situación, y para poner a salvo a los  numerosos heridos, los jefes de la columna sublevada irrumpieron en el vecino convento carmelita, -el edificio del entorno de más sólidos muros y que mejor protección podía proporcionarles- distribuyendo puestos de vigilancia en las calles adyacentes

 

Convento Carmelitano sito en la esquina  Diagonal-Lauria donde se refugiaron los militares sublevados

Esta tensa situación se prolongó durante la tarde y noche del domingo 19 de julio, pero, a la vista del fracaso del alzamiento militar en el resto de la ciudad, concluyó con un acuerdo de rendición entre gubernamentales y sublevados, bajo condición de traslado de los heridos al Hospital Militar, evacuación de la tropa, que quedaba exenta de responsabilidad, y entrega de jefes y oficiales a la autoridad militar a cargo de la Guardia Civil.

 La Comunidad de Padres Carmelitas, forzosos hospederos de los militares, ajenos al acuerdo, sólo se ocupaban en curar a los heridos y elevar a Dios fervientes oraciones por el triunfo del Reino de Cristo en España.

 En la madrugada del día 20 de julio celebraron los frailes su última Santa Misa, y ante Jesús Sacramentado elevaron aquella plegaria, grito de un alma en supremo trance de peligro: “Bella premunt hostilia, da robur fer auxiliun”. ¡Hostia de salvación! ¡luchas encarnizadas me ponen en duro trance; dame fuerzas, envíame socorro para triunfar!”

 Cuando supieron que los militares habían pactado la capitulación, los trece miembros de la Comunidad bajaron deprisa a la iglesia, cuyas puertas eran ya golpeadas por las turbas impacientes, y el Prior Padre Jorge de San José, ante el altar del Sagrado Corazón de Jesús, les dio a consumir las Sagradas Formas que quedaban en el Sagrario.

 

 Altar del Corazón de Jesús donde el Beato Jorge de San José celebró su última Misa y le consagró su Comunidad

 Terminada esta impresionante comunión, que iba a ser la postrera para muchos d

e ellos, el Prior consagró a los religiosos que se encontraban en la Comunidad al  Corazón de Jesús, ordenándoles volver a sus celdas a despojarse de sus hábitos que habían llevado hasta aquel momento, vestir ropas de paisano, que no disimulaban en absoluto su tonsura carmelitana y su condición religiosa, y aconsejándoles que en cuanto pudieran, salieran a la calle de dos en dos y se dirigieran a los domicilios amigos que asignó a cada uno.

 Llegaba en aquel momento ante el convento el coronel Escobar con una columna de guardias civiles y de asalto, enviado por el Gobierno para cumplimentar el acuerdo de capitulación pactado y detener a los militares. Logró abrirse paso con dificultad, pues la noticia de su rendición sólo ante la guardia Civil, había contrariado a milicianos anarquistas y comunistas, que envalentonados, y ya sin temor, avanzaron hasta las puertas del convento, rodeándolo, dispuestos a tomarse la justicia por su mano.

 Tras forcejear con ellos, Escobar y sus oficiales a duras penas lograron atravesar la calle y penetrar en el recinto por la puerta de la calle Lauria. En su interior rubricaron un escrito de rendición con los jefes sublevados en los términos previstos, confiados éstos en la palabra de honor de un compañero del Ejército. Sus promesas y compromisos de honor, como temían los rendidos, fueron incumplidas por el coronel Escobar, quien no sólo no protegió la vida de los militares, sino que ni tan siquiera la de sus forzados hospederos, frailes carmelitas.

 Dintel actual de la puerta del Convento de la calle Lauria por la que salieron los Beatos al martirio

 Entre once y de la mañana fueron saliendo poco a poco los frailes mezclados con soldados y prisioneros que éstos habían hecho. La multitud vociferante estaba a la espera de su presa. Salió el Padre Jorge y logró introducirse en un taxi, pero en el momento en que el coche se ponía en marcha un miliciano gritó: “¡se nos escapa un fraile!”; disparó a los neumáticos, y el vehículo se detuvo. Otro miliciano abrió la puerta de atrás y le dio al Padre Jorge una fuerte patada en la nuca que le abrió la cabeza, muriendo instantáneamente.

 Un testigo declara en la Positio de beatificación: “Yo vi muerto al Padre Jorge, pocos minutos después, dentro de un taxi, con la puerta abierta. Su cabeza colgaba fuera, sobre el pecho abierto brillaba un crucifijo grande de los que llevan los carmelitas.”

Sería beatificado en Roma el 28 de octubre de 2007, dentro del grupo de 498 mártires españoles.

 

 Beatos carmelitas Lucas de San José y Juan José de Jesús Crucificado

El Beato Lucas de San José, O.C.D. (José Tristany Pujol) había sido Provincial y Prior del Convento Carmelita de la Diagonal en Barcelona y allí le sorprendió la revolución el 20 de julio. Tras rendirse los militares, salió vestido de paisano por la puerta de la calle Lauria. Intentó cruzar la Diagonal, pero reconocido como fraile, fue abatido de un disparo en la esquina con la calle Rosellón.

