Publicado en Archivo año 2011.
En la homilía Mons. Reig, tras saludar con gran afecto a todos los presentes, recordó cómo los beatos de Paracuellos fueron requeridos por la Divina Providencia para dar testimonio, hasta el martirio, como testigos de la Fe. Amaron y perdonaron a quienes les tenían por enemigos con la certeza de la vida eterna. Sabían que su muerte no sería en balde; a ellos, Dios los llevó a su presencia, pero su sangre también se constituyó en semilla de nuevos cristianos y oración por la Iglesia, oración por sus verdugos, oración por el perdón y la reconciliación, oración por la paz, oración por España.
“Queridos...
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