 El Beato Lucas de San José

Beato Juan José de Jesús Crucificado (Juan Páfila Montlleó)

 A los 16 años ingresó en el Seminario Menor de los Carmelitas Descalzos de Palafrugell, con la intención de prepararse para el sacerdocio; pero luego optó por ser Hermano, e hizo, como tal, los dos años de noviciado en Tarragona. Fue destinado a Barcelona, donde, el 6 de abril de 1930, hizo su profesión solemne y, desde entonces, desempeñó el oficio de portero. Iba a cumplir 25 años cuando el 20 de julio, al salir del Convento, invadido por las turbas fue asesinado.

Árbol regado con la sangre de los Beatos carmelitas Lucas de San José y Pedro Tomás de la Virgen del Pilar, éste malherido, que llevado al hospital, fue asesinado más tarde, arrojándole al mar desde el acantilado del “Pas de la mala Dona” de 100 metros de altura en Vallcarca, carretera de Sitges. Allí se reencontró con su Madre, estrella, reina e iris de los mares.

 Dios sólo permite el mal para mayor bien, y así, el profanado Convento Carmelita fue reconstruido en los años 40 con mayor esplendor que el antiguo. La destruida imagen de la Virgen del Carmen fue sustituida por otra nueva de no menor belleza, que hoy preside su Camarín, y a la que el autor de estas líneas, con su hermano Nicolás, fue consagrado por su santa madre en 1941. Honor et decor Carmeli, ora pro nobis

Antigua imagen de la Virgen del Carmen destruida en 1936

                                             

Nueva imagen de la Virgen del Carmen instalada en 1940

 Otros mártires asesinados el 20 de Julio de 1936, hoy hace 75 años, los mártires:

 Hermana de la Caridad del Sagrado Corazón, Beata Rita Dolores (Rita Josefa Pujalte Sánchez), que fue llevada al martirio a los 83 años de edad, casi ciega, desde el Colegio de Santa Susana de Madrid.

 Fue detenida con la Beata Hermana Francisca del Corazón de Jesús, que se ofreció a no separarse de la Hermana Rita Dolores, pasase lo que pasase, aunque tuviera que sufrir el martirio.

 Dijo: “Ya sé que me matarán, pero yo no la dejo”.

 Detenidas ambas, arrastradas violentamente, fueron fusiladas a las afueras de Canillejas, cerca de Madrid.

Mártires Redentoristas de Madrid

 Siervo de Dios Crescencio Ortiz Blanco Nació en Pamplona en 1881. Un día entró en la Basílica de San Ignacio de su ciudad, le gustó el hábito de los  religiosos redentoristas, su recogimiento y, sobre todo, el cuadro de la Virgen, y alos 12 años pidió ingresar en El Espino (Burgos), jovenado de los Misioneros Redentoristas en España. En junio de 1936, fue destinado a Madrid. Allí le sorprendió la persecución religiosa. Será uno de los primeros Redentoristas víctimas de la Revolución.

 En la tarde del día 20 de julio salió de casa con el P. Miquélez y el H. Gabriel en busca de refugio, atrapados en la calle, juntos dieron testimonio de su fe en la Casa de Campo de Madrid.

Siervo de Dios Ángel Martínez Miquélez

 Ángel M. Miquélez nacido el 2 de marzo de 1907 en Funes (Navarra). Tuvo lugar en su pueblo una Misión, predicada por los Redentoristas. Misionero fue el Siervo de Dios P. Donato Jiménez (martirizado también en Madrid en 1936), y el joven Ángel se encaminó con él hacia El Espino (Burgos), Seminario de los Redentoristas de España, donde en 1925 hizo su profesión religiosa. En junio de 1936 lo trasladaron a la Comunidad de la Pontificia de San Miguel en Madrid, donde le sorprenderá la Revolución. Iniciados los tumultos no salió del convento hasta el 20 de julio, con el P. Crescencio Ortiz y el H. Gabriel. Sorprendidos en la calle por un grupo de milicianos, no se supo más de él.

 Siervo de Dios Gabriel Sáiz Gutiérrez, Redentorista

El S.de D. conocido en la Congregación como H. Gabriel nació el 23 de julio de 1896 en Melgosa (Burgos). Muy niño sintió inclinación al estado religioso, se encomendó a la Virgen del Perpetuo Socorro y, consiguió entrar en los Redentoristas, terminando su Profesión Perpetua en 1924. Cuando estalló la Revolución no salió del convento hasta el 20 de julio, en que fue sorprendido en la calle por un grupo de milicianos, junto con los Padres Ortiz y Miquélez, corriendo la misma suerte. Nada se ha podido saber de él. Tenía cuarenta años cuando Dios le coronó con el martirio.

Asimismo fueron asesinados este 20 de julio de 1936, entre otros mártires, el Beato Antonio Fernández Camacho sacerdote salesiano de Sevilla , y los Beatos Dominicos de Madrid, Beato Jacinto Garcia Riesco, OP, y el Beato Luis Furones Furones, OP, y los Siervo de Dios Ángel Martínez Miquélez, Redentorista; el Siervo de Dios Crescencio Ortiz Blanco, el Siervo de Dios Gabriel Sáiz Gutiérrez, y Martín Pozo Díaz.

 

 



